La Novena - Beethoven 14/09/14
Juan Arturo Brennan | Tlaqná
Sinfonía n°. 9 - Ludwig van Beethoven
La famosa Novena sinfonía que hoy nos ocupa fue una comisión de la Sociedad Filarmónica de Londres. Los primeros bosquejos de la partitura datan de 1817 y los últimos toques fueron dados por Ludwig van Beethoven (1770-1827) a su obra en 1824. El estreno de la Novena sinfonía de Beethoven se llevó a cabo el 7 de mayo de 1824 en Viena, y de este concierto es la famosa escena en que Beethoven, casi completamente sordo, tuvo que ser volteado hacia el público por una de las cantantes, para ver la estruendosa ovación que ya no podía oír. Es probable que la mayor sorpresa del público haya sido la de escuchar la primera sinfonía vocal que registra la historia. Independientemente del impacto formal que esta obra tuvo en compositores posteriores, la Novena sinfonía de Beethoven fue el inicio de una corriente de pensamiento en la que numerosos compositores se atrevieron (y se siguen atreviendo) a incluir solistas vocales y coros en sus propias sinfonías.
La elección del texto para el último movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven es también una historia interesante. En este poema de Friedrich Schiller (1759-1805) Beethoven vio un reflejo de sus propias ideas filosóficas y políticas, expresadas en la anécdota que rodea la creación de su Tercera sinfonía, la asombrosa Heroica. En otras obras de Schiller como La doncella de Orleans, María Estuardo y, principalmente, Guillermo Tell, se aprecian sus afinidades ideológicas con los postulados de la Revolución Francesa, cercanos también al espíritu de Beethoven. Schiller murió una semana antes de que Napoleón Bonaparte se proclamara Emperador de Francia, pervirtiendo los principios de esa revolución.
La Novena sinfonía de Beethoven goza de una popularidad incuestionable, a pesar de que no es una obra fácil, popularidad concentrada sin duda en su último movimiento, el que lleva el texto de Schiller (A la alegría) y cuya música, rebasando las fronteras de la sala de conciertos ha hecho apariciones múltiples en sitios inesperados, desde la película Naranja mecánica de Stanley Kubrick hasta las ceremonias oficiales de los Juegos Olímpicos. El último movimiento de esta obra fue hecho, pues, para ser cantado, y ese canto idealista a la hermandad del hombre ha rebasado todas las fronteras del lenguaje. El texto original de Schiller dice así en su inicio:
Freude, schöner Götterfunken
Tochter aus Elysium
Wir betreten feuertrunken
Himmlische, dein Heiligtum
La melodía con la que Beethoven envuelve a este texto ha sido aplicada universalmente a las muchas versiones que de él existen. En inglés, por ejemplo, se canta así:
Come, sing a song of joy
For freedom, tell the story;
Sing, sing a song of joy
For mankind in its glory
Y como era de esperarse, la nota optimista se mantiene también en la traducción al castellano, popularizada por el cantante español Miguel Ríos:
Escucha, hermano
La canción de la alegría
El canto alegre
Del que espera un nuevo día
Ven, canta, sueña cantando
Vive soñando el nuevo sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Hoy, a más de un siglo y medio de la muerte de Beethoven, su Novena sinfonía sigue causando asombro, placer, admiración, desconcierto y pasión entre músicos y melómanos por igual. Sin embargo, es bien claro que al paso del tiempo, el ideal de Schiller y Beethoven respecto a la hermandad del hombre está más lejano que nunca. La música perdura, el ideal peligra.
Juan Arturo Brennan