Haendel / Emmanuel Bach / Boccherini 28/05/2021
El origen del término concerto se remonta a finales del siglo XVI. Se utilizaba como sinónimo de colaboración entre ensambles vocales o alineaciones mixtas de voces e instrumentos. Fue en la Italia de la segunda mitad del siglo XVII donde surgieron dos modelos de esta práctica instrumental. El primero, en el norte, donde una orquesta sencilla de cuerdas se completaba con un solista de entre sus filas, normalmente el violín principal; y el modelo romano (centro de Italia) donde se estableció un núcleo orquestal formado por un ensamble (concertino) de dos violines, violoncello y bajo continuo que solía reforzarse por un grupo de cuerdas más grande (ripieno). De la exploración de texturas y posibilidades sonoras entre el concertino y el ripieno nació el concerto grosso. Con la publicación póstuma, en 1714, de los 12 Concerti Grossi, Op. 6,de Arcangelo Corelli (1653-1713) el concerto grosso se erigió como un estilo compositivo de gran popularidad. Entre los compositores barrocos más representativos que cultivaron el estilo, siguiendo el camino de Corelli, encontramos a Antonio Vivaldi (1678-1741), Johann Sebastian Bach (1685-1750) y Georg Friedrich Händel.
Georg Friedrich Händel (1685-1759) nació en Halle, al noreste de Alemania. Recibió sus primeras lecciones de música por parte de un organista de su ciudad. Siendo aún adolescente se trasladó a Hamburgo para trabajar como compositor, y algún tiempo después viajó a Italia, donde desarrolló su talento en el arte dramático con las óperas cómicas Rodrigo (1707), Agripina (1709) y su famoso arreglo del salmo Dixit Dominus (1707). Cuando Händel llegó a Londres en 1711 ya tenía un estilo distintivo arraigado en la educación recibida en el norte de Alemania, e influenciado por sus estancias en Italia. Allí había conocido a Arcangelo Corelli y a Domenico Scarlatti (1685-1757). También estaba familiarizado con la obra de Jean-Baptiste Lully (1632-1687), que dominaba la música francesa, y con Henry Purcell (1659-1695), que hacía lo propio en Inglaterra. El dominio de la tradición barroca que Händel poseía lo podemos hallar en el Concerto Grosso en Re menor, Op. 6No. 10 (1739). Pertenece a un conjunto de doce concerti grossi en clara alusión a los doce que Corelli había compuesto un cuarto de siglo antes. Escritos en un arrebato creativo entre septiembre y octubre de 1739, Händel utilizó el mismo número de conciertos, el mismo número de opus y la misma orquestación de Corelli: un concertino de dos violines y violoncello con un ripieno de cuerdas y bajo continuo.
Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788) fue el segundo hijo sobreviviente del matrimonio de Johann Sebastian Bach con su primera esposa, Maria Barbara. Llegó a ser el compositor más importante de la Alemania protestante durante la segunda mitad del siglo XVIII, muy admirado y reconocido, especialmente como profesor y compositor para instrumentos de teclado. Después de estudiar composición y teclado en el Thomasschulede Leipzig con su padre, estudió leyes en la Universidad de Frankfurt an der Oder. En 1740 se convirtió en el clavecinista de la corte de Federico el Grande en Potsdam, con la tarea principal de acompañarlo en sus ejecuciones en la flauta, trabajo que le resultaba cada vez más insatisfactorio por el servilismo que debía mostrar. Federico tenía gustos musicales ultraconservadores y la creencia de que el acompañante debía estar preparado para tolerar obedientemente todos sus errores e imprecisiones. En esa época, Carl Philipp escribió un célebre libro de texto –todavía relevante respecto a la interpretación musical del siglo XVIII– Versüch über die wahre Art das Clavier zu spielen (1753), “Ensayos sobre el arte verdadero de tocar instrumentos de teclado”. En cuanto al estilo interpretativo de C.P.E. Bach, podemos decir que fue el principal exponente del empfindsamer stil (estilo sensible) o empfindsamkeit, un movimiento estético que floreció en el norte de Alemania a mediados del siglo XVIII. En este estilo se evidenciaban los contrastes emocionales mediante cambios repentinos; simplificando de alguna manera la complejidad barroca en pos de la profundización en las emociones, anticipando así rasgos representativos del estilo clásico. Carl Philipp Emanuel subrayaba en su libro que la meta más elevada de la música era conmover los corazones y los sentimientos. Para lograr esto,profundizó en el estudio del clavicordio, su instrumento favorito, ya que en aquella época era el único instrumento que le permitía hacer cambios rápidos de carácter a través de cambios súbitos de tonalidad, rumbos extraños en la dirección de la melodía y matices de dinámica dentro de un rango muy limitado. Puesto que Carl Philipp estaba al servicio de Federico El Grande, flautista aficionado, era de esperarse que este le encargara algunas composiciones para el instrumento. Durante la década de 1740, C.P.E. Bach escribió numerosas sonatas, tríos y conciertos, entre los que destacan seis dedicados a la flauta. Abunda la selección de las tonalidades menores, especialmente en los conciertos escritos entre 1747 y 1748. A este periodo pertenece su Concierto para flauta en Re menor, Wq. 22 / H. 426 (1747), probablemente concebido para un intérprete deseoso de efectos parecidos a los apasionados conciertos para teclado escritos pocos años antes por el compositor. Esto explicaría el énfasis dramático y una mayor avidez expresiva que en los conciertos anteriores para flauta, además de la posterior revisión del manuscrito para una versión dedicada al teclado.
Luigi Boccherini (1743-1805) fue un prolífico compositor y violoncellista italiano, reconocido por sus aportes a la música de cámara –sus composiciones para cuartetos, quintetos y otras formaciones de cuerda superan las trescientas–. El consistente y refinado estilo que desarrolló abreva del estudio de la música de cámara de Joseph Haydn (1732-1809). Boccherini nació en la ciudad de Lucca, en Italia central, estudió y trabajó en Roma y Viena hasta los veinte años. En 1770 viajó a España,, donde fue contratado como compositor oficial y violoncellista de la Capilla Real de Luis Antonio de Borbón y Farnesio, hermano menor del rey Carlos III, en Madrid. Al año siguiente, escribió su Sinfonía No. 6 en Re menor “La Casa del Diablo”, Op. 12 No. 4 / G506 (1771), dedicada a su patrón y considerada una de las más populares de su producción sinfónica. En esta obra se combinan los elementos y peculiaridades que conformarían su estilo, como sus introducciones dramáticas, teatrales, repetidas antes de cada movimiento rápido. Boccherini conocía y admiraba al compositor alemán Christoph Willibald Gluck (1714-1786), quien en 1761 había estrenado en Viena el ballet Don Juan, basado en el célebre personaje español –creado por Tirso de Molina en 1630 para su obra teatral El burlador de Sevilla y convidado de piedra–. Boccherini, desde Madrid, rindió homenaje al Don Juan de Gluck no solo utilizando algunas de sus melodías, ideas y recursos sino agregando al final de la partitura –en la edición parisina de 1776– la frase «Chaconne qui représente l’Enfer et qui a été faite à imitation de celle de Mr. Gluch dans le Festin de Pierre» (Chacona que representa el Infierno y que está hecha a imitación de la del Sr. Gluck en el Convidado de Piedra).
Axel Juárez