Walton / Wranitzky / Rachmaninoff 25/05/15
WILLIAM WALTON
Marcha Crown Imperial
La marcha que nos ocupa, que es la Crown Imperial March del caballero William Walton (1902-1983), es una obra breve y quizá de importancia menor, pero tiene una historia interesante. En principio, la referencia principal que se hace sobre esta marcha es el hecho de que fue compuesta en el año de 1937. Una rápida revisión enciclopédica de la historia de Inglaterra por esas fechas permite descubrir un dato muy significativo: el 12 de mayo de 1937 fue coronado en la abadía londinense de Westminster el rey Jorge VI, y la marcha de Walton fue escrita para esta notable ocasión. Dicen los que mucho saben de marchas que en esta pieza Walton rinde un homenaje claro y directo al estilo solemne y muy inglés de las marchas de Edward Elgar (1857-1934). Seguramente esta Crown Imperial March resultó tan del agrado del nuevo rey que por ella decidió armar caballero a Walton catorce años después. Ahora bien, no sería esta la última vez que Walton, las marchas y la realeza británica coincidieron en la historia. El 2 de junio de 1953, en la ya mencionada abadía de Westminster en Londres, Isabel II fue coronada reina de Inglaterra, y para esta otra solemne ocasión Walton compuso otra marcha de coronación, titulada Orb and sceptre (Orbe y cetro). Por si ello fuera poco, para esta segunda coronación Walton compuso también un magnífico Te Deum. (Hasta la fecha no se tiene noticia de cuál fue la recompensa de Walton por estas ofrendas musicales). Y ahora sí, a paso de marcha, puede decirse que la Marcha de la Coronación Imperial (o quizá debería decirse Marcha Imperial de la Coronación) existe en su versión original para orquesta y en varios arreglos hechos por el propio compositor.
ANTON WRANITZKY
Concierto en do mayor para dos violas y orquesta
Anton Wranitzky (1761-1820) estudió filosofía y un poco de leyes, y tuvo en su hermano Paul a su primer profesor de violín. Fue director de coro en Viena, y en esa ciudad estudió composición con un interesante grupo de maestros: los señores Franz Joseph Haydn (1732-1809), Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) y Johann Georg Albrechtsberger (1736-1809). Muy pronto se convirtió en un conocido virtuoso de violín, al tiempo que crecía su reputación como maestro de las nuevas generaciones. Hacia 1790 entró al servicio del príncipe Lobkowitz en calidad de compositor, maestro de música, director de conciertos y Kapellmeister de la orquesta de su patrón. Más tarde, el príncipe Lobkowitz lo nombró director de la orquesta del teatro de la corte de Viena. En 1814, Anton Wranitzky fue nombrado también director de la orquesta del Theater an der Wien, uno de los teatros más prestigiosos de la capital del imperio austro-húngaro. Durante su larga estancia en Viena, Wranitzky cultivó la amistad de Haydn y de Ludwig van Beethoven (1770-1827). El talento musical de Wranitzky tuvo consecuencias directas en la siguiente generación; sus dos hijas fueron buenas cantantes, y sus dos hijos fueron miembros de la orquesta del teatro de la corte. Hoy se recuerda a Wranitzky sobre todo por sus conciertos para violín y por sus sinfonías.
Además de un buen número de conciertos para violín (alrededor de quince), el catálogo de Anton Wranitzky incluye entre otras cosas un concierto para dos violines, dos conciertos para violín y violoncello, uno más para dos violines y violoncello, y uno más para dos violas. El Concierto para dos violas de Anton Wranitzky no fue editado sino hasta el año de 1958, en una publicación realizada en Praga por E. Hradecký. Como ocurre en el caso de sus conciertos para violín, el Concierto para dos violas de Anton Wranitzky es de estilo fundamentalmente clásico, pero hay en la obra algunos elementos que apuntan con claridad hacia un romanticismo incipiente. La estructura sigue el patrón tradicional en tres movimientos contrastantes. Un último dato sobre Anton Wranitzky: es muy probable que él haya sido el verdadero autor de una Partita para octeto de alientos comúnmente atribuida a Haydn.
SERGEI RACHMANINOFF
Sinfonía No. 3, Op. 44
Sergei Rachmaninoff (1873-1943) abordó la composición de su Tercera sinfonía en su residencia veraniega a orillas del Lago Lucerna, Suiza, y estuvo ocupado en ella entre 1935 y 1936. Una audición atenta de la Tercera sinfonía permite descubrir una obra cuyos tres movimientos están unificados por el tema que sirve como introducción al primero de ellos, procedimiento que el compositor había aplicado también en su Primera sinfonía. El primer movimiento se inicia como un cantabile y su segundo tema es especialmente atractivo. El segundo movimiento de la obra es un Adagio con sólido peso expresivo y con algunos momentos de notable intensidad. Finalmente, en el tercer movimiento de la Tercera sinfonía se presenta el famoso tema del Dies irae de la liturgia medieval para los muertos, que funciona como una especie de contrasujeto en una sección fugada que está basada en el tema principal de la sinfonía. Y como es el caso de otras citas del Dies irae en la música de Rachmaninoff (y de otros numerosos compositores), la presencia de este trozo de la misa de Réquiem del canto llano es muy clara e inconfundible. Con motivo del estreno de la sinfonía, Lawrence Gilman escribió un texto en el que destaca este párrafo:
La sinfonía se caracteriza por una profusión de esas amplias frases cantabile, oscurecidas por la melancolía y la pasión, que son típicas de las obras instrumentales de Rachmaninoff. Sombría, lírica, retadora, es una obra plenamente representativa del genio eslavo y del Sr. Rachmaninoff en particular.
El estreno de la Tercera sinfonía de Rachmaninoff se realizó el 6 de noviembre de 1936, con Leopold Stokowski dirigiendo a la Orquesta de Filadelfia, conjunto con el cual Rachmaninoff había hecho su debut como director en los Estados Unidos, en 1909. Años después, fue la propia Orquesta de Filadelfia la encargada de realizar la primera grabación de la obra, bajo la batuta de Eugene Ormandy.
Juan Arturo Brennan