Pueblerinas 18/01/15
Pueblerinas
Afirmar que la parte más importante de la producción musical de Niccolò Paganini (1782-1840) es su música para el violín es consecuencia lógica de su oficio como violinista ejecutante. Lo mismo puede decirse con respecto a Frédéric Chopin (1810-1849) y el piano, y de Candelario Huízar (1883-1970) respecto a la orquesta. ¿Por qué consideran los musicólogos que la parte más sustancial del catálogo de Huízar está en su música orquestal? Ello se debe, por una parte, al valor intrínseco de las partituras mismas y, por la otra, al hecho histórico de la continua y cercana asociación de Huízar con el trabajo orquestal en diferentes niveles. Antes de involucrarse con los conjuntos orquestales, sin embargo, Huízar ejerció otros oficios. Primero, muy brevemente, el de herrero, como su padre, y más tarde el de orfebre, una especie de herrero refinado y sublimado. Después de un primer contacto temprano con la guitarra, en el ámbito de la música popular, Huízar aprendió a tocar el saxhorn, uno de los instrumentos de aliento inventados por Adolphe Sax. Siguieron después la viola y el violín hasta que, finalmente, Huízar tomó en sus manos el instrumento definitivo de su carrera como intérprete: el corno. Como cornista, Candelario Huízar se inició en una banda de su natal Zacatecas, y al paso de los años se convirtió en cornista de la Orquesta Sinfónica de México fundada por Carlos Chávez (1899-1978). El sólido conocimiento que Huízar adquirió respecto a cuestiones orquestales se debió sólo en parte a su trabajo como instrumentista; otra importante fuente de conocimientos orquestales para él fue su labor como bibliotecario de la misma Sinfónica de México, trabajo que durante años le permitió estar en contacto cercano y frecuente con partituras orquestales de todas las épocas, todos los estilos y todos los lenguajes. Su doble oficio de cornista y bibliotecario explica también el hecho de que además de la composición de sus propias obras sinfónicas, Huízar abordó la orquestación de numerosas obras de otros compositores, entre los cuales se encuentran Liszt, Vivaldi, Bach, Händel, Aldana, Galindo y Franco.
Dentro de su propia producción sinfónica destacan desde luego sus cinco sinfonías, así como tres interesantes poemas sinfónicos: Imágenes (1927), Pueblerinas (1931) y Surco (1935). Como el resto de la música de Huízar, Pueblerinas es una obra de contornos claramente nacionalistas, aunque matizados en ocasiones por aproximaciones a momentos sonoros de corte un poco más abstracto. Formalmente, Pueblerinas está planteada en tres movimientos: dos de ellos de dinámica viva que enmarcan a un movimiento central lento. (Cualquier similitud con el formato del concierto barroco es mera coincidencia). El primer movimiento (Moderato flessibile - Allegro) está desarrollado plenamente a partir de un pensamiento netamente nacional. En él hay melodías y armonías de corte muy mexicano que se alternan con expresiones más secas y austeras. El segundo movimiento de Pueblerinas (Lento) se inicia con una contemplativa melodía en el corno inglés, que servirá también como conclusión de la idea musical, manteniendo siempre un ambiente lírico y calmado. En el tercer movimiento (Allegro vivo) Huízar da una mirada a su pasado y a su origen musical, planteando una sección central orquestada a la manera típica de una banda de pueblo. A lo largo de este poema sinfónico, Huízar emplea muchas melodías originales, que alterna con otras que son citas de materiales folklóricos. Entre estas últimas hay dos de especial importancia: Los panaderos, cuya forma original es un jarabe, y el baile titulado El sauce y la palma. Suele ser costumbre que, al analizar el estilo y el modo de expresión de un compositor, se busquen analogías con la música de otros compositores, analogías a veces interesantes y válidas, a veces un tanto misteriosas e indescifrables. A este respecto, vale la pena mencionar que en un análisis sobre Pueblerinas el musicólogo José Antonio Alcaraz menciona al compositor finlandés Jean Sibelius (1865-1957) como uno de los puntos de referencia de Candelario Huízar, opinión que también es compartida por otro prestigioso musicólogo, Otto Mayer-Serra. Y en un ensayo dedicado a Imágenes, otro de los poemas sinfónicos de Huízar, Alcaraz menciona también al compositor danés Carl Nielsen (1865-1931) como un espíritu musical cercano al de Huízar. Con estos antecedentes, no deja de ser interesante tratar de imaginar cómo Candelario Huízar, este músico mexicano de banda, herrero, orfebre, soldado y paisano de López Velarde, pudiera haberse acercado al vasto, agreste e intemporal paisaje nórdico encarnado de diversas maneras en las partituras de Carl Nielsen (1865-1931) y Jean Sibelius (1865-1957).
El poema sinfónico Pueblerinas fue estrenado en noviembre de 1931 por la Orquesta Sinfónica de México.