Telemann / C.P. E Bach / Vivaldi 16/03/15

Juan Arturo Brennan | Tlaqná
Obertura Las mareas de Hamburgo - Georg Philipp Telemann / Sinfonía n°. 1 Wq 138 - C. P. E Bach / Las Cuatro Estaciones - Antonio Vivaldi

GEORG PHILIPP TELEMANN

Obertura de Las mareas de Hamburgo

Una de las ciudades más importantes de la llamada Liga Hanseática fue Hamburgo, donde en 1623 se estableció un almirantazgo, institución que ejerció autoridad administrativa y judicial sobre los asuntos navales que concernían a la Hansa. El 6 de abril de 1723, los honorables ciudadanos y comerciantes de Hamburgo organizaron una magna fiesta para celebrar los cien años de la fundación del almirantazgo. Los testimonios de la época indican que fue una celebración a todo lujo; en particular, una crónica del acontecimiento narra lo siguiente:

“Durante la cena se ejecutó una muy placentera pieza de música del Sr. Telemann y, por separado, una notable serenata con versos sumamente hermosos a cargo del admirado
Sr. Profesor Richey. Las festividades continuaron hasta la mañana siguiente.”

Las dos obras de Georg Philipp Telemann (1681-1767) a las que se refiere el anónimo cronista son, respectivamente, Las mareas de Hamburgo y la Música para el almirantazgo de Hamburgo. A Las mareas de Hamburgo se le conoce también, de modo coloquial, como la ‘Música Acuática’ de Telemann, que no debe confundirse con la obra homónima de Georg Friedrich Händel (1685-1759). Estrictamente, el título en alemán de la primera de las dos obras mencionadas, Hamburger Ebb’ und Fluth, se traduce como Flujo y reflujo de Hamburgo, pero al menos en inglés y en castellano se ha hecho costumbre referirse a ella coloquialmente como Las mareas de Hamburgo.

Si bien Telemann designó a esta obra como una ‘Obertura’, lo cierto es que se trata de una suite que contiene diez piezas, emparentada de cerca en su forma y concepción con las suites orquestales de su colega y compadre, Juan Sebastián Bach (1685-1750), que en su momento también fueron designadas como ‘Oberturas’. Esta interesante pieza de ocasión de Telemann describe, tanto en los títulos de sus partes como en la música misma, diversos fenómenos marinos y sus relaciones con algunos personajes marítimos de la mitología grecolatina clásica. Lo que esta noche escuchamos es justamente el primero de estos diez segmentos, es decir, la obertura de la ‘Obertura’.

CARL PHILIPP EMANUEL BACH

Sinfonía en re mayor, Wq 183 No. 1

Hacia 1738, recién terminado uno de sus ciclos de estudios, Carl Philipp Emanuel Bach (1714-1788) recibió una invitación para acompañar a un joven noble en un largo viaje por Europa. Sin embargo, el compositor recibió al mismo tiempo otra invitación, mucho más tentadora y productiva, para incorporarse al servicio musical de un joven príncipe de 26 años. Así, Bach canceló sus planes de viaje y acepto la oferta del príncipe, quien un par de años después se convertiría en el rey Federico II de Prusia, bien conocido por sus inclinaciones musicales. Al tomar esta decisión, C.P.E. Bach estaba dando el paso más importante de su vida y su carrera, ya que permaneció al servicio de Federico por casi treinta años.

Fue durante ese largo período al servicio del ilustrado monarca que Bach compuso lo más importante de su producción. Como excelente tecladista que era, dedicó una atención especial a la creación de obras para el clavecín, un área de su catálogo en la que es posible encontrar algunos de los antecedentes más importantes de la forma sonata clásica. En el ámbito de la música orquestal, abordó solamente un género, la sinfonía, al que hizo notables contribuciones. En el catálogo de las obras de C.P.E. Bach se da cuenta de una veintena de sinfonías, así como de numerosas otras obras de este género que hoy son consideradas como espurias. Las sinfonías de Bach, como las demás obras que compuso, han sido objeto del trabajo de dos catalogadores distintos, Helm y Wotquenne, por lo que cada una de ellas lleva dos números distintos.

En el catálogo de Helm, hay un grupo de cuatro sinfonías numeradas desde el 663 al 666. Estas mismas sinfonías fueron agrupadas por Wotquenne con el número colectivo 183. Se trata de cuatro sinfonías en las tonalidades de re mayor, mi bemol mayor, fa mayor y sol mayor. El título original en alemán de este grupo de obras puede traducirse así al castellano: Sinfonías orquestales con doce voces obligadas. La orquestación de las Sinfonías Wq 183 contempla dos flautas, dos oboes, fagot, dos cornos y cuerdas, en contraste con la austera dotación de cuerdas que el compositor propone para las seis Sinfonías Wq 182, que datan de 1773. Las cuatro Sinfonías Wq 183 fueron compuestas por C.P.E. Bach entre 1775 y 1776, y publicadas en Leipzig en 1780.



ANTONIO VIVALDI

Las cuatro estaciones

Desde el punto de vista histórico y musicológico, los más interesantes conciertos para violín de Antonio Vivaldi (1678-1741) son aquellos que fueron reunidos por el propio compositor en las cuatro colecciones tituladas Il cimento dell’armonia e dell’invenzione, La cetra, L’estro armonico y La stravaganza. El título de la primera de las colecciones mencionadas (que nada tiene que ver con cimientos, a pesar de las apariencias) puede traducirse como El enfrentamiento entre la armonía y la invención. Con este nombre, Vivaldi manifestaba claramente que esta serie de conciertos para violín suponía, según su punto de vista, un intento por hallar cierto equilibrio entre la armonía (es decir, las reglas de la estructura musical) y la invención (o sea, la libre expresión de la creatividad) sin menoscabo del resultado total de cada obra.

Vivaldi agrupó un total de doce conciertos en la colección El enfrentamiento entre la armonía y la invención. A los cuatro primeros les dio respectivamente el título de cada una de las estaciones del año y, de la práctica de integrar estos cuatro primeros conciertos en una colección independiente del resto, se consolidó posteriormente en salones y salas de concierto el ciclo que hoy conocemos como Las cuatro estaciones:

I. Concierto para violín, cuerdas y continuo en mi mayor, Op. 8, No. 1, La primavera
II. Concierto para violín, cuerdas y continuo en sol menor, Op. 8 No. 2, El verano
III. Concierto para violín, cuerdas y continuo en fa mayor, Op. 8 No. 3, El otoño
IV. Concierto para violín, cuerdas y continuo en fa menor, Op. 8 No. 4, El invierno

La colección entera fue publicada en Amsterdam en 1725 por Michel Charles Le Cene, y está dedicada al conde Wenzel von Morzin, pariente del conde Morzin que tuvo a su servicio a Franz Joseph Haydn (1732-1809). Las cuatro estaciones, además de ser conciertos para violín muy atractivos, representan ejemplos importantes de lo mejor de la música programática del barroco. En la versión manuscrita de los conciertos, cada uno de ellos está precedido por un soneto que describe con toda precisión una serie de imágenes, sonidos, paisajes y sentimientos asociados con distintos momentos de cada una de las cuatro estaciones. La relación entre los sonetos y la música se hace más estrecha por el hecho de que cada línea de cada soneto está ligada a un punto específico de la partitura, de manera que la lectura previa (o simultánea) permite al oyente conocer de qué medios musicales se valió Vivaldi para describir el zumbido de un moscardón, el canto de las aves, la tormenta, el ladrido de un perro, la borrachera de los campesinos, el ronquido de un pastor, el viento helado o los pasos sobre la nieve.



Juan Arturo Brennan