Gerber / Martin 20/06/14

Juan Arturo Brennan | Tlaqná
René Gerber - Tres paisajes de Brueghel / Pequeña Sinfonía Concertante - Frank Martin

René Gerber
En comparación con otras nacionalidades, los compositores suizos suelen tener escasa presencia en los programa de concierto de otros países. Uno de ellos, cuyo perfil se antoja ciertamente interesante, es René Gerber (1908-2006). En un breve perfil biográfico suyo redactado por Fritz Muggler, se encuentran algunos datos duros y algunas apreciaciones subjetivas que pueden funcionar como una buena guía hacia la comprensión de su música. Gerber tuvo como maestros principales a Andreae y Müller en Suiza, y a Boulanger y Dukas en Francia. Trabajó siempre como compositor independiente, y en las obras de su abundante catálogo, dice Muggler, “ha combinado las influencias de sus maestros con la escritura concertante barroca y la sensualidad romántica para crear un estilo individual y directo”. El musicólogo destaca también el hecho de que las obras de Gerber surgen con frecuencia de un original literario, y que en ellas el compositor se preocupa más por las cualidades poéticas y las atmósferas que por los elementos estrictamente narrativos. Gerber también fue maestro, y llegó a ocupar la dirección del Conservatorio de Música de Neuchâtel. Una de las obras destacadas del catálogo de René Gerber es la partitura orquestal titulada Tres paisajes de Brueghel, que data de 1942. En el título y la inspiración de esta pieza, Gerber se refiere al magnífico pintor flamenco Pieter Brueghel (ca. 1525-1569), conocido como ‘El Viejo’. Además de pintor, fue grabador, y a lo largo de su carrera se especializó en la representación de paisajes y escenas campesinas; de ahí que en su tiempo haya sido conocido como ‘El campesino Brueghel’. Entre sus obras más notables se encuentran La boda campesina, Proverbios neerlandeses, Dos monos, Paisaje con la caída de Ícaro y Los cazadores en la nieve. Este Pieter Brueghel tuvo dos hijos, Pieter ‘El Joven’, y Jan, pintores competentes pero que nunca alcanzaron la altura artística de su padre. Las tres partes de esta obra de Gerber inspirada en Brueghel llevan los títulos de tres de las obras pictóricas del artista, que en la partitura están en francés: La sombre journée, Les chasseurs dans la neige y La récolte du blé, es decir, El día sombrío, Los cazadores en la nieve y La cosecha de trigo.

Frank Martin
Entre las obras más interesantes de Frank Martin (1890-1974) puede mencionarse, por ejemplo, Le vin herbé, para voces e instrumentos, cuyo texto está basado en la misma leyenda que dio origen a la ópera Tristán e Isolda de Richard Wagner. Muy atractiva es también su Pequeña Sinfonía Concertante, concebida para una dotación instrumental nada común: clavecín, arpa, piano y dos orquestas de cuerda. Frank Martin escribió también varias óperas, algunos de cuyos libretos están basados en obras de Shakespeare, Molière, etc. En otras regiones del catálogo de Martin hallamos oratorios, conciertos y una interesante serie de baladas para instrumentos solistas y orquesta. Además de su intensa labor como compositor, desarrollada entre Suiza y Holanda, país en el que se estableció desde 1946, este sólido músico suizo se dio tiempo para dedicarse también a la enseñanza, principalmente como profesor de composición en Colonia, Alemania.
La Pequeña Sinfonía Concertante, sin duda la obra más conocida y difundida de Frank Martin, fue escrita como respuesta a un encargo del director suizo Paul Sacher, fundador de la Orquesta de Cámara de Basilea. En esta pieza, el compositor plantea un universo acústico dedicado por entero a las sonoridades diversas de las cuerdas. Así, tenemos las cuerdas frotadas de las dos orquestas de cuerda (violines, violas, violoncellos y contrabajos, agrupados en dos particiones idénticas e independientes), las cuerdas punteadas del arpa y el clavecín, y las cuerdas percutidas del piano. En la partitura, el compositor señala claramente la colocación de los instrumentos sobre el escenario: el clavecín a la izquierda del director, el arpa a la derecha, y el piano más atrás, al centro, entre las dos orquestas de cuerdas. A partir de esta distribución espacial, Martin plantea para los tres solistas un trabajo de conjunto en el que el clavecín, el arpa y el piano pudieran ser considerados como el concertino de un concerto grosso de reminiscencias barrocas. En el desarrollo de la obra, Martin plantea ante todo la diversidad y el conflicto de intensidades, y realiza un interesante trabajo en el ámbito de la combinación de los diferentes timbres. La Pequeña Sinfonía Concertante está escrita en dos movimientos continuos, y se inicia con un tema de doce notas que, contra lo que pudiera pensarse, no conduce a un desarrollo serial estricto ni mucho menos, sino a una estructura sonora flexible y llena de energía, planteada y resuelta de manera original, ingeniosa y accesible. La obra, compuesta en 1945, fue estrenada en Zürich el 17 de mayo de 1946 bajo la dirección de Paul Sacher. El mismo año de composición de la pieza, el propio Frank Martin hizo de ella un arreglo para orquesta al que puso por título Sinfonía concertante.


Juan Arturo Brennan