Arnold / Mendelssohn 21/05/2021
Malcolm Arnold (1921-2006) fue un prolífico compositor y trompetista británico, autor de más de cien bandas sonoras de películas. Heredó de su madre y de su hermana mayor una gran pasión por la música. Por el lado materno, desciende de un linaje de melómanos que se remonta al siglo XVIII con su tatarabuelo William Hawes (1785-1846), notable ejecutante y compositor inglés, encargado del Coro Infantil de la Capilla Real y director musical del Teatro Lyceum. Annie Arnold, bisnieta de Hawes y madre de Malcolm, desempeñó un papel fundamental en la temprana educación musical de su hijo. Los primeros recuerdos musicales de Arnold se encuentran en el jazz, gracias a una banda formada por amigos de su hermano Aubrey, The Quinquaginta Ramblers. Este exitoso grupo de la segunda mitad de los años veinte marcó con su mezcla de blues y hot jazz el gusto musical de Arnold, que pronto comenzó a transcribir de oído los solos de algunos discos de jazz. Poco después, a los doce años, Arnold experimentó una epifanía musical al escuchar en vivo a Louis Armstrong. Desde aquél concierto de Satchmo en el Hotel Royal Bath de la ciudad de Bournemouth, el jazz y sus elementos rítmico-sonoros habitaron la imaginación musical de Arnold. A raíz de esa experiencia, inició sus estudios de trompeta en 1934 con Sidney Kite –trompetista de la Orquesta del Teatro de Northhampton– y posteriormente con Ernest Hall, uno de los más afamados solistas de la época, miembro de la Orquesta Sinfónica de la BBC. Naturalmente, el jazz aparece con frecuencia en sus composiciones, como en su Concierto para guitarra y orquesta de cámara, Op. 67, cuyo movimiento Lento está dedicado al mítico guitarrista de jazz manouche Django Reinhardt; o bien, la Fanfarria para Louis, escrita en 1970 para dos trompetas y dedicada «al cumpleaños 70 de Louis Armstrong, con admiración y gratitud».
El Quinteto para metales No. 1, Op. 73 (1960) fue compuesto por encargo y dedicado al Quinteto de Metales de Nueva York; en poco tiempo se convirtió en el más famoso de su dos quintetos para metales y en una obra central del repertorio de Arnold. Exige un virtuoso desempeño de los intérpretes, un desafío donde sobresale el estilo enérgico del compositor. El Quinteto se estrenó el 14 de noviembre de 1961 en el Ayuntamiento de Nueva York. La interpretación del tubista Harvey Phillips el día del estreno fue toda una revelación respecto a las capacidades de una tuba en un entorno de cámara. En algunos momentos de la obra destacan figuras melódicas tejidas entre las dos trompetas, que parecen evocar los “duelos” instrumentales tan presentes en el jazz. El estilo directo de la obra, sus melodías pegadizas y el éxito entre el público le aseguraron un rápido reconocimientointernaci
Felix Mendelssohn (1809-1847) nació bajo el cobijo de una rica familia judía-alemana. Se destacó como niño prodigio en el piano, violín, dirección, composición, pintura, esgrima y equitación. Durante su infancia estuvo sometido a una férrea disciplina diaria, que le obligaba a iniciar a las cinco de la mañana sus estudios en dias entre semana. Pronto se erigió como uno de los prodigios musicales más dotados y versátiles, y logró posicionarse en la vanguardia de la música alemana durante las décadas de 1830 y 1840, no sólo como compositor, sino también como director, pianista y organista. Antes de los veinte años ya había desarrollado su estilo musical, basado en una excelente variedad de influencias: el complejo contrapunto cromático de Bach, la claridad formal y gracia de Mozart y el poder dramático de Beethoven. La importancia de su música, en términos históricos, marca una tensión fundamental entre el clasicismo y el romanticismo en la generación de compositores posteriores a Beethoven (1770-1827).
La música de cámara de Mendelssohn está considerada dentro de lo más granado de su producción. Su interés por el género abreva de la fascinación por la música de Bach y Beethoven. Sus primeras composiciones de cámara se remontan a 1820, cuando sólo tenía once años. A los dieciséis, escribió su Octeto para cuerdas, Op. 20 (1825) con el que suele marcarse –a la par del tercer Cuarteto para piano y cuerdas– su primera madurez en la música de cámara. Aunque las críticas en los meses posteriores a su primera versión fueron positivas, Mendelssohn aplazó su publicación hasta 1832. Se había embarcado en una serie de revisiones extremas de la obra, a tal grado que la versión final difería considerablemente de la escrita seis años antes. En esa postura frente a la obra encontramos uno de los síntomas que aquejaron al compositor durante toda su vida, la obsesión por el perfeccionismo. Cuando por fin se publicó, Mendelssohn agregó una nota insistiendo en que «fuera tocada por todos los instrumentos al estilo de una sinfonía». Con este Octeto, Mendelssohn se apartó de lo que habitualmente se hacía con esta alineación: música policoral con un doble cuarteto de cuerdas. En lugar de ello, compuso una original obra a ocho voces que explora todas las jugosas posibilidades de esta formación.
Axel Juárez