Chaynes / Daughtrey / Beethoven 16/02/16
CHARLES CHAYNES (1925)
Concierto para trompeta y orquesta de cámara
Nacido en Toulouse, el compositor francés Charles Chaynes realizó sus estudios en el Conservatorio de París, donde tuvo entre sus maestros a dos importantes compositores: Darius Milhaud (1892-1974) y Jean Rivier (1896-1987). En el año 1951, su nombre se unió a la lista de personajes notables que obtuvieron el codiciado Premio de Roma. La obra galardonada de Chaynes fue una cantata titulada Et l’homme vit se rouvrir les portes. Gracias al premio, pasó una temporada en la famosa Villa Medici en la capital italiana, donde produjo dos obras importantes, su Primer concierto para orquesta de cuerdas y la Oda a una muerte trágica. Además de su trabajo como compositor, Chaynes fue durante largos años un importante personaje en la radiodifusión francesa. En 1956 entró como productor a la Radio Televisión Francesa y en 1964 sucedió a su colega, el compositor Marius Constant (1925-2004), como director de la estación France Musique. De 1975 a 1990 dirigió el Servicio de Creación Musical en Radio Francia. Ha sido objeto de diversos reconocimientos y condecoraciones; entre ellos, la Orden de las Artes y las Letras, y la membresía en la Academia de Bellas Artes. Violín, piano, órgano, clarinete y flauta son los instrumentos para los que Charles Chaynes ha escrito conciertos. Destacan en su catálogo, además, dos Conciertos para trompeta; el Primer concierto (1956) es para trompeta y orquesta de cámara; el Segundo concierto (1995) es para trompeta, cuerdas y piano. Ocho años después de la creación del Segundo concierto para trompeta, Chaynes dedicó una obra más a este instrumento, con la composición de la pieza Del arco a la ojiva (2003) para trompeta y órgano. Del Primer concierto para trompeta de Chaynes existen dos grabaciones, de Maurice André y Eric Aubier; a la fecha, el segundo concierto no ha sido grabado.
NATHAN DAUGHTREY (1975)
Concierto para vibráfono y orquesta
Nathan Daughtrey tiene la triple personalidad de percusionista, compositor y educador, y en todas ellas ha sido objeto de un alto reconocimiento. Además de que sus obras han sido grabadas por diversos percusionistas, él mismo ha protagonizado como intérprete la grabación de dos álbumes, Spiral Passages y The Yuletide Marimba. Constantemente, Daughtrey ofrece talleres, clínicas y clases magistrales de percusión en diversas instituciones de educación musical principalmente en los Estados Unidos. Es miembro activo de la Percussive Arts Society, y sus composiciones aparecen con frecuencia en publicaciones, festivales y concursos especializados en percusión. Como compositor, ha escrito obras concertantes para el xilófono, el vibráfono, la marimba y el eufonio. Su Concierto para vibráfono y orquesta nació originalmente en 2010, como un Concierto para vibráfono y percusión, y fue transcrito más tarde para orquesta. La obra le fue encargada al compositor por Lisa Rogers, profesora de percusión en la Universidad Tecnológica de Texas (Texas Tech). El compositor ha dicho que una de sus principales fuentes de inspiración para componer es la poesía. Al recibir el encargo de Lisa Rogers para un concierto en dos movimientos, el compositor decidió buscar un par de poemas con temas opuestos, y encontró inspiración para esta obra en el poemario titulado Odas a los opuestos, del gran poeta chileno Pablo Neruda. En consecuencia, los títulos de sus dos movimientos corresponden a dos de los poemas de la colección y, fiel a su intención original, Daughtrey creó dos movimientos contrastantes en su espíritu y su expresión. El primer movimiento es de carácter introspectivo y contemplativo, mientras que el segundo, que surge directamente del primero, es más vivo y extrovertido. El primer movimiento del Concierto de Daughtrey fue estrenado en 2009 por Lisa Rogers en Indianápolis; ella misma se encargó del estreno de la obra completa en Beijing, en 2010. El Concierto para vibráfono de Nathan Daughtrey existe también en versiones para vibráfono y ensamble de alientos, y para vibráfono y piano.
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)
Sinfonía No. 5 en do menor, Op. 67
La Quinta Sinfonía de Ludwig van Beethoven no sólo ha dado origen a muchos estudios y análisis, sino también a muchas anécdotas. Una de ellas nos dice que el compositor y maestro francés Jean François Lesueur (1760-1837), quien detestaba la música de Beethoven, fue convencido por uno de sus alumnos, Hector Berlioz (1803-1869), de escuchar la Quinta Sinfonía del compositor alemán. Cuando Lesueur escuchó finalmente esta obra maestra de Beethoven, quedó tan impresionado que se puso a gritar: “¡Déjenme salir, necesito aire! ¡Esto es increíble, maravilloso!” Más tarde, Lesueur habría de confesar que al final de la audición de la sinfonía estaba tan afectado que cuando quiso ponerse el sombrero no pudo encontrar su cabeza.
Hacia 1808 Beethoven ya padecía la sordera que habría de ser su mayor desgracia. A pesar de ello, todavía hacía apariciones públicas como pianista, participando en conciertos monumentales que aún en nuestro tiempo podrían parecer excesivos. En la temporada de Navidad de 1808, en el Theater an der Wien de la capital austriaca, se llevó a cabo uno de esos conciertos, en el que Beethoven fue protagonista absoluto como compositor, pianista y director. El programa de esa noche sin duda hizo las delicias de los admiradores de Beethoven, y quizá más de uno enloqueció, como le ocurrió a Lesueur años más tarde. Esa noche, Beethoven estrenó su Cuarto Concierto para piano y obsequió al público con algunas otras de sus obras: la Fantasía coral para piano, coro y orquesta, el aria de concierto ¡Ah, pérfido!, fragmentos de su Misa en do mayor, una fantasía para piano solo, y el estreno mundial de dos de sus sinfonías, la quinta y la sexta.
Entre las muchas asociaciones extramusicales que la Quinta Sinfonía de Beethoven ha generado hay que recordar el hecho de que durante la Segunda Guerra Mundial los aliados tomaron el tema inicial del primer movimiento como un símbolo de la victoria, ya que ese tema de cuatro notas es idéntico en su distribución (tres cortas, una larga) a la letra “V” del alfabeto telegráfico de Morse.
Juan Arturo Brennan