Fanny Mendelssohn 27/10/2021

Axel Juárez | Xalapa
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Si las leoninas prácticas patriarcales no hubiesen afectado a las compositoras del siglo XIX, sin duda tendríamos en la actualidad numerosos ejemplos de excelente música del Romanticismo compuesta por mujeres. Las desigualdades de género en el ámbito musical afectaban incluso a las clases más altas, como en el caso de Fanny Mendelssohn Hensel (1805-1847), nacida en Hamburgo, Alemania. Fue la mayor de los cuatro hijos de una ilustrada y culta familia judía. Compartió, junto con su hermano Felix, la mejor educación musical que el dinero podía comprar en aquella época. Tanto Fanny como Felix, tomaron clases de composición y teoría musical con Carl Friedrich Zelter. Fanny se sometió a un diario y duro entrenamiento pianístico. Tuvo una fértil vida musical pero mayormente en el ámbito privado, siempre ligado a la vida familiar de los Mendelssohn. Muchas de sus obras las componía para ocasiones especiales y dedicadas a personas específicas, a sus hermanos y padres principalmente. Cuando su talento musical ya era innegable, reprochó a su padre la disparidad entre las oportunidades profesionales brindadas a Felix y a ella. Abraham, el padre de ambos, le respondió en una carta que bien hacía ella en admirar a Felix y que no entrar a la esfera pública era lo correcto. «Es posible que la música se convierta en su profesión, mientras que para ti puede y debe ser únicamente un adorno, no el fundamento de tu ser y de tu obrar ».
Felix y Fanny Mendelssohn desarrollaron una intensa relación musical, recíproca pero dependiente. El musicólogo R. Larry Todd, especialista en ambos compositores, cree que Felix era casi tan dependiente de Fanny como ella de él, «esa dependencia se expresa musicalmente en los frecuentes intercambios de piezas que realizaban, y resulta aún más llamativa por la forma en que cada uno responde a las ideas del otro en sus propias composiciones, hasta el punto de citar frases enteras ». A principios de 1829, Fanny contrajo matrimonio con el pintor Wilhelm Hensel, quien siempre la apoyó y motivo a seguir componiendo; aunque la verdadera aprobación que Fanny buscó toda su vida era la de su hermano. En una famosa carta dirigida a Felix, Fanny intenta explicarle el poder que tiene sobre ella.


«No entiendo exactamente a qué se refiere Goethe cuando habla de fuerza demoníaca, pero una cosa está clara: si existe, tú la ejerces sobre mí. Creo que si hubieras dicho en serio que yo podía llegar a ser buena matemática, no habría tenido grandes dificultades para lograrlo, del mismo modo que dejaría de ser una compositora de un día para otro si me dijeras que la música ya no se me da bien. Por eso debes tratarme con sumo cuidado ».


Los motivos de la discriminación profesional de Fanny tenían que ver con aspectos religiosos y económicos pero, evidentemente, también de género. La historiadora Anna Beer hace notar que tanto el padre como el hermano de Felix «suscribían con confianza la nueva ideología de género burguesa que naturalizaba el lugar de las mujeres en el ámbito doméstico a fuerza de insistir en la naturaleza femenina ». Es por ello que podemos encontrar mucha correspondencia donde, tanto Abraham como Felix, invitan a Fanny a disfrutar de la vida marital y doméstica en lugar de dedicarse a la profesión de intérprete y compositora. No obstante, Fanny siguió desarrollando sus notables habilidades y componiendo una gran cantidad de música que sólo se descubriría siglo y medio más tarde por los especialistas y archivistas musicales. Las actividades musicales de Fanny se extendían a la gestión de conciertos y recitales dominicales, en la amplia residencia familiar. Los llamados sonntagsmusiken no sólo deleitaban a la crema de la intelectualidad y a la escena musical alemana, sino que extendían una tradición cultivada por la familia materna de Fanny. Su tía abuela Cäcilie desempeñó un papel importante en la creación de una sociedad de conciertos vienesa, la reconocida Gesellschaft der Musikfreunde. Otra tía abuela suya, Fanny von Arnstein, presidía un ilustre salón.
Los logros musicales de Fanny Mendelssohn habría que dimensionarlos a la luz de las inciertas fronteras entre lo “público” y lo “privado” que imperaban en las primeras décadas del siglo XIX. Lo que en la actualidad resulta muy claro en la época de Fanny no lo era, y ella tuvo abrirse paso en el masculino mundo musical convirtiéndose en una salonière, es decir, en organizadora del salón musical semanal entre 1830 y 1840. Allí podia planificar programas en los que dirigía e interpretaba numerosas composiciones, entre ellas las propias y las de su hermano. Uno de los hitos musicales de Fanny fue la difusión de compositores todavía muy poco conocidos como Bach y Gluck . La pasión por Bach, se remonta a su adolescencia, cuando a los trece años ya interpretaba de memoria los veinticuatro preludios y fugas del Clave bien temperado.
A mediados de 1846, a los cuarenta años, Fanny logró publicar una colección de 51 obras propias, antiguas y nuevas, divididas en tres géneros: piezas para piano, lieder y part-songs (canciones a varias voces). A pesar de la reticencia de su hermano, quien al final le dio su “bendición profesional” por haberse unido al gremio de compositores, Fanny pudo vivir en ese año la dicha de dedicarse por completo a la composición, con las tareas que eso conlleva: cribar, revisar y pulir sus composiciones, además de leer, por primera vez, reseñas dedicadas a su música . Consciente de lo tardío de su entrada a la publicación musical, escribió en una entrada de su diario, de mayo de 1846:


«Me siento como si acabara de nacer […] No puedo negar que la alegría que me produce publicar mi música también me ha levantado el ánimo. Hasta ahora no he tenido –toco madera– ninguna experiencia desagradable, y resulta francamente estimulante disfrutar por vez primera de esta clase de éxito a una edad en la que suele estar vetado a las mujeres, si es que lo han experimentado alguna vez ».


