BACH-VIVALDI es un evento cultural presentado por la Orquesta Sinfónica de Xalapa en el concierto del 6 de noviembre de 2020. Contiene las piezas sinfónicas hechas por el famoso compositor de música Antonio Vivaldi. El programa de música fue dirigido por Martin Lebel.
El compositor y violinista Antonio Vivaldi (1678-1741) nació en Venecia, hijo de un violinista profesional de Brescia. Fue el compositor italiano más original e influyente de su generación. Sus contribuciones al estilo musical, a la técnica violinística y a la orquestación fueron notables. Su producción musical fue muy abundante, cerca de 900 obras, entre ellas unos quinientos conciertos. Aunque en su tiempo fue muy reconocido, especialmente como violinista virtuoso, sus composiciones cayeron en un largo olvido después de su muerte. Fue hasta mediados del siglo XX cuando algunos aficionados y entusiastas del periodo barroco se dieron a la tarea de redescubrir su obra. Vivaldi fue uno de los pioneros de la llamada música programática, un intento sonoro por ilustrar y representar argumentos, personajes, lugares, climas… es decir, situaciones ajenas a la música. En sus conciertos instrumentales, Vivaldi perfeccionó la forma de lo que se convertiría en el concierto instrumental barroco. En primer lugar, estandarizó el uso de tres movimientos en el patrón rápido-lento-rápido. En segundo lugar, desarrolló la forma ritornello (pequeño retorno), donde el conjunto completo de instrumentos, conocido como tutti, se alterna con el instrumento (o grupo de instrumentos) solista para presentar, repetir y desarrollar los principales temas musicales. Estas yuxtaposiciones de los tutti con los pasajes solistas abrieron nuevas posibilidades para la exhibición virtuosa de los ejecutantes. Es probable que Vivaldi lograra estos aportes gracias a su notable técnica violinística y pensando en sus virtuosas alumnas del Ospedale della Pietà, importante convento, orfanato y escuela de música veneciana, que Vivaldi dirigió durante treinta y siete años. Un ejemplo claro del uso del ritornello y el tutti lo encontramos en el Concierto para piccolo en Do mayor, RV 443 (ca. 1730), donde aplica esta técnica en el primer y tercer movimientos (rápidos), en tanto el movimiento intermedio es un aria lenta basada en la cadencia de la siciliana, una danza folklórica italiana que se había convertido en la favorita de los compositores barrocos.
La influencia de Vivaldi en sus contemporáneos alcanzó a Johann Sebastian Bach (1685-1750), ávido aprendiz en sus años formativos, quien –a decir de Pablo Casals– «copiaba de su puño y letra obras de músicos italianos y franceses, no rechazaba las enseñanzas ni las influencias, se convertía, pudiéramos decir, en el alumno paciente y aplicado de todos los grandes maestros. Su genio, demasiado poderoso para contentarse con ciertas formas y con determinadas tradiciones, se sentía atraído por el gran arte, cualquiera que fuese su procedencia». En esto coincide el crítico musical Jan Swafford, cuando nos recuerda que «Bach estudió cuidadosamente a Vivaldi, y sospecho que aprendió muchísimo de él: intención, franqueza y energía rítmica». Bach llegó a tener una notable biblioteca cuyo contenido no sólo era musical. Entre sus libros sobresalía un conjunto al que Bach llamaba apparatus, una especie de repositorio personal de partituras. En su libro Johann Sebastian Bach. Los días, las ideas y los libros, Ramón Andrés nos relata que «una buena parte de lo que Johann Sebastian Bach llamaba el apparatus consistía en partituras no solamente propias sino pertenecientes a otros compositores. Muchas de ellas habían salido de la mano de copistas, otras de su propio puño, aunque también las había en edición impresa». Entre este repositorio musical bachiano probablemente había algunas obras de Vivaldi. Ramón Andrés aclara que «aunque se afirma que el encuentro de Bach con la obra de Vivaldi tuvo lugar en Weimar entre 1713 y 1714, para entonces ya estaba familiarizado con el método de composición del norte de Italia e incluso no hay que descartar que conociera algunas obras de Vivaldi, que iban de mano en mano sin haber pasado por la imprenta». Johann Sebastian Bach (1685-1750) fue el más destacado –máximo genio musical del barroco tardío– de una numerosa familia de músicos que vivieron, y trabajaron, en Alemania central desde principios del siglo XVI hasta el siglo XVIII. Más de setenta miembros de esta familia se desempeñaron como músicos profesionales, conformando así el conjunto más sobresaliente de talento musical que se haya registrado nunca en una sola familia. Johann Sebastian tuvo veinte hijos, de los cuales cinco se consagraron a la música. La primera educación musical de sus hijos estuvo completamente a su cargo, siguiendo así una antigua tradición familiar.
