Strauss / De Falla / Bach / Berlioz / Saint-Saëns 27/10/16
JOHANN STRAUSS JR. (1825-1899)
Obertura de la opereta El murciélago
En el año de 1874 Johann Strauss compuso una opereta que hasta hoy es considerada como una de sus obras más importantes: Die Fledermaus, conocida en castellano como El murciélago. Esta divertida opereta está basada en una comedia alemana original de Roderich Benedix, que fue adaptada por dos escritores austríacos y que en su forma escénica final se debe a Henri Meilhac y Ludovic Halévy, la famosa pareja de libretistas que también escribió el libreto de la ópera Carmen de Georges Bizet (1838-1875). Fue sobre el texto escénico de Meilhac y Halévy que el libretista Richard Genée, con la colaboración de Carl Haffner, dio forma final al texto de El murciélago. El éxito de esta obra se debe no sólo a la brillante música de Strauss, sino también a un texto en el que las convenciones y las vueltas de tuerca de la comedia de enredos son explotadas al máximo.
La opereta El murciélago se estrenó en la capital austríaca en el Theater an der Wien el 5 de abril de 1874 y aunque se representó solo en 16 funciones, al paso del tiempo se convirtió en la gran favorita del público vienés. En el año de 1894 El murciélago hizo historia al ser la primera opereta representada en una función nocturna en la Ópera Imperial.
MANUEL DE FALLA (1876-1946)
Danza ritual del fuego de El amor brujo
Si bien hoy es conocida fundamentalmente como una obra de concierto, El amor brujo nació como un ballet. Y nació, como tantas otras cosas, de la inspiración de una mujer. Hacia los primeros años del siglo XX, Pastora Imperio era una de las grandes figuras en el mundo del cante jondo, y fue ella la que expresó su deseo de interpretar una obra de canto y baile compuesta por Falla y escrita por el notable dramaturgo y novelista Gregorio Martínez Sierra. El amor brujo, tal y como lo habían concebido originalmente Falla y Martínez Sierra, fue estrenado en el Teatro Lara de Madrid el 15 de abril de 1915 con Pastora Imperio en el papel protagónico. Dicen los enterados que el estreno emocionó sólo a los gitanos que asistieron a él. Sin perder de vista su intención original, los creadores de El amor brujo revisaron su trabajo y produjeron una segunda versión del ballet, que es la que ha quedado establecida en el repertorio. Desde el punto de vista teatral, en esta segunda versión aparecen nuevos personajes, incluyendo el fantasma del antiguo amante de la joven Candelas. Por su parte, Falla amplió la dotación instrumental hasta llegar a una orquesta que incluye piccolo, dos flautas, oboe, corno inglés, dos clarinetes, fagot, dos cornos, dos trompetas, timbales, piano, campanas y una sección completa de cuerdas. Bajo esta nueva forma, El amor brujo se estrenó en París el 22 de mayo de 1927 y resultó un éxito rotundo.
JOHANN SEBASTIAN BACH (1685-1750)
Toccata y fuga para órgano en re menor, BWV 565
(Orquestación de Leopold Stokowski)
Tratar de explicar aquí el posible interés de transcribir para orquesta sinfónica una obra de Johann Sebastian Bach, sobre todo si se trata de la más conocida y famosa de todas sus composiciones, sería un ejercicio inútil. Baste recordar, en cambio, que por razones más o menos fáciles de explicar, la música barroca ha sido un campo especialmente fértil para los trabajos de variación, transcripción, orquestación, arreglo, etc. realizados por músicos de épocas posteriores. La música de Bach ha ejercido siempre un atractivo especial sobre estos arreglistas, debido a sus numerosas cualidades intrínsecas y a la aparentemente infinita variedad de interpretaciones a las que se presta con naturalidad. Es evidente que un compositor como Bach no podía sustraerse a los afanes transformistas del famoso y controvertido director de orquesta Leopold Stokowski, y uno de sus trabajos más famosos de transcripción es precisamente su versión orquestal a la portentosa Toccata y fuga BWV 565, transcripción que fue dada a conocer al mundo a través de la muy divertida película Fantasía.
HÉCTOR BERLIOZ (1803-1869)
Sueño de una noche de aquelarre y Marcha al cadalso, de la Sinfonía fantástica, Op. 14
Después de haber cultivado musicalmente cierta afición por el gran escritor alemán Johann Wolfgang von Goethe, el joven Héctor Berlioz, alrededor de 1830, cambió su preferencia hacia el dramaturgo más grande de todos los tiempos, William Shakespeare. Este cambio se debió, sin embargo, no a las preferencias literarias de Berlioz sino al hecho de que una compañía teatral británica que visitaba Francia por esos tiempos llevaba entre sus artistas a una joven actriz irlandesa llamada Harriet Smithson, que al parecer interpretaba sensacionalmente el papel de Ofelia en el Hamlet de Shakespeare. Como nos sucede a todos de vez en cuando, Berlioz se enamoró perdidamente, pero a distancia, de la bella actriz. Todo esto estaba muy bien, salvo por el hecho de que a Berlioz se le olvidó el pequeño detalle de declararle su amor a la dama. Así que, cediendo a un impulso netamente romántico, Berlioz se dio prisa en terminar una obra que ya había iniciado, y le puso como título Sinfonía fantástica, añadiendo como subtítulo explicativo el de Episodio en la vida de un artista. ¿Qué tan autobiográfica podía ser una sinfonía escrita hacia 1830 por un joven de apenas 27 años de edad? El mismo Berlioz ofrece una clave, a través del detallado programa que escribió para su sinfonía. Como encabezado de la partitura, Berlioz redactó este párrafo:
Un joven músico de sensibilidad mórbida e imaginación ardiente se envenena con opio en un arranque de desesperación amorosa. La dosis del narcótico, demasiado débil para causarle la muerte, lo sumerge en un profundo sueño, acompañado de las más extrañas visiones, durante cual sus sensaciones, sentimientos y recuerdos se transforman en su cerebro enfermo en imágenes y pensamientos musicales. La mujer amada se ha convertido para él en una melodía, como una idea fija que se encuentra y escucha por doquier.
Después de este prólogo literario, los cinco movimientos de la sinfonía proceden a explicar musicalmente (y con el acompañamiento de un extenso texto escrito por Berlioz) esas visiones del artista enamorado y drogado.
CAMILLE SAINT-SAËNS (1835-1921)
Danza macabra, Op. 40
Uno de los poemas de Henri Cazalis, poeta francés asociado con los parnasianos, sirvió como fuente de inspiración a Camille Saint-Saëns para la creación de una de sus partituras más divertidas, la Danza macabra. Un dato poco conocido al respecto de esta obra es el hecho de que originalmente fue concebida por Saint-Saëns como una canción, y sólo en segunda instancia le dio la forma de un poema sinfónico. Entre los poemas sinfónicos estrictamente narrativos, la Danza macabra es uno de los que cuenta con más claridad la historia literaria que le da origen. Camille Saint-Saëns compuso la Danza macabra en 1874, y el estreno de la obra se llevó a cabo el 24 de enero de 1875 en uno de los conocidos Conciertos Colonne, en París.
Juan Arturo Brennan