Ravel / Berlioz / Roussel 10/02/15
MAURICE RAVEL (1875-1937)
Rapsodia española
Preludio a la noche
Malagueña
Habanera
Feria
Además de ser originario de la fronteriza región de los Bajos Pirineos, Ravel tenía en la sangre una interesante mezcla de nacionalidades: era suizo por parte de su padre y vasco por parte de su madre. Por ello, a nadie le extraña que este compositor tan esencialmente francés en muchos aspectos haya conservado a lo largo de su vida una clara liga creativa con España, sus ambientes y sus sonidos. Como prueba de esta cercanía con lo español, recordemos obras ravelianas como el Bolero, la Pavana para una infanta difunta, la Alborada del gracioso, Don Quijote a Dulcinea y La hora española.
En el año de 1895 Ravel produjo una interesante obra para dos pianos a la que puso el extraño título de Sites auriculaires. Con apenas 20 años de edad, Ravel ya estaba llamando la atención de sus contemporáneos y ya estaba dando los primeros pasos para convertirse en una figura de capital importancia en el desarrollo del lenguaje pianístico moderno. El caso es que años después, en 1907, Ravel abordó la creación de su Rapsodia española, obra planeada en cuatro movimientos: Preludio a la noche, Malagueña, Habanera y Feria. Para esta composición, Ravel escribió tres movimientos enteramente originales y retomó uno de los movimientos de Sites auriculaires, transcribiéndolo literalmente a la orquesta para obtener la Habanera de la Rapsodia española. La pieza fue estrenada por el propio Ravel al frente de la Orquesta Colonne y, como solía ocurrir en aquellos años en que al público sí le importaba (para bien o para mal) la música nueva, el estreno causó un pequeño escándalo y una serie de explosivas reacciones encontradas. Por cierto, en la orquestación original de la Rapsodia española Ravel contemplaba la inclusión de un sarrusofón, extraño y rústico instrumento que hoy en día suele sustituirse por un contrafagot. El mencionado sarrusofón, mitad aliento-madera y mitad aliento-metal, fue inventado por un director de bandas llamado Pierre-Auguste Sarrus, a quien Adolphe Sax, inventor del saxofón, demandó infructuosamente ante la ley, acusándolo de haber violado algunas patentes suyas en la construcción de su raro instrumento.
HÉCTOR BERLIOZ (1803-1869)
Las noches de verano, Op. 7
Villanella
El espectro de la rosa
En las lagunas
Ausencia
En el cementerio
La isla desconocida
Cada una de las canciones de Las noches de verano lleva una dedicatoria del compositor, y en algunos casos se asocia a ellas el título original de un poema de Théophile Gautier. La Villanella está dedicada a Mademoiselle Wolf, cantante de la corte ducal de Weimar, y lleva como título original el de Villanella rítmica. Como tal, es una pieza ligera, de ritmo relativamente vivo y acentuado, en el espíritu de una canción campesina. El espectro de la rosa (ese es su título original) está dedicada a Mademoiselle Falconi, cantante de la corte ducal de Gotha. Es una canción de un lirismo transparente y atractivo, en la que Berlioz propone interesantes apuntes de cromatismo en la armonía. En las lagunas, titulada originalmente Lamento: La canción del pescador, está dedicada a Monsieur Milde, cantante en la corte ducal de Weimar. Aquí, Berlioz comienza a explorar terrenos emotivos y expresivos más profundos, acercándose sutil y efectivamente al sentido del texto. Ausencia está dedicada a Madame Nottès, cantante de la corte real de Hanover. La nostalgia y la añoranza del texto son reflejadas por Berlioz en una música de un lirismo alternativamente intenso y contenido. En el cementerio tiene por título original Lamento, y su dedicatoria es para Monsieur Caspari, cantante de la corte ducal de Weimar. En vez de abordar el cementerio como un sitio de horror, Berlioz elige de nuevo el anhelo y la nostalgia, y vuelven aquí los delicados momentos cromáticos que se habían hecho presentes en El espectro de la rosa. El poema que da origen a la última canción del ciclo, La isla desconocida, se titulaba originalmente Barcarola. Está dedicada, como la tercera canción, a Monsieur Milde. Así como el texto habla de un trayecto liberador, Berlioz se aparta aquí del clima nostálgico que caracteriza a casi todo el ciclo, y propone una canción más luminosa y optimista.