El 14 de mayo de 1847, después de pasarse dos semanas componiendo un lied, durante el ensayo con el coro para la velada de la los Sonntagsmusiken, perdió la sensibilidad en las manos. Indicó al coro que continuara y pasó al cuarto de junto para tratarse las manos con una cura propia de la época (sumergirlas en una decocción de brandy), mientras alguien la oyó decir “qué bien suena” se desplomó debido a un derrame cerebral. Cuando su hermano Felix se enteró de la noticia se desmayó y se rompió un vaso craneal. Después de seis tristes meses de luto, Felix murió el 4 de noviembre, también de un ictus.
Durante el otoño de 1834, entre el 26 de agosto y el 23 de octubre, Fanny terminó una de sus composiciones más ambiciosas: el Cuarteto de cuerdas en mi bemol mayor. El origen de este cuarteto se remonta a una sonata para piano cuya composición Fanny abandonó en 1829 . En la adaptación para cuarteto, Fanny echó mano de las innovaciones que Beethoven legó a la música de cámara. La influencia de Beethoven –especialmente los últimos cuartetos de cuerda y sonatas para piano– desató en Fanny un ímpetu por la experimentación tonal, donde encontró nuevas y flexibles estrategias para acercarse a las formas clásicas y a la organización tonal. Beethoven fue una fuerza liberadora para Fanny mientras ella luchaba por componer una obra a gran escala en un género instrumental mayor, el Cuarteto de cuerdas. En su momento, su hermano Felix llegó a juzgar el Cuarteto de su hermana como una obra demasiado innovadora . El Cuarteto se publicó hasta 1988, ciento cincuenta y cuatro años después de su composición. Fue en la década de los ochenta del siglo pasado cuando la notable obra de Fanny Mendelssohn comenzó a salir a la luz. Su Cuarteto representa el primer ejemplo significativo de una pieza de este género compuesto por una mujer.

Johann Sebastian Bach (1685-1750), máximo genio musical del barroco tardío, fue el miembro más destacado de una numerosa familia de músicos que vivieron y trabajaron en Alemania central desde principios del siglo XVI hasta el siglo XVIII. Más de setenta miembros de esta familia se desempeñaron como músicos profesionales, conformando así el conjunto más sobresaliente de talento musical que se haya registrado nunca en una sola familia. J.S. Bach fue hijo de un instrumentista de cuerda de la ciudad alemana de Eisenach. Quedó huérfano desde niño y Johann Christoph, su hermano mayor, se hizo cargo de él y probablemente fue quien le dio sus primeras lecciones de teclado. Con 18 años, Johann Sebastian ya era un notable intérprete de instrumentos de teclado lo que le permitió conseguir su primer empleo como organista de iglesia en la ciudad vecina de Arnstadt. El genio temprano de Bach le granjeó varias enemistades e incomprensiones, su carácter más bien rebelde y subversivo, en muchos sentidos, se contrapone a la constante idealización que se ha hecho de su figura. No sólo en su vida cotidiana, en su música podemos encontrar pistas de su inconformismo con las normas de su época y de sus constantes intentos por cambiarlas. En su primer empleo duró cuatro años, sin embargo no logró una buena relación con las autoridades de Arnstadt. La enorme curiosidad musical de Bach, su gran capacidad de asimilar el canon musical y los estilos que estaban de moda, lo llevaron a sintetizar buena parte del conocimiento musical acumulado hasta su época y plasmarlo en su obra, llevándolo hasta sus últimas consecuencias.
En marzo de 1721, Bach presentó un magnífico conjunto de seis conciertos, copiados por él mismo, al Marqués Christian Ludwig de Brandenburgo, para el que Bach había tocado en su palacio de Berlín dos años antes. Este conjunto de piezas se conocen como Conciertos de Brandenburgo, aunque lo más probable es que hayan sido concebidos para el patrón de Bach en aquella época, el príncipe Leopoldo. Durante los seis años (1717-1723) que Johann Sebastian Bach pasó como maestro de capilla (Kapellmeister) en la ciudad de Köthen, Alemania, produjo una considerable cantidad de música secular, fuera de los habituales encargos religiosos. El príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen, calvinista, melómano y conocedor musical, encargó a Bach un repertorio instrumental, tanto de interpretación solista como para su orquesta de trece miembros. El Concierto de Brandenburgo No. 6, BWV 1051 (1721) incluye dos violas da gamba, y dado que el príncipe Leopoldo tocaba este instrumento es posible que las partes relativamente sencillas se hayan escrito pensando en él.
En 1729, Bach asumió el cargo de director del renombrado Collegium Musicum de Leipzig, una sociedad musical formada por una mezcla de músicos profesionales y universitarios que ofrecían conciertos semanales en dos cafeterías de la ciudad. Esta posición le brindó a Bach la oportunidad de expandir su producción musical secular, y es probable que muchos de sus conciertos se hayan producido en este periodo. El que tal vez sea su concierto más conocido y apreciado por el público, el Concierto para dos violines en Re menor, BWV 1043 (ca. 1730) probablemente se compuso para ser interpretado en uno de estos eventos del Collegium Musicum, aunque algunos especialistas creen que fue adaptado de una obra anterior para su debut en Leipzig. Tomando los conciertos italianos de Vivaldi como modelo, Bach utilizó la estructura de tres movimientos y el uso de la forma ritornello que se puede apreciar claramente en los movimientos primero y tercero.

Axel Juárez