BRAHMS 01/06/15

Juan Arturo Brennan | Tlaqná
Johannes Brahms: Variaciones sobre un tema de Haydn, Op. 56 / Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta, Op. 53 / Canción del destino, Op. 54 / Näine, Op. 82 / Canto de las Parcas, Op. 89

JOHANNES BRAHMS (1833-1897)

Variaciones sobre un tema de Haydn, Op. 56a
El origen de esta composición está, por fortuna, muy bien documentado. El tema original de Joseph Haydn (1732-1809) forma parte de una Feldpartita (partita de campo o de campaña) que el músico austríaco escribió para la banda de música del príncipe Esterházy, su patrón. La obra en cuestión le fue mostrada a Brahms en la Sociedad de Amigos de la Música de Viena por K.F. Pohl, musicólogo especialista en Haydn. De inmediato, Brahms se sintió atraído por un tema, el llamado Coral de San Antonio, que el crítico vienés Eduard Hanslick definió como un himno folklórico de peregrinos. Años después corrió el rumor de que el coral era en realidad una versión de Pleyel, alumno de Haydn, a la melodía original. Sea como fuere, el caso es que Brahms copió el tema y se lo llevó consigo a Tutzing en el verano de 1873, procediendo entonces a escribir sus variaciones. En el mes de julio de ese año, Brahms y su amiga Clara Schumann tocaron la versión original de la obra para dos pianos, y el 2 de noviembre la versión orquestal fue estrenada por la Filarmónica de Viena bajo la batuta del propio Brahms. Se dice que el éxito de esta obra marcó el principio del reconocimiento y aceptación de que Brahms gozaría desde entonces y hasta su muerte en la capital del imperio austro-húngaro y sus alrededores.
Las maderas anuncian el tema original completo, con el contrafagot orquestal sustituyendo al obsoleto serpentón de la banda de Haydn. Siguen después ocho variaciones que culminan en un final en el que las diez notas básicas del tema original se repiten 17 veces sobre un bajo inmutable; este recurso formal, llamado passacaglia, hizo su aparición también en el cuarto movimiento de la Cuarta sinfonía (1884-1885) de Brahms. Con respecto a sus Variaciones sobre un tema de Haydn, el compositor escribió a su amiga Clara Schumann lo siguiente:
Siempre he tenido cierta debilidad por esa obra, y pienso en ella con más satisfacción que en ninguna otra.

Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta, Op. 53
Brahms tuvo amigos cercanos y queridos, y fue precisamente uno de ellos, su colega Robert Schumann (1810-1856), quien indirectamente causó uno de los conflictos espirituales más profundos y dolorosos de la vida de Brahms. Junto con la de Schumann, Brahms cultivó asiduamente la amistad y la cercanía de su esposa Clara (1819-1896). Mucho se ha especulado sobre el posible grado de intimidad que alcanzaron las relaciones entre Brahms y Clara, pero más importante que explorar esto en el plano del mero chisme es el comprender que en Clara Schumann el compositor hamburgués idealizó a la mujer inalcanzable, lo que le causó penas sin fin durante largos años. Tal era la enorme dificultad que Brahms tenía para los lances amorosos, que ni aun después de la muerte de Robert Schumann se atrevió a acercarse definitivamente a Clara, de modo que se contentó con hacer más o menos evidente su pasión por ella, pero sólo a través de las palabras tangenciales y de la música.
Y como suele ocurrir en casos como este, al paso de los años Brahms comenzó a realizar un curioso proceso de transferencia de afectos, volcando su interés romántico en Julie, la hija de Robert y Clara Schumann, nacida en 1845. Sin embargo, tal y como había ocurrido con Clara, el compositor nunca tomó los pasos necesarios para informar claramente sus sentimientos a la joven Julie Schumann, y también este lazo amoroso se quedó en el plano teórico y platónico. Es evidente, de cualquier modo, que algo sentía Brahms por Julie Schumann, porque al enterarse en 1869 del compromiso matrimonial de la joven con el conde Viktor Radicati di Marmorito, reaccionó con enojo y amargura. Compositor al fin y al cabo, Brahms siguió entonces el camino de tantos otros de sus predecesores (y sucesores) y convirtió el enojo, la amargura y la frustración amorosa en música, componiendo la Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta como un regalo de bodas para Julie. No está de más señalar, sin embargo, que el humor de Brahms al escribir la Rapsodia no era precisamente festivo y celebratorio; de hecho, más tarde escribió una carta a su editor, Fritz Simrock, en la que le decía:
He compuesto un canto nupcial para la Condesa Schumann, pero lo he hecho con una ira oculta, con furia.
Brahms compuso la Rapsodia hacia el final de 1869, y eligió como texto algunos versos de un poema de Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) titulado Harzreise im Winter, es decir, Viaje de invierno por las montañas Harz. El texto describe a un joven melancólico y solitario que camina tristemente por los nevados paisajes de las montañas Harz, hasta que el contacto con la naturaleza le proporciona finalmente un poco de paz y tranquilidad.
La Rapsodia para contralto, coro masculino y orquesta de Brahms se estrenó en la ciudad de Jena el 3 de marzo de 1870, con la famosa cantante Pauline Viardot-García como solista.