Johann Christoph Friedrich Bach (1732-1795) fue el tercer hijo sobreviviente del segundo matrimonio de Johann Sebastian, con la soprano alemana Anna Magdalena Wilcke. Johann Christoph Friedrich llegó a ser conocido como el “Bach Bückeburg”. Después de recibir la educación musical temprana por parte de su padre, estudió leyes a partir de 1749 en la Universidad de Leipzig. En 1750 fue nombrado músico de cámara (después Konzertmeister) de la corte del conde Guillermo de Schaumburg-Lippe en Bückeburg, donde permaneció por el resto de su vida profesional. En esa corte, un afable entorno cultural donde la música italiana era cuidadosamente cultivada, Friedrich compuso obras de cámara, sonatas para teclado, conciertos y sinfonías, en los cuales es evidente un movimiento gradual hacia el estilo clásico. La Sinfonía en Re menor, HW I/3 (ca. 1768) es la tercera, de las veinte sinfonías que compuso Johann Christoph Friedrich. Actualmente doce de ellas están perdidas. Las primeras diez (HW I/1-10) las escribió al principio de su carrera como compositor (1765-1772), las diez siguientes hacia el final de su vida (1792-1794).
Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788) fue el segundo hijo sobreviviente del matrimonio de Johann Sebastian Bach con su primera esposa, Maria Barbara. Fue el compositor más importante de la Alemania protestante durante la segunda mitad del siglo XVIII, muy admirado y reconocido, especialmente como profesor y compositor para instrumentos de teclado. Después de estudiar composición y teclado en el Thomasschule de Leipzig con su padre, estudió leyes en la Universidad de Frankfurt an der Oder. En 1740 se convirtió en el clavecinista de la corte de Federico el Grande en Potsdam, con la tarea principal de acompañarlo en sus ejecuciones en la flauta, trabajo que le resultaba cada vez más insatisfactorio por el servilismo que debía mostrar. Federico tenía gustos musicales ultraconservadores y la creencia de que el acompañante debía estar preparado para tolerar obedientemente todos sus errores e imprecisiones. En esa época publicó un célebre libro de texto –todavía relevante respecto a la interpretación musical del siglo XVIII– Versüch über die wahre Art das Clavier zu spielen (1753), “Ensayos sobre el arte verdadero de tocar instrumentos de teclado”. También de esta época data su Sinfonía en Mi menor, Wq. 177 (1756), compuesta en 1756 y publicada tres años después. El movimiento lento (Andante moderato) cuenta con una versión para teclado, incluido en su Sonata en Sol menor, Wq. 62/18 (1762). Para algunos historiadores, esta sinfonía era la favorita del compositor. En cuanto al estilo interpretativo de C.P.E. Bach, podemos decir que fue el principal exponente del empfindsamer stil (estilo sensible) o empfindsamkeit, un movimiento estético que floreció en el norte de Alemania a mediados del siglo XVIII. En este estilo se evidenciaban los contrastes emocionales mediante cambios repentinos; simplificando de alguna manera la complejidad barroca en pos de la profundización en las emociones, anticipando así rasgos representativos del estilo clásico. Carl Philipp Emanuel subrayaba en su libro que la meta más elevada de la música era conmover los corazones y los sentimientos. Para lograr esto profundizó en el estudio del clavicordio, su instrumento favorito, ya que en aquella época era el único instrumento que le permitía hacer cambios rápidos de humor a través de cambios súbitos de tonalidad, rumbos extraños en la dirección de la melodía y matices de dinámica dentro de un rango muy limitado. Estilísticamente, las primeras sinfonías de Carl Philipp Emanuel siguen el ejemplo del compositor alemán Johann Gottlieb Graun (1703-1771), quien a su vez estaba bajo la influencia de la Escuela de Dresde, con una fuerte orientación italiana. Sin embargo, Carl Philipp pronto siguió su propio camino estético. Todas sus sinfonías muestran un diseño en tres movimientos (rápido-lento-rápido). Generalmente, sus primeros movimientos son los más ambiciosos de los tres; todos muestran elementos de la forma ritornello; sus finales siempre evocan algún tipo de danza.
Axel Juárez
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