C.P.E Bach / Mozart / Haydn 27/03/16
CARL PHILIPP EMANUEL BACH (1714-1788)
Sinfonía en mi bemol mayor, Wq 183/2
Hacia 1738, recién terminado uno de sus ciclos de estudios, Carl Philipp Emanuel Bach recibió una invitación para acompañar a un joven noble en un largo viaje por Europa. Sin embargo, el compositor recibió al mismo tiempo otra invitación, mucho más tentadora y productiva, para incorporarse al servicio musical de un joven príncipe de 26 años. Así, Bach canceló sus planes de viaje y acepto la oferta del príncipe, quien un par de años después se convertiría en el rey Federico II de Prusia, bien conocido por sus inclinaciones musicales. Al tomar esta decisión, C.P.E. Bach estaba dando el paso más importante de su vida y su carrera, ya que permaneció al servicio de Federico por casi treinta años. Fue durante ese largo período al servicio del ilustrado monarca que Bach compuso lo más importante de su producción. Como excelente tecladista que era, dedicó una atención especial a la creación de obras para el clavecín, un área de su catálogo en la que es posible encontrar algunos de los antecedentes más importantes de la forma sonata clásica. En el ámbito de la música orquestal, abordó solamente un género, la sinfonía, al que hizo notables contribuciones. En el catálogo de las obras de C.P.E. Bach se da cuenta de una veintena de sinfonías, así como de numerosas otras obras de este género que hoy son consideradas como espurias. Las sinfonías de Bach, como las demás obras que compuso, han sido objeto del trabajo de dos catalogadores distintos, Helm y Wotquenne, por lo que cada una de ellas lleva dos números distintos.
En el catálogo de Helm, hay un grupo de cuatro sinfonías numeradas desde el 663 al 666. Estas mismas sinfonías fueron agrupadas por Wotquenne con el número colectivo 183. Se trata de cuatro sinfonías en las tonalidades de re mayor, mi bemol mayor, fa mayor y sol mayor. El título original en alemán de este grupo de obras puede traducirse así al castellano: Sinfonías orquestales con doce voces obligadas. La orquestación de las Sinfonías Wq 183 contempla dos flautas, dos oboes, fagot, dos cornos y cuerdas, en contraste con la austera dotación de cuerdas que el compositor propone para las seis Sinfonías Wq 182, que datan de 1773. Las cuatro Sinfonías Wq 183 fueron compuestas por C.P.E. Bach entre 1775 y 1776, y publicadas en Leipzig en 1780.
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)
Sinfonía No. 31 en re mayor, París, K. 297
En 1778, Mozart se hallaba en París, en medio de un viaje que habría de resultar ciertamente desafortunado. No sólo no prosperaron sus planes musicales, sino que en ese viaje murió su madre. Durante su estancia en la capital francesa, Mozart hizo numerosos esfuerzos por introducirse de lleno en el mundo musical parisino. Como compositor, lo mejor que podía hacer en este sentido era simplemente componer, y así lo hizo. En París, Mozart conoció a Joseph Le Gros, quien por entonces era director de una de las instituciones musicales más importantes de Francia, el famoso Concert Spirituel, que además era la principal competencia de una institución análoga, el Concert des Amateurs. Ambos grupos poseían buenas orquestas y se dedicaban a la promoción de conciertos de muy buen nivel. En el proceso de recabar información que le permitiera adentrarse en el panorama musical de París, Mozart se enteró de que el Concert Spirituel pagaba cinco luises de oro (una suma atractiva en aquel tiempo) por una nueva sinfonía, puso manos a la obra y creó su Sinfonía No. 31, a la que desde muy temprano se conoció como la Sinfonía París.
Al inicio de junio de 1778 Mozart presentó su nueva sinfonía en una función privada, interpretándola él mismo en el teclado. El estreno de la versión orquestal ocurrió el 18 de ese mismo mes en el Concert Spirituel, y su Sinfonía París resultó un éxito en la capital francesa, éxito por demás bien merecido si se considera que la obra está ya claramente inscrita en el estilo sinfónico maduro del compositor. Respecto al contenido musical mismo de la Sinfonía París, es posible hacer dos observaciones importantes:
1. Se trata de una sinfonía en tres movimientos y no en cuatro, lo cual podría hacer revivir la añeja polémica respecto a las sinfonías-obertura de aquel tiempo.
