Mujeres Compositoras 02/03/15
FANNY MENDELSSOHN
Obertura en do mayor
Originaria de Hamburgo, Fanny Mendelssohn (1805-1847) se trasladó a Berlín con su familia en 1811, en medio de la turbulencia causada por la opresión Napoleónica. Recibió sus primeras lecciones musicales de su madre y más tarde estudió el piano con Berger y composición con Zelter. Durante una estancia de la familia Mendelssohn en París, hacia 1816, Fanny fue alumna de Marie Bigot. Años después, surgiría la leyenda de que Fanny era capaz de tocar íntegro y de memoria el Clave bien temperado de Bach. Si bien su vida fue menos peripatética que la de su famoso hermano Félix (claro, las damiselas tenían que quedarse en casa), Fanny tuvo el beneficio de algunos viajes familiares, durante los cuales conoció lugares y personajes que habrían de ser importantes en su desarrollo intelectual y musical. En 1829 se casó con el pintor Wilhelm Hensel, y diez años después realizó con su esposo y su hijo un importante viaje por Italia. En los años siguientes a su matrimonio, Fanny Mendelssohn realizó algunas presentaciones como pianista (principalmente en Berlín) y se encargó de organizar algunos eventos musicales en la Elternhaus, también en Berlín. En mayo de 1847, Fanny Mendelssohn Hensel murió en esa ciudad durante un ensayo del oratorio La primera noche de Walpurgis, de su hermano Félix.
Fanny Mendelssohn enfocó sus esfuerzos creativos como compositora en la creación de piezas para piano y canciones. Su Obertura, compuesta en 1830, es la única obra orquestal de su catálogo. Se trata de una típica obertura de concierto del siglo XIX, de secciones en tempo contrastante, que en su perfil armónico y su orquestación guarda muchas similitudes con la música sinfónica de Félix Mendelssohn. Entre sus composiciones se encuentran también algunas cantatas, oratorios, escenas dramáticas, etc., la mayor parte inéditas, y si bien es difícil hallar un catálogo completo de sus obras, algunas fuentes indican que Fanny escribió cerca de 400 composiciones, la mayor parte de las cuales siguen siendo desconocidas.
ANA LARA
La víspera
En su obra orquestal titulada La víspera, Ana Lara (México, 1959) pone en práctica lo aprendido en Polonia durante los tres años de estudio que pasó en aquel país y aplica lo que ella llama “técnicas polacas”, es decir, algunas características particulares de los compositores polacos que influyeron en su música. Así, Ana Lara se aproxima en La víspera a la técnica serial armónica de Lutoslawski y a la aplicación de clusters (bloques de sonidos simultáneos múltiples) y glissandi (deslizamientos progresivos de una nota a otra) típicos de la escritura de Penderecki. De ambos músicos polacos, la compositora mexicana retoma la idea de plantear secciones aleatorias en las que el elemento del azar es controlado y no caótico. El proceso de creación de la obra no es fácil; la compositora revisa hasta tres veces la partitura de La víspera antes de darle su forma final, en la que se advierte un elemento cíclico en la relación estrecha entre el material del principio de la obra y sus páginas finales.
Como suele ocurrir con frecuencia a los compositores, tampoco es fácil hallar un título para la pieza; ya terminada la partitura, Ana Lara encuentra un poema de Giuseppe Ungaretti (1888-1970) titulado Veglia, cuyo espíritu parece concordar con el de la partitura. Así, esa veglia, esa vigilia, ese acto de velar en espera del día, proporciona a La víspera su título definitivo. La compositora afirma que, coincidentemente, ha encontrado puntos cercanos de contacto entre ciertas líneas del poema de Ungaretti y algunos pasajes de su obra sinfónica; claro, tal correspondencia se da en el plano de la intuición y nunca en el ámbito de lo descriptivo o programático:
Una entera velada
tendido al costado
de un compañero
masacrado
con su boca
desencajada
vuelta al plenilunio
con la congestión
de sus manos
penetrada
en mi silencio
he escrito cartas llenas de amor
No me he sentido nunca
tan aferrado a la vida
Ana Lara termina La víspera en 1989, al final de su estancia en Polonia; la obra recibe una lectura de ensayo a cargo de la orquesta de la Academia de Música Federico Chopin, y tiene su estreno formal el 5 de diciembre de 1992 en el Teatro de Bellas Artes, con la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por Enrique Diemecke. Pocos meses después, en junio de 1993, La víspera es interpretada por la Orquesta Sinfónica Juvenil Carlos Chávez bajo la batuta de Joel Thome en el marco del XV Foro Internacional de Música Nueva.
GABRIELA ORTIZ
Concierto Voltaje, para timbales y orquesta
Respecto al título de la esta obra suya, Gabriela Ortiz (México, 1964) afirma que el concepto de ‘voltaje’ no está usado aquí como una referencia a lo electroacústico (otro campo musical bien conocido por la compositora) sino a la energía con la que la obra se mueve y se desarrolla. Por otra parte, los títulos individuales de los movimientos tienen que ver directamente con el contenido musical de cada uno y con el armado general de la obra. En palabras de la propia Gabriela Ortiz:
Quantum mechanics es una especie de moto perpetuo que comienza con un breve solo de timbal seguido de una introducción orquestal, que abre paso al material de pulso constante, casi mecánico, que va generando todos los demás materiales. Para un movimiento contrastante, lento y expresivo, como Campo magnético, yo necesitaba algo extra en cuanto a color sonoro, para complementar la limitación del timbre de los timbales, así que añadí una octava de cencerros afinados y unos cuencos que se colocan sobre los parches de los timbales, produciendo sonoridades extendidas. También utilizo aquí crótalos sobre los timbales. En este movimiento, a veces son los timbales los que atraen a la orquesta a su ámbito sonoro, y en otras, es la orquesta la que atrae a los timbales; de ahí el título de Campo magnético. En el tercer movimiento, titulado Dual forces he planteado algo más parecido a un concerto grosso, con episodios claramente diferenciados para los timbales solistas y para la orquesta, a la manera de diálogos alternados. Así como el primer movimiento del concierto es más que nada un pulso constante, el tercero es mucho más temático, y lo interesante es que los timbales y la orquesta ofrecen aquí dos lecturas distintas del mismo material. Coloqué la cadenza del concierto en el tercer movimiento, y se trata de una cadenza que por el momento está totalmente escrita, aunque no descarto para el futuro que el (la) solista tenga cierta libertad para la improvisación en la cadenza, a la manera tradicional.
El Concierto Voltaje le fue encargado a Gabriela Ortiz por la Orquesta Sinfónica de Minería (OSM), con motivo de la celebración de sus 35 años de existencia. Destacada percusionista, timbalista de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México desde 1991 y de la Orquesta Sinfónica de Minería desde 2006, Gabriela Jiménez fungió como solista en el estreno del Concierto Voltaje, realizado el 20 de julio de 2013 en la Sala Nezahualcoyotl de la Ciudad de México, con la OSM dirigida por José Areán.
Juan Arturo Brennan