Prokofiev / Mozart / Brahms 15/11/16
SERGEI PROKOFIEV (1891-1953)
Suite de El teniente Kijé, Op. 60
Cuando el escritor ruso Yury Tynyanov creó el divertido cuento en el que narra la fascinante historia del teniente Kijé, no se imaginó que su texto tendría una trascendencia doble: primero al cine, y más tarde a la sala de conciertos. El cuento mismo es realmente divertido. En un mensaje que le es enviado por sus oficiales militares, el zar Pablo I encuentra un borrón de tinta. La lectura errónea del borrón lo lleva a suponer que el texto habla de un tal Kijé, y el Emperador de Todas las Rusias exige más datos sobre el “bravo oficial”. Sus subordinados militares, incapaces de contradecir al monarca y sacarlo del error, inventan la biografía completa del inexistente Kijé, desde su nacimiento hasta el fin de su carrera, pasando por el exilio en Siberia, su ascenso en las filas militares, su matrimonio, y otros episodios de su vida, ricamente sazonados por la imaginación de los oficiales del zar. Ya plenamente interesado en la vida de su exitoso teniente, el zar exige conocerlo personalmente, por lo que a los oficiales no les queda más remedio que informar, con tristeza evidente, que el bravo teniente Kijé ha muerto noblemente en batalla, dando su vida por el imperial Padrecito. Esta sabrosa narración de Tynyanov fue convertida en una divertida película por el director Alexander Feinzimmer, quien encargó la pista musical para su filme a Sergei Prokofiev. Esta fue la primera música cinematográfica creada por Prokofiev, quien al paso del tiempo habría de destacarse como uno de los más lúcidos creadores de partituras para la pantalla. La música para la película fue compuesta en el año de 1933 y, un año más tarde, el mismo compositor arregló la suite de concierto en cinco movimientos a través de la que hoy se conoce esta divertida biografía musical del valiente oficial Kijé.
WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)
Concierto para violín y orquesta No. 4 en re mayor, K. 218
Al inicio del año 1775, Wolfgang Amadeus Mozart se encontraba con su padre en Munich, a donde había llegado en diciembre de 1774 para una estancia de tres meses. En enero de 1775 se estrenó en la ciudad bávara la ópera cómica La fingida jardinera, K. 196, con la presencia del príncipe elector Maximiliano III. En marzo, la familia Mozart volvió a Salzburgo, y al mes siguiente se representó en esa ciudad otra de las óperas tempranas de Mozart, El rey pastor. Durante el resto del año, el compositor creó algunas sonatas para piano, serenatas instrumentales, la Missa brevis y, entre junio y diciembre, los Conciertos para violín Nos. 2, 3, 4 y 5. Cabe anotar aquí que algunas cronologías indican que el primero de la serie, el K. 207, también fue escrito en esa época, aunque sobre este particular hay discrepancia de las fuentes. Respecto al Concierto No. 4, hay algunos datos interesantes que se desprenden de una carta dirigida por Mozart a Leopold en 1777, durante el largo peregrinaje del compositor a París en compañía de su madre. Un fragmento de esa carta dice así:
En la noche, durante la cena, toqué el Concierto Estrasburgo. Fluyó como aceite. Todo el mundo alabó el sonido puro y hermoso.
Esta referencia aparentemente críptica en la carta de Mozart ha sido descifrada por los musicólogos a partir de un análisis del movimiento final del Concierto No. 4, que es la obra a la que el compositor se refiere en la carta. El vivo movimiento final tiene una sección central contrastante, una especie de solemne gavota que está construida sobre un pedal que, al decir de los enterados, suena como una museta. He aquí el breviario cultural: museta es, por una parte, un tipo de gaita francesa, y por la otra, una variedad de gavota construida sobre un pedal que semeja dicho instrumento. ¿De dónde viene, pues, la referencia a Estrasburgo en la carta de Mozart? Parece ser que el mencionado episodio central del rondó final contiene una melodía muy similar a una tonada popular utilizada por Karl Ditters von Dittersdorf (1739-1799) en un episodio titulado Ballo Strasburghese en su Sinfonía Carnaval. Recordemos, finalmente, que hay referencias históricas que indican que el Cuarto concierto fue tocado por Antonio Brunetti, buen violinista y amigo cercano de Mozart.
JOHANNES BRAHMS (1833-1897)
Sinfonía No. 3 en fa mayor, Op. 90
Refiriéndose a la Tercera sinfonía de Johannes Brahms que nos ocupa, el compositor argentino Alberto Ginastera escribió esto:
El Opus 90 que sale de su pluma en el verano de 1883 es otra obra maestra, una de las más hermosas composiciones que ha escrito Brahms, y tal vez la que revela de una manera más completa su profundo sentido poético y su titánico espíritu épico.
Lo interesante de esta breve descripción es que su última parte parece ser contradictoria. ¿Cómo conciliar lo poético con lo épico? Esta es, justamente, una de las cualidades más nobles de la música de Brahms: la síntesis de estas ideas aparentemente contrarias pero que en su obra fueron siempre complementarias. La Tercera sinfonía fue escrita por Brahms en Wiesbaden en 1883, y la partitura fue editada por Simrock al año siguiente. Como tantas partituras famosas en la historia de la música, ésta lleva una dedicatoria. Lo curioso es que la dedicatoria, dirigida al pianista y director de orquesta Hans von Bülow, está fechada en 1890, siete años después del estreno de la obra. La Tercera sinfonía de Brahms fue estrenada en Viena el 2 de diciembre de 1883 bajo la batuta de Hans Richter. Cinco semanas después se estrenó en Berlín bajo la dirección de Joseph Joachim, y en enero de 1884 fue tocada por primera vez por la Filarmónica de Berlín, bajo la dirección de Franz Wüllner. Por cierto, la obra tuvo el dudoso honor de ser una de las tantas piezas sinfónicas “adaptadas” en los años 1970’s por el arreglista Waldo de los Ríos, quien convirtió el hermoso tercer movimiento de la sinfonía en una especie de balada rítmica, con voz, percusiones, bajo eléctrico y otras cosas totalmente superfluas.
Juan Arturo Brennan