La Orquesta del S. XXI 03/03/17
La orquesta del siglo XXI
Pocas instituciones artísticas encarnan en una única entidad la ambivalencia entre tradición e innovación como la orquesta sinfónica. A lo largo de su lenta configuración a la forma que actualmente conocemos, la orquesta ha sido participe no sólo de la historia de la evolución musical, sino social y política. En el siglo XXI, la orquesta enfrenta uno de los retos más grandes desde su formación: mantener su vigencia en un mundo moldeado a una velocidad hasta ahora desconocida por el ser humano. No es la primera vez que se enfrenta a este reto, ya ha sido desafiada de forma semejante hace poco más de medio siglo.
La orquesta obtuvo su victoria más grande al sobrevivir a los embates sociales y estéticos del tormentoso siglo XX, cuando la humanidad entro en una espiral de autodestrucción que alcanzó su más monstruosa forma en sitios como Auschwitz. Tomaría el resto del siglo escapar de ella. Los artistas quisieron romper con las formas tradicionales de realizar su quehacer y deseaban romper todo nexo con la Europa de la guerra, y eso incluía a sus instituciones, como la orquesta. Pero ella demostró ser imprescindible. La generación de la posguerra no podía simplemente olvidar a la orquesta que, para entonces, había llegado a tantas partes del mundo y fue absorbida en tantas culturas que su abandono ya no era una opción. Poco a poco un número mayor de compositores, a lo largo de los 50 años que siguieron a la guerra, volvieron nuevamente su mirada a la orquesta, reconociendo que su papel como catalizador de la innovación musical seguía siendo tan válido como tres siglos atrás.
Así, la orquesta ha entrado al siglo XXI con una renovada vitalidad y una doble función cultural: preservación e innovación. La tarea no es fácil, pero lejos de dar señales de cansancio, parece ser que alrededor del mundo la orquesta ha encontrado nuevas formas de evolucionar, ha adoptado la tecnología a su favor, y es posible asegurar sin temor a equivocarse que el reto arriba mencionado se cumplirá cabalmente: la orquesta seguirá viva para acompañar el descubrimiento artístico de muchas generaciones.
El día de hoy, la Orquesta Sinfónica de Xalapa hace un homenaje a algunas de las obras que han trascendido su propia época y hablan al mundo entero, obras que al ser elegidas por el público dan cuenta de su invaluable lugar en la cultura. El recorrido nos lleva por doscientos años de historia musical, desde Wofgang Amadeus Mozart (1756-1791) hasta el mexicano Arturo Márquez (1950-).
Considerada como uno de los logros más significativos no sólo del arte sino de la creatividad humana, la obra sinfónica de Ludwig van Beethoven está representada en este concierto por el primer movimiento de la Sinfonía No. 5 (1808), una de las obras más populares de todo el repertorio sinfónico. En otro extremo de la geografía europea se encuentra la música concebida por el autor ruso Piotr Ilich Tchaikovsky. El ballet El cascanueces (1892) es fiel representante de las alturas alcanzadas por el arte imperial ruso a finales del siglo XIX.
El nivel de virtuosismo y pureza musical propio del romanticismo alemán está representado en este programa por la obertura Sueño de una noche de verano (1826), de Félix Mendelssohn, inspirada en la obra homónima de William Shakespeare, y por la Danza Húngara No. 5 (1869) de Johannes Brahms, tomada de su serie de veintiún danzas basadas en melodías tradicionales de Hungría. Derivado igualmente de una danza popular, el vals El Danubio Azul (1866), de Johann Strauss, da cuenta de la enorme popularidad de esta forma de baile en la sociedad austriaca de la epoca romántica. Es además una de las obras más reconocidas y ha sido referenciada en un sinnúmero de películas, programas de TV e inclusive, campañas publicitarias.
La música para el teatro ha llamado la atención de grandes compositores. Entre ellos contamos al noruego Edvard Grieg, quien, en 1875, compuso la música para la obra Peer Gynt, escrita por Henrik Ibsen, de donde se desprende el episodio En la gruta del rey de la montaña (1875). La ópera y la orquesta han evolucionado de forma conjunta a lo largo de la historia. Hoy daremos un vistazo a la obra de Wolfgang Amadeus Mozart Las bodas de Figaro (1786), una de las óperas más importantes y representadas en la actualidad. Escucharemos, además, la obertura El barbero de Sevilla (1816) de Giacchino Rossini, y la innovación operística de Richard Wagner, ejemplificada por la célebre Cabalgata de las Valquirias (1870).
Dando un gran salto en el tiempo y la geografía, llegamos al Danzón No. 2 (1994) de Arturo Márquez. Esta pieza, que en pocos años se ha convertido en un signo de identidad nacional, toma su inspiración de la lucha de los pueblos indígenas de México, representados por el movimiento del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), iniciado en el estado de Chiapas en ese mismo año. Para el compositor, la obra es un llamado a la esperanza.
La OSX agradece su participación en las votaciones para elegir tan célebre repertorio, esperando que cada quien disfrute de las obras seleccionadas. Un programa especial, por y para ustedes, aderezado con varias sorpresas que coronarán la noche.