Canción del destino, Op. 54
En el año de 1868, Johannes Brahms se estableció definitivamente en Viena y restringió sus apariciones como pianista a la interpretación de sus propias obras. Ese mismo año, apenas concluida la composición de su noble Réquiem alemán, Brahms inició la composición de otra de sus obras corales con acompañamiento orquestal, Schicksalslied (Canción del destino) sobre un poema de Friedrich Hölderlin que lo había emocionado desde la primera lectura, y la concluyó en mayo de 1871 en la ciudad de Baden-Baden. Se trata de una obra que comparte con el Réquiem alemán la sobriedad de su concepción y la mesura de su realización, a pesar de lo cual contiene momentos auténticamente conmovedores.
La orquesta se encarga de tocar una extensa introducción seria, triste, de tono crepuscular, en la que los timbales ofrecen su discreto pero obstinado apoyo, de modo análogo a lo que se escucha en el segundo movimiento de Un réquiem alemán. Después de esta introducción, el coro canta la primera de las estrofas de la Canción del destino. Sigue un breve interludio orquestal, en el estilo y lenguaje de la introducción, que da paso a la segunda estrofa del texto de Hölderlin cantada por el coro. El segundo interludio orquestal es de carácter agitado y enérgico, y da paso a la tercera estrofa, que es cantada de modo más robusto y expresivo. Con este elemento de contraste, Brahms enfatiza el choque entre estas dos partes del poema de Hölderlin, la primera que habla del gozo eterno de los dioses, y la segunda que describe el sufrimiento del hombre.
El coro repite esta tercera estrofa, primero en un ámbito más tranquilo y después retomando la expresión robusta de antes. Hacia el final, el coro hace especial énfasis en la frase “hacia la incertidumbre”, lo que permite entender con claridad el enfoque de Brahms sobre este texto y su estado de ánimo al componer la obra. Algunos musicólogos han señalado que el diseño arquitectónico de la Canción del destino, así como sus equilibradas proporciones y su expresión de corte clásico, la acercan al espíritu helenístico de la obra de Hölderlin en general, y de manera especial, a su poema Hyperions Schicksalslied que Brahms tomó como punto de partida para esta obra. El estreno de la Canción del destino se llevó a cabo en la ciudad de Karlsruhe el 18 de octubre de 1871.

Nänie, Op. 82
En latín, Nenia Dea. En castellano, Diosa Nenia. Su función en el contexto del antiguo panteón romano, deidad funeral. Localización de su santuario, fuera de los límites de Roma, más allá de la Porta Viminalis. ¿Por qué este exilio urbano? Se dice que, quizá, por el hecho de que Nenia no era una deidad de primer orden. ¿Dioses de primera y segunda clase? ¡Por supuesto que siempre los ha habido! Significado ulterior, por extensión, de la palabra nenia, el de carmen fúnebre, es decir, canto fúnebre. Nänie, forma alemana de nenia. Nänie, obra coral escrita por Johannes Brahms como un canto fúnebre por la muerte de su amigo, el pintor Anselm Feuerbach.
El texto empleado por Brahms para esta obra es el poema homónimo de Friedrich Schiller, cuya reflexión principal es la inevitabilidad de la muerte. La primera frase del poema lo indica con claridad: Auch das Schöne muss sterben! (‘¡También la Belleza debe morir!’). En su poema, Schiller hace referencia, directa o indirecta, a varios elementos y personajes de la mitología griega. Con estas referencias griegas, Schiller parece aludir al concepto de que un hombre no era glorificado después de su muerte sino hasta que alguien cantara su vida y sus logros.
Los conocedores afirman que Nänie es una de las piezas corales más difíciles del catálogo de Brahms, apta para ser interpretada solo por coros de sólida experiencia. En la carátula de la edición moderna de la partitura de Nänie se indica que la obra fue escrita para coro mixto y orquesta, con arpa ad libitum. A propósito de la partitura, es un hecho que la creación de Nänie le fue inspirada a Brahms por la muerte de su amigo Feuerbach, pero la obra está dedicada a la madre del pintor, quien fue asidua promotora del trabajo de su hijo, así como incansable protectora de su reputación.

Canto de las Parcas, Op. 89
En 1787, el gran escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe dio a conocer su drama en prosa titulado Ifigenia en Táuride. Antes, Goethe había realizado una primera versión de la obra, escrita en versos de pies yámbicos. Esta obra de Goethe tuvo diversas resonancias en el mundo de la música. La primera de ellas fue una pieza coral a cuatro voces, escrita en 1804 por Johann Friedrich Reichardt (1752-1814) basada en la sección de la obra de Goethe titulada Gesang der Parzen (‘Canto de las parcas’). La segunda adaptación es la realizada en 1881 por Ferdinand Hiller (1811-1885). La tercera, sin duda la mejor y más conocida, es la versión para coro a seis voces y orquesta de Johannes Brahms, escrita en 1882 y publicada al año siguiente también bajo el título de Gesang de Parzen. Esta es la última de las cuatro obras de Brahms para coro y orquesta (las cuatro que se presentan esta noche) escritas en un único movimiento, y tratándose de una obra relativamente corta, cuenta con un complemento orquestal bastante grande. Para su pieza coral, Brahms tomó siete estrofas, de distribución distinta e irregular, del drama de Goethe, y dio a cada una de ellas un carácter musical distinto, aunque siempre en un estado de ánimo que tiende a lo severo y lo sombrío. He aquí las primeras líneas del Canto de las Parcas:
Dejad que la raza del hombre
Tema a los dioses.
Porque ellos tienen el poder
En manos eternas,
Y pueden usarlo
Como les plazca.
¡Que teman doblemente
Aquello que antes elevaron!

La pieza coral-orquestal de Brahms sobre el texto de Goethe fue estrenada en Basilea, Suiza, el 10 de diciembre de 1882.


Juan Arturo Brennan