La novena de Beethoven 28/06/16
LUDWIG VAN BEETHOVEN (1770-1827)
Sinfonía No. 9 en re menor, Op. 125, Coral
En una escena particularmente memorable de la película Mahler (1974), dirigida con su habitual delirio por Ken Russell, un siniestro personaje se acerca a Gustav Mahler (interpretado por Robert Powell) y le pregunta con evidente sarcasmo: “¿Qué tal, doctor Mahler? ¿Cómo va su novena?” La respuesta es el terror; cuando Mahler trabaja en su Novena sinfonía ya ha sido advertido del estado crítico de su salud, y la pregunta del personaje se refiere cruelmente a esa tradición no escrita de que la novena sinfonía es la última frontera de la vida de un compositor. En realidad, es una tradición que, al menos cuantitativamente, no amerita la atención tan notable que le han dedicado los melómanos supersticiosos. Los nombres que se citan para dar fuerza a esta tradición no son muchos, pero sí son importantes: Franz Schubert (1797-1828), Anton Bruckner (1824-1896), Antonin Dvorák (1841-1904), Ralph Vaughan Williams (1872-1958), el propio Mahler (1860-1911) y, por supuesto, Beethoven a la cabeza de todos los compositores que murieron después de escribir su novena sinfonía.
La novena que hoy nos ocupa fue una comisión de la Sociedad Filarmónica de Londres. Los primeros bosquejos de la partitura datan de 1817 y los últimos toques fueron dados por Beethoven a su obra en 1824. El estreno de la Novena sinfonía de Beethoven se llevó a cabo el 7 de mayo de 1824 en Viena, y de este concierto es la famosa escena en que Beethoven, casi completamente sordo, tuvo que ser volteado hacia el público por una de las cantantes, para ver la estruendosa ovación que ya no podía oír. Es probable que la mayor sorpresa del público haya sido la de escuchar la primera sinfonía vocal que registra la historia. Independientemente del impacto formal que esta obra tuvo en compositores posteriores (Bruckner más que ningún otro), la Novena sinfonía de Beethoven fue el inicio de una corriente de pensamiento en la que numerosos compositores se atrevieron a incluir solistas vocales y coros en sus propias sinfonías: Mahler, Vaughan Williams, Alexander Zemlinsky (1871-1942), Dmitri Shostakovich (1906-1975), Henryk Górecki (1933-2010), por mencionar sólo a unos cuantos.
La elección del texto para el último movimiento de la Novena sinfonía de Beethoven es también una historia interesante. En este poema de Friedrich Schiller (1759-1805) Beethoven vio un reflejo de sus propias ideas filosóficas y políticas, expresadas en la anécdota que rodea la creación de su Tercera sinfonía, la asombrosa Heroica. En otras obras de Schiller como La doncella de Orleans, María Estuardo y, principalmente, Guillermo Tell, se aprecian sus afinidades ideológicas con los postulados de la Revolución Francesa, cercanos también al espíritu de Beethoven. Schiller murió una semana antes de que Napoleón Bonaparte se proclamara Emperador de Francia, pervirtiendo los principios de esa revolución.
La Novena sinfonía de Beethoven goza de una popularidad incuestionable, a pesar de que no es una obra fácil, popularidad concentrada sin duda en su último movimiento, el que lleva el texto de Schiller y cuya música, rebasando las fronteras de la sala de conciertos ha hecho apariciones múltiples en sitios inesperados, desde la película Naranja mecánica de Stanley Kubrick hasta las ceremonias oficiales de los Juegos Olímpicos. El último movimiento de esta obra fue hecho, pues, para ser cantado, y ese canto idealista a la hermandad del hombre ha rebasado todas las fronteras del lenguaje. El texto original de Schiller dice así en su inicio:
Freude, schöner Götterfunken
Tochter aus Elysium
Wir betreten feuertrunken
Himmlische, dein Heiligtum
La melodía con la que Beethoven envuelve a este texto ha sido aplicada universalmente a las muchas versiones que de él existen. En inglés, por ejemplo, se canta así:
Come, sing a song of joy
For freedom, tell the story;
Sing, sing a song of joy
For mankind in its glory
Y como era de esperarse, la nota optimista se mantiene también en la traducción al castellano, popularizada por el cantante español Miguel Ríos:
Escucha, hermano
La canción de la alegría
El canto alegre
Del que espera un nuevo día
Ven, canta, sueña cantando
Vive soñando el nuevo sol
En que los hombres
Volverán a ser hermanos
Hoy, a casi dos siglos de la muerte de Beethoven, su Novena sinfonía sigue causando asombro, placer, admiración, desconcierto y pasión entre músicos y melómanos por igual. Sin embargo, es bien claro que al paso del tiempo, el ideal de Schiller y Beethoven respecto a la hermandad del hombre está más lejano que nunca. La música perdura, el ideal peligra.
Notas al programa por Juan Arturo Brennan