Tradiciones Navideñas 12/12/17
Tradiciones navideñas
El nacimiento de Jesucristo no es solamente una de las fechas más relevantes en el calendario litúrgico cristiano, sino que también ha figurado como uno de los temas más recurrentes en las Bellas Artes. El anuncio del ángel Gabriel a María sobre su embarazo, la persecución por orden del rey Herodes para matar a los inocentes recién nacidos, el viaje a Belén y la aventura de los Reyes Magos de Oriente para conocer al infante, son historias habituales en los países de tradición cristiana. Por distintos medios estéticos, los artistas han buscado la manera de plasmar estos acontecimientos de forma poética, y la música no es la excepción.
Aún arraigados en la tradición litúrgica judía, los primeros cristianos plasmaron en sus cantos los eventos más relevantes de la vida de Jesucristo. Cuando el emperador romano Teodosio I declaró al Cristianismo la religión oficial del imperio, en el año 380 d.C., la influencia judía se mezcló con las manifestaciones musicales romanas, producto al que finalmente se le incorporaría la música de los pueblos bárbaros a principios de la Edad Media. El canto llano, los motetes (composiciones polifónicas interpretadas en las iglesias del siglo XIII) y otros géneros, como los villancicos, oratorios, letanías, himnos y cantatas, se usaban para narrar el nacimiento de Jesucristo