Gabrieli / Bach / Mozart / Tchaikovsky/ Moncayo / De Falla 27/08/16

Juan Arturo Brennan | Tlaqná
Sonata pian' e forte - Giovanni Gabrieli / Allegro del Concierto de Brandemburgo n.° 3, BWV 1048 / Obertura de la ópera La clemencia de Tito, K. 621 - Wolfgang Amadeus Mozart / Andantino in modo di canzona, de la Sinfonía n.° 4, Op. 36 / Sinfonieta - José Pablo Moncayo / Danza ritual del fuego, de El amor brujo - Manuel de Falla

GIOVANNI GABRIELI (ca. 1557-1612)

Sonata pian’ e forte

Para aprovechar al máximo (y vaya que las aprovechó) las espléndidas cualidades acústicas de la Basílica de San Marcos en Venecia, Giovanni Gabrieli escribió una buena cantidad de obras policorales, para coros vocales e instrumentales que colocaba en los varios coros que tiene esa iglesia veneciana. Gabrieli compuso, además, un buen número de piezas instrumentales a las que llamó genéricamente canzonas y sonatas, que hoy se interpretan con los modernos cornos, trombones y trompetas, y que son materia indispensable en el repertorio de cualquier ensamble de metales que se respete. Una de sus sonatas más conocidas es la conocida como Pian’ e forte, llamada así porque, se dice, es la primera obra en la historia de la música con indicaciones dinámicas (de volumen, pues) claramente señaladas: piano para tocar suave, y forte para tocar fuerte.


JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750)

Allegro del Concierto de Brandenburgo No. 3 en sol mayor, BWV 1048

Los seis Conciertos de Brandenburgo fueron escritos por Johann Sebastian Bach en diversos momentos de su vida, y el compositor los agrupó como una serie para ofrecerlos a Christian Ludwig, margrave de la ciudad de Brandenburgo, con la intención de obtener un puesto musical ahí. La intención no fructificó, pero estos seis espléndidos conciertos quedaron como muestras insuperables del concerto grosso barroco. Es decir, conciertos en los que no hay un solista único, sino un pequeño grupo de instrumentos (llamado concertino) que actúa como un solista múltiple frente al resto de la orquesta (ripieno). El Tercer concierto de Brandenburgo está escrito para cuerdas, sin instrumentos de aliento, igual que el sexto de la serie.


WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)

Obertura de la ópera La clemencia de Tito, K. 621

La ópera La clemencia de Tito, cuya acción de intrigas y traiciones se desarrolla en la antigua Roma, fue compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) en 1791 en respuesta a un encargo del empresario Domenico Guardasoni. Este encargo fue motivado por una ocasión especial: la ópera debía representarse como parte de las celebraciones por la coronación del emperador Leopoldo II como rey de Bohemia. Como ocurrió en otras ocasiones, el encargo tenía algo de urgente, y Mozart se vio obligado a componer La clemencia de Tito en poco menos de un mes. El período asignado para la entrega de la ópera fue tan corto que ni el mismo Mozart, con toda su facilidad, fue capaz de hacer el trabajo por sí solo, de manera que confió la realización de los recitativos de La clemencia de Tito a su alumno Franz Xaver Süssmayr (1766-1803), el mismo que muy poco tiempo después habría de concluir el Réquiem K. 626 a la muerte del compositor. Esta, la penúltima de las óperas de Mozart, fue estrenada en Praga el 6 de septiembre de 1791, apenas 24 días antes del estreno en Viena de esa obra maestra de Mozart que es La flauta mágica K. 620. Más por el prestigio del compositor que por las cualidades intrínsecas de la ópera, La clemencia de Tito tuvo un éxito moderado en su estreno, y tuvieron que pasar muchos años para que alcanzara un prestigio comparable al de otras óperas mozartianas. Por cierto, La clemencia de Tito fue la primera ópera de Mozart en ser representada en Londres, en 1806.



