Islas / Vieuxtemps / Pichl / Pfitzner 28/09/17

Diana Elisa Flores y Fausto Gómez | Tlaqná
La Pierre Solaire - Cristina García Islas / Concierto para violín n.° 5 - Henri Vieuxtemps / Vaclav Pichl - Concierto en Re Mayor para Contrabajo / Missa Papae Marcelli - Hans Pfitzner

Del Siglo XXI...
Originalmente escrita en cinco movimientos continuos, inspirados en los cinco soles del calendario azteca, La Piedra Solar de Cristina García Islas (México, 1983) fue escrita en 2010 y estrenada bajo el nombre La Pierre Solaire en las ciudades de Repentigny y Montréal, Canadá. La autora separó de la obra original tres de sus movimientos para integrar la versión corta que hoy se estrena:
Nahui Éhecatl: Segunda era cosmogónica del Calendario azteca. Representa el cataclismo de la humanidad bajo la fuerza del viento, el cual es responsable de la segunda desaparición del ser humano en la Tierra.
Nahui Atl: La cuarta era cosmogónica, generadora de la destrucción humana, está engendrada en las inundaciones.
Nahui Ollin: Representa el movimiento terrestre o el terremoto, la imposición grande de la Tierra que se instala. Su esencia se parte, se mueve y somete al ser humano mostrándole la fragilidad de la vida, pero en sus rastros deja luz, porque cada cataclismo tiene la esperanza de un renacimiento.
La melodía, la textura ruidosa y la fuerza de los metales junto a las percusiones hacen de la obra un retrato en pequeño de la idea esencial de un cataclismo.
Del SIglo XIX...
Dentro de la escena musical del siglo XIX, puede decirse que el autor belga Henri Vieuxtemps (1820-1881) figuró -al lado de Niccolo Paganini- como uno de los violinistas más trascendentales de la época. El compositor Hector Berlioz lo definía así como un artista extraordinario y de gran talento:
“…sus obras, con su belleza y disposición experta de los eventos musicales, son las de un maestro cuya estilo es indefectiblemente noble y digno”
Como era de esperarse en un violinista eminente como Vieuxtemps, la mayor parte de su producción fue dedicada a su propio instrumento. De entre todas sus obras, hoy destaca el Concierto para violín No. 5, compuesto en 1861 a petición de su amigo Hubert Léonard, como pieza para tocarse en un concurso en el Conservatorio de Bruselas. Una peculiaridad de esta obra es es que aparenta constar de un solo movimiento, cuando en realidad se encuentra dividida en tres secciones: Allegro non troppo, Adagio y Allegro con fuoco, que se tocan sin pausa. La obra fue expresamente diseñada para probar las capacidades de los estudiantes avanzados de violín, exigiendo del solista un alto grado de musicalidad y un gran virtuosismo en la ejecución del instrumento.

Del SIglo XVIII...
Bajo la influencia de Franz J. Haydn y Karl Ditter von Dittersdorf, Vaclav Pichl (1741-1805), se posicionó como uno de los mejores violinistas y compositores checos del siglo XVIII. El Concierto en Re Mayor para Contrabajo y Orquesta se destaca de otros producidos en este periodo, como los de Dittersdorf, Zimmerman y Hofmeister, por su original frescura y accesibilidad. La pieza se compone de tres movimientos, los cuales combinan tanto una energía jovial como una languidez lírica sin perder su naturaleza asequible, lo que ha transformado a este concierto en uno de los favoritos entre el repertorio formativo para estudiantes, a la par de que sus exigencias lo hacen una obra digna para un solista profesional.
La composición fue concebida originalmente para ser interpretada en un violón o violone, instrumento antiguo muy similar al contrabajo. Se especula que la obra se creó con dedicatoria para el destacado contrabajista vienes Friedrich Pischelberger, en un momento en que florecía la composición para el violón y el contrabajo.
Del SIglo XX...
Frente al inminente avance de la reforma protestante, la iglesia católica del siglo XVI reafirmó distintas posturas, a la par que ratificaba su pureza doctrinal ante el naciente movimiento rupturista. El llamado “Concilio de Trento”, fue un conjunto de sesiones doctrinales llevadas en la ciudad italiana del mismo nombre, que tenían por propósito depurar los sistemas envilecidos que los protestantes luteranos criticaban, legitimando sus creencias ante las nuevas interpretaciones teológicas del luteranismo. Hans Pfitzner (1869-1949), compositor alemán representativo de la breve etapa del posromanticismo musical, relata estos eventos en su ópera Palestrina (1917), en la que su protagonista, el célebre compositor renacentista Giovanni da Palestrina, compone su célebre Missa Papae Marcelli (Misa del Papa Marcelo) en defensa de la composición polifónica que empezaba a despuntar en la época, ante la reacción del ala conservadora de la iglesia que defendía la pureza de la monofonía tradicional. La ópera describe en alguna medida las polémicas derivadas del Concilio de Trento, así como del impacto que tuvieron los debates en torno a la música litúrgica durante la Reforma protestante y la Contrarreforma. De atmósfera melancólica, en Palestrina se retrata a un héroe altamente introspectivo e inclinado a los remordimientos éticos. Su naturaleza gótica, cargada por imágenes de solemnidad cristiana y un carácter lóbrego, la dotan de una originalidad tal que la sitúan como la creación más significativa de Pfitzner. En su momento la obra fue considerada como excepcional, y pese a que actualmente no figura en el repertorio habitual de las compañías operísticas, sigue siendo estimada como una obra de gran refinamiento y carácter. Para cada uno de sus tres actos, Pfitzner compuso -a manera de Introducción- un Preludio puramente instrumental, que posteriormente se integraron en este tríptico que hoy se escucha por vez primera en Xalapa.

NOTAS POR DIANA ELISA FLORES Y FAUSTO GÓMEZ