BARBER – DVORAK es un evento cultural presentado por la Orquesta Sinfónica de Xalapa en el concierto del 4 de diciembre de 2020. Contiene las piezas sinfónicas hechas por el famoso compositor de música Samuel Barber y Antonin Dvo?ák. El programa de música fue dirigido por Rodrigo Sierra Moncayo.
Samuel Barber (1910-1981) es uno de los compositores estadunidenses más respetados e interpretados, en Europa y Norteamérica, desde mediados del siglo XX. A lo largo de su carrera persiguió un estilo tonal, cargado de lirismo, de marcada inspiración vocal, intenso, expresivo en las emociones. Nació en West Chester, Pensilvania, en el seno de una familia acomodada residente en Estados Unidos desde la Guerra de Independencia (1775-83). Varios de sus familiares poseían un gran talento musical. Barber se interesó por la música a temprana edad y comenzó a componer a los siete años. A los catorce, comenzó a estudiar en el Instituto Curtis, donde se destacó en composición, voz y piano. El estilo musical de Barber es diverso y versátil. Buena parte de su obra está inspirada en algunas referencias literarias, pero principalmente en sus propias experiencias; desde 1966 dividía su tiempo entre Santa Cristina (Italia) y Nueva York, luchando contra la depresión, el alcoholismo y profundos bloqueos creativos que afectaban su productividad. No obstante, su obra está poblada de canciones, óperas, obras orquestales y pianísticas, muchas de las cuales tienen estilos muy contrastantes. Casi todas sus obras publicadas ingresaron al canon del repertorio musical poco después de que las compusiera, y en la actualidad muchas de ellas continúan presentándose con éxito. Mutaciones de Bach (1967) se trata de una breve secuencia de transformaciones musicales sobre el himno luterano Christe, du Lamm Gottes (Cristo, cordero de Dios) de 1528 –muchas veces llamado el Agnus Dei alemán–, pieza muy utilizada para variaciones y exploraciones sonoras por compositores como J.S. Bach, Pachelbel y Mendelssohn. La pieza de Barber comienza tal y como fue armonizada en 1604 por Joachim Decker, posteriormente pasa a la armonización que hizo J.S. Bach en el coral de su cantata Du wahrer Gott und Davids Sohn (Tú, verdadero Dios e hijo de David), BWV 23; seguida del breve preludio coral XXI del Pequeño libro para órgano (Orgelbüchlein, BWV 599?644) de J.S. Bach; citando de paso, del mismo Bach, el recitativo Ach! gehe nicht vorüber (Ah, no pases de largo) también de la cantata BWV 23; para concluir con una repetición de la versión antigua del coral. Esta obra, la única que Barber escribió para ensamble de metales, fue estrenada el 7 de octubre de 1968 en Nueva York, por la American Symphony Orchestra bajo la dirección de Leopold Stokowski. No hay información de que la pieza haya sido encargada a Barber, lo que implica que decidió emprender este proyecto como un ejercicio creativo –juntando fragmentos de Decker y de Bach– para sus propios intereses musicales, capturando así, en una breve composición, un ejemplo de potencial musical y de relevancia histórica.
El compositor checo Antonin Dvo?ák (1841-1904) fue hijo de un citarista aficionado. Desde niño convivió con zíngaros, rutenos y moravos; los sonidos de estas culturas le inspiraban. No es de extrañarse que cuando conoció las canciones negras e indias norteamericanas les rindiera un tributo, ya que entendía a estas culturas como los gitanos del nuevo mundo. En 1875, a sus 34 años ganó una beca del gobierno austriaco; Brahms había sido uno de los jueces. Así como Clara y Robert Schumann habían apoyado a Brahms –dando a conocer su talento, sus obras y presentándoles a su propio editor musical– de igual manera éste apoyó y acogió a Dvo?ák, quien a su vez admiraba la obra de Brahms, al grado de absorber su estilo sinfónico, adaptándolo a su personalidad y nacionalidad, creando así uno de los nacionalismos musicales icónicos del siglo XIX. Aunque es más conocido por su repertorio sinfónico, Dvo?ák exploró también la ópera, el oratorio, la cantata y la música de cámara. Desde temprana edad, Dvo?ák cantaba, tocaba el violín, la viola, el piano y el órgano. La fascinación por antiguas tradiciones musicales, de raigambre popular, le granjeó a su obra cierto desdén y desinterés durante buena parte del siglo XX, justo por parecer demasiado popular, agradable. No obstante, Dvo?ák no sólo utilizaba directamente las melodías populares que le interesaban, además, las acoplaba magistralmente dentro de cualquier género que probaba, desde el folclor eslavo que evocan sus Danzas Eslavas –en imitación a las Danzas Húngaras de Brahms– al cancionero nativo americano y afroamericano cifrado en su novena sinfonía, Del Nuevo Mundo, cuyo movimiento lento está inspirado en un spiritual negro. En su obra, constantemente brotan melodías populares, entre hábiles orquestaciones y formas clásicas de la sinfonía, que abrevan del modelo beethoveniano. El origen de la Serenata en Re menor, Op. 44, B. 77 (1878) se remonta a principios de 1878, durante un viaje a Viena. Dvo?ák asistió a un concierto de la Filarmónica de Viena donde se interpretó la Serenata en Si bemol mayor para instrumentos de viento, de Mozart. Quedó tan fascinado con la obra que, a su regreso a Praga, inmediatamente comenzó una obra del mismo género, completándola en catorce días. Siguiendo el ejemplo de Mozart, Dvo?ák utilizó una instrumentación similar, agregando un violonchelo y un contrabajo para realzar la parte del bajo en el ensamble. Los cuatro movimientos de la obra están afincados en tradicionales marchas, danzas folklóricas como la sousedska –una lenta danza folklórica checa, en compás de 3/4–, el nocturno y la polka. Dvo?ák dedicó la obra al crítico de música berlinés Louis Ehlert en agradecimiento a la crítica positiva y promoción que hizo de sus Danzas Eslavas, lo que ayudó considerablemente a difundir la música de Dvo?ák en Alemania. En cuanto la Serenata se imprimió, Johannes Brahms se familiarizó con ella y la elogió como la mejor obra de Dvo?ák hasta ese entonces.
Axel Juárez
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