PIOTR ILYICH TCHAIKOVSKY (1840-1893)
Andantino in modo di canzona, de la Sinfonía No. 4, Op. 36
Piotr Ilyich Tchaikovsky (1840-1893) abordó la creación de su Cuarta sinfonía en un período particularmente tormentoso de su existencia. En 1877 el compositor cometió uno de los mayores errores de su vida al casarse con Antonina Ivanovna Miliukova. Como era de esperarse, dada la clara inclinación homosexual de Tchaikovsky, el matrimonio fue un rotundo fracaso y sumió al compositor en una crisis de tal magnitud que lo hizo intentar suicidarse. Sólo la intervención de su hermano Anatol evitó que Tchaikovsky lograra quitarse la vida; se lo llevó a Suiza, donde el compositor tuvo el tiempo y el espacio necesarios para recuperarse de la aguda crisis. Fue durante este período que la Cuarta sinfonía se gestó, y Tchaikovsky dedicó la partitura a su amiga y benefactora Nadezhda von Meck. Tchaikovsky llegó a afirmar que su Cuarta sinfonía estaba modelada sobre la Quinta sinfonía de Beethoven, lo que demuestra que el compositor era plenamente consciente de que sus raíces musicales estaban más cerca de Viena que de San Petersburgo. La Cuarta sinfonía de Tchaikovsky fue estrenada en Moscú el 2 de febrero de 1878, bajo la dirección de Nikolai Rubinstein.

JOSÉ PABLO MONCAYO (1912-1958)
Sinfonieta
Fue para una de las temporadas de la Orquesta Sinfónica de México que José Pablo Moncayo escribió su Sinfonieta, terminando la partitura el 3 de julio de 1945, con el estreno previsto para el día 13 del mismo mes. La obra no dejó de causar cierta sorpresa entre el público y entre algunos músicos. Cuatro años antes se había estrenado el Huapango con un éxito rotundo e imperecedero, por lo que el público esperaba de la Sinfonieta otra colección de tonadas fáciles y pegajosas. En cambio, Moncayo propuso en esta obra un discurso musical menos folklórico y más universal. Mexicano, sí, pero no necesariamente mexicanista. Uno de los elementos sorpresivos de la Sinfonieta está en el principio mismo de la obra, y fue bien señalado por Francisco Agea en sus notas al programa del estreno: un inicio sincopado que recuerda la música popular de los Estados Unidos. ¡Nada más eso faltaba, que este ilustre huapanguero se convirtiera en un adorador del ragtime! El público, sin embargo, no se molestó en absoluto; se concretó a sorprenderse y luego a aplaudir con respeto la Sinfonieta de Moncayo, quizá con cierta decepción al no hallar en esta obra un ámbito sonoro similar al del Huapango.

MANUEL DE FALLA (1876-1946)

Danza ritual del fuego, de El amor brujo

Pocos músicos en la historia han estado tan cerca de esa fascinante forma de expresión musical popular que es el cante jondo como Manuel de Falla (1876-1946). De hecho, una de sus obras más notables, El amor brujo, fue concebida y desarrollada íntegramente a partir de la fina percepción que Falla tenía de la música flamenca o, para mayor precisión y para evitar la añeja controversia sobre qué es lo flamenco, la música gitana de España. La primera versión de la obra llevaba un complemento instrumental muy económico: piano, flauta, oboe, trompeta, corno, viola, violoncello y contrabajo. El amor brujo, tal y como lo habían concebido originalmente Falla y su libretista, Gregorio Martínez Sierra, fue estrenado en el Teatro Lara de Madrid el 15 de abril de 1915 con Pastora Imperio en el papel protagónico de Candelas. Dicen los enterados que el estreno emocionó sólo a los gitanos que asistieron a él. Sin perder de vista su intención original, los creadores de El amor brujo revisaron su trabajo y produjeron una segunda versión del ballet, que es la que ha quedado establecida en el repertorio. Falla amplió la dotación instrumental hasta llegar a una orquesta que incluye piccolo, dos flautas, oboe, corno inglés, dos clarinetes, fagot, dos cornos, dos trompetas, timbales, piano, campanas y una sección completa de cuerdas. Bajo esta nueva forma, El amor brujo se estrenó en París el 22 de mayo de 1927 y resultó un éxito rotundo.

Juan Arturo Brennan