Aunque hoy se da por hecho que las canciones de Noches de verano forman un ciclo coherente e interdependiente, hay evidencia histórica en el sentido de que el propio Berlioz prefería considerarlas como canciones independientes y autónomas. De hecho, al transcribir para orquesta en 1856 estas canciones, creadas originalmente con piano en 1840-1841, Berlioz planteó el uso de distintas voces. En este sentido, el compositor indicó mezzosoprano o tenor para la Villanella; contralto para El espectro de la rosa; mezzosoprano, contralto o barítono para En las lagunas; mezzosoprano o tenor para Ausencia; tenor para En el cementerio; mezzosoprano o tenor para La isla desconocida.
ALBERT ROUSSEL (1869-1937)
Sinfonía No. 3 en sol menor, Op. 42
Allegro vivo
Adagio – Andante – Adagio molto
Vivace
Allegro con spirito
La estimable producción orquestal de Albert Roussel incluye un preludio sinfónico, un bosquejo sinfónico, una suite, un poema sinfónico, una sinfonietta, un concierto para piano, un concierto para pequeña orquesta, una Rapsodia flamenca, Evocaciones, un concertino para violoncello, una Pequeña suite, una marcha nupcial y una obra para banda militar. Como hitos importantes al interior de la producción orquestal de Roussel se encuentran sus cuatro sinfonías:
• Sinfonía No. 1, El poema del bosque ,1904-1906
• Sinfonía No. 2, 1919-1921
• Sinfonía No. 3, 1929-1930
• Sinfonía No. 4, 1934
Hacia la mitad de la década de los 1920s, Roussel dio comienzo a la etapa neoclásica de su producción, de la que suele decirse que fue el último paso en su evolución como compositor. A este período neoclásico pertenecen, entre otras obras, la Tercera y la Cuarta sinfonías. En un texto sobre la música de Roussel, el especialista Basil Deane afirma que si en sus obras sinfónicas anteriores Roussel había utilizado un procedimiento de relaciones cíclicas entre los movimientos (a la manera, por ejemplo de César Franck, 1822-1890), esas relaciones tendieron a desparecer en las obras de este nuevo período, aunque aún es posible percibirlas sutilmente en la Tercera sinfonía. De manera más específica, Deane anota que la estructura utilizada por Roussel en la Sinfonía No. 3 es básicamente tradicional: sus movimientos externos están concebidos respectivamente como forma sonata y forma rondó, mientras que los movimientos internos son formas ternarias con un clímax central. Basil Deane señala también que si bien esta tendencia neoclásica alejó a Roussel de la práctica del contrapunto, el movimiento lento de la Tercera sinfonía es un buen ejemplo de textura puramente contrapuntística.
Si bien es cierto que en su forma esta sinfonía es plenamente clásica, su expresión contiene numerosos toques de modernidad y, entre ellos, algunas fugaces sombras del impresionismo. Por otra parte, entre quienes enfatizan sobre todo el carácter neoclásico de la obra, hay quienes son más precisos y afirman que se trata de un neoclasicismo de corte stravinskiano.
La Sinfonía No. 3 de Albert Roussel fue escrita en respuesta a un encargo de la Sinfónica de Boston como parte de las celebraciones por su cincuentenario. La obra fue estrenada en Boston el 24 de octubre de 1930 por la Orquesta Sinfónica de Boston dirigida por Serge Koussevitzki, en presencia del compositor. Al dar a conocer su Sinfonía No. 3, Roussel afirmó que se trataba de lo mejor que había escrito hasta entonces. Esta opinión del compositor fue compartida por algunos de sus colegas; en particular, Francis Poulenc (1899-1963) afirmó: “Es maravilloso ser capaz de combinar ese espíritu primaveral con una expresión de tal madurez”.
Juan Arturo Brennan