Xenakis / Hindemith / Brahms 02/05/16
YANNIS XENAKIS (1922-2001)
Metástasis
Después de crear una serie de piezas consideradas como experimentales, Yannis Xenakis concibió entre 1953 y 1954 una partitura que es considerada como su primera obra verdaderamente madura y enteramente personal: Metástasis, para sesenta músicos. El elemento primario de inspiración para Metástasis fue el diseño arquitectónico del convento dominicano de Santa María de La Tourette, construido por el notable arquitecto Le Corbusier (con la asistencia de Xenakis) en la localidad de Eveux, cercana a Lyon. De hecho, el compositor afirmó que la obra es una representación sonora de las principales cualidades arquitectónicas del convento. Estas son las palabras de Xenakis al respecto:
Mientras yo trabajaba en la fachada del monasterio, vi que tenía un cierto ritmo derivado de los cambios en su densidad. Era una especie de ritmo del espacio, del mismo tipo que en la música. La relación de las líneas de la fachada tenía un ritmo propio, así que medí las distancias relativas de la fachada con ayuda de cinta magnetofónica y después transferí el diseño arquitectónico a términos musicales.
De manera específica, Xenakis utilizó curvas probabilísticas para determinar las características de las masas de sonido que forman Metástasis. Una de esas características, quizá la principal, es que el compositor escribió una línea musical independiente para cada instrumento, sin doblar ninguna parte. Esta independencia de las partes, así como los procedimientos probabilísticos empleados por Xenakis, conduce a un extenso uso de los glissandi en Metástasis, una obra de la que algunos analistas han comentado que se comprende mejor si se presenta como una gráfica que como una partitura convencional. Quizá el dato más interesante sobre Metástasis está en el hecho de que es una obra que nació de la arquitectura y volvió a la arquitectura. Si Xenakis se inspiró en el diseño de Santa María de Tourette para convertirlo en sonido, más tarde utilizó Metástasis como cimiento conceptual para diseñar, en colaboración con su maestro y amigo Le Corbusier, el Pabellón Philips para la Exposición Universal de Bruselas en 1958.
Metástasis fue estrenada el 16 de octubre de 1955 en el Festival de Donaueschingen por la Orquesta Sinfónica de la Radio del Suroeste de Alemania (Baden-Baden) bajo la dirección de Hans Rosbaud, y aún en ese ámbito tan abierto a la música nueva, causó un revuelo singular debido a sus parámetros sonoros totalmente inusuales. Xenakis dedicó la partitura de Metástasis a Maurice Le Roux, el director que, años más tarde, realizó la primera grabación de la pieza.
PAUL HINDEMITH (1895-1963)
Música de concierto para metales y cuerdas, Op. 50
Como hombre práctico que siempre fue, Paul Hindemith se dedicó a componer una serie de obras que si bien eran perfectamente adecuadas para grupos de músicos profesionales, también tenían mucho que ofrecer a los ensambles de aficionados que quisieran abordarlas para su interpretación. Bajo esta línea de conducta, Hindemith compuso tres obras de inspiración y objetivos similares: las tres piezas tituladas Konzertmusik (Música de concierto) que habían sido precedidas en 1926 por una obra análoga, la Música de concierto Op. 41 para alientos. Las tres nuevas obras así designadas fueron las siguientes:
Música de concierto Op. 48 para viola y gran orquesta de cámara
Música de concierto Op. 49 para piano, metales y dos arpas
Música de concierto Op. 50 para metales y cuerdas
Respecto a la tercera de estas obras, no está de más señalar que si bien fue concebida por Hindemith bajo las ideas arriba expresadas, el compositor tuvo un importante estímulo adicional: la Orquesta Sinfónica de Boston le pagó buenos honorarios a Hindemith por la partitura de la Música de concierto Op. 50, utilizada como parte de las celebraciones por el 50 aniversario de la orquesta. En ese contexto, La Música de concierto para metales y cuerdas fue estrenada el 3 de abril de 1931 por la Orquesta Sinfónica de Boston, dirigida por Serge Koussevitzky.
Respecto a esta atractiva obra de Hindemith, el musicólogo Ian Kemp escribió esto:
La estructura aparentemente más convencional de la tercera de las Músicas de concierto de 1930 en realidad no es tal, ya que los dos grupos instrumentales son presentados como bloques opositores, y sólo al final (donde Hindemith, con una abundancia de blue notes, ofrece sus respetos a su momentáneo patrocinador, la Sinfónica de Boston) se presentan unidos.
JOHANNES BRAHMS (1833-1897)
Concierto para violín y orquesta en re mayor, Op. 77
El gran violinista Joseph Joachim no se apartó de su amigo Johannes Brahms mientras el compositor creaba su Concierto para violín, asesorándolo principalmente en los pasajes técnicamente complicados. La correspondencia entre Brahms y Joachim en esa época demuestra, por una parte, cierta humildad del compositor y por la otra, una confianza total en el alcance de sus poderes creativos. El Concierto para violín fue escrito por Brahms durante 1878 en su retiro en el pequeño pueblo de Pörtschach, a orillas del lago Wörth, donde también compuso su Segunda sinfonía, que data de la misma época que el concierto. Estas dos obras guardan algunos interesantes puntos de contacto que van más allá de la simple coincidencia de tonalidad, re mayor. En parte debido a la maestría de Brahms y en parte a la calidad de Joachim como intérprete, el concierto resultó un reto musical de primera magnitud, sobre todo debido a las limitaciones técnicas de los violinistas de aquella época. A este respecto, y con una explicable carencia de perspectiva histórica, el pianista y director de orquesta Hans von Bülow comentó en una ocasión que mientras Max Bruch (1838-1920) componía conciertos para el violín, Brahms componía conciertos contra el violín. Como en tantas otras ocasiones, el paso del tiempo le dio la razón al creador y no al crítico.
Originalmente, Brahms había concebido el concierto en cuatro movimientos pero finalmente le dio su forma actual descartando el Scherzo y revisando radicalmente el Adagio. Como es lógico suponer, en estas revisiones y adecuaciones está muy presente la mirada benévola y la mano experta de Joseph Joachim. El Concierto para violín de Brahms fue estrenado el día de año nuevo de 1879 en Leipzig, con la famosa Orquesta de la Gewandhaus. El solista fue Joachim, y al frente de la orquesta estuvo el propio Brahms quien, según cuentan algunas crónicas de la época, dirigió su estreno vestido en unas fachas deplorables.
Juan Arturo Brennan