2. Esta es la primera de sus sinfonías en cuya orquestación Mozart incluyó a los clarinetes. Esto es interesante si recordamos que, al paso del tiempo, y gracias a su cercana amistad con el clarinetista Anton Stadler, el clarinete habría de ser un instrumento importantísimo en la última etapa creativa de Mozart.
Obertura de la ópera La clemencia de Tito, K. 621
La ópera La clemencia de Tito fue compuesta por Mozart en 1791 en respuesta a un encargo del empresario Guardasoni. Este encargo fue motivado por una ocasión especial: la ópera debía representarse como parte de las celebraciones por la coronación del emperador Leopoldo II como rey de Bohemia. Como ocurrió en otras ocasiones, el encargo tenía algo de urgente, y Mozart se vio obligado a componer La clemencia de Tito en poco menos de un mes. El libreto, que es uno de los más débiles en la producción operística madura de Mozart, le fue proporcionado por Caterino Mazzolà, quien por entonces era poeta oficial de la corte del elector de Sajonia. A su vez, Mazzolà había tomado como base una obra teatral de Pietro Metastasio. El principal problema al que Mozart se enfrentó fue al hecho de que los personajes originales de Metastasio, aún transformados por Mazzolà, eran fríos y acartonados; los conocedores suelen decir que ni la magnífica música de Mozart pudo dar mucha vida a estos portentosos habitantes de la Roma antigua. A pesar de sus evidentes carencias dramáticas, el texto original de Metastasio fue puesto en música por al menos una veintena de compositores, entre ellos Christoph Willibald Gluck (1714-1787). El período asignado para la entrega de la ópera fue tan corto que ni el mismo Mozart, con toda su facilidad, fue capaz de hacer el trabajo por sí solo, de manera que confió la realización de los recitativos de La clemencia de Tito a su alumno Franz Xaver Süssmayr (1766-1803), el mismo que muy poco tiempo después habría de concluir el Réquiem K. 626 a la muerte del compositor. Esta, la penúltima de las óperas de Mozart, fue estrenada en Praga el 6 de septiembre de 1791, apenas 24 días antes del estreno en Viena de esa obra maestra de Mozart que es La flauta mágica K. 620. Más por el prestigio del compositor que por las cualidades intrínsecas de la ópera, La clemencia de Tito tuvo un éxito moderado en su estreno, y tuvieron que pasar muchos años para que alcanzara un prestigio comparable al de otras óperas mozartianas. Por cierto, La clemencia de Tito fue la primera ópera de Mozart en ser representada en Londres, en 1806.
FRANZ JOSEPH HAYDN (1732-1809)
Sinfonía No. 44 en mi menor, Hob. I: 44, Fúnebre
Sobre la Sinfonía No. 44 de Franz Joseph Haydn, los especialistas han afirmado que la obra pertenece claramente a ese estilo expresivo, no solamente musical sino también literario, poético y pictórico, conocido como Sturm und Drang (‘Tormenta y tensión’) asociado además con otras obras del compositor de Rohrau. Por ejemplo, H.C. Robbins Landon ha dicho lo siguiente sobre la obra:
Llena de apasionado fuego en los movimientos exteriores y una seria severidad contrapuntística en el minueto estrictamente canónico (contrastado por un radiante trío con un esplendoroso solo de corno), esta es la más característica de las sinfonías Sturm und Drang. El lenguaje de Haydn se ha oscurecido y predomina un nuevo estado de ánimo dramático y retórico. La tonalidad menor se ha convertido en un vehículo para oscuros mensajes, incluso para el miedo. Se ha recorrido un largo camino desde las estructuras sinfónicas ligeras, como divertimentos, del joven Haydn.
De manera más general, analistas como B. S. Brook han intentado demostrar (con éxito) que el período en el que Haydn compuso un buen número de obras apasionadas y expresivas en oscuras tonalidades menores alrededor de 1770 puede ser considerado como un fenómeno del Sturm und Drang. Y aunque Brook menciona también a otros sinfonistas austriacos de la época como parte de este fenómeno, muchos otros especialistas han afirmado que el género musical más apto para servir como plataforma de análisis para esta corriente estética es la ópera de la segunda mitad del siglo XVIII, por su condición de punto de encuentro de todas las artes. La Sinfonía No. 44 de Haydn, considerada por muchos como una de las obras más representativas de su período Sturm und Drang, es austera en su orquestación, ya que propone únicamente dos oboes, dos cornos y cuerdas. Esta Sinfonía fúnebre data de 1771 ó 1772.
Juan Arturo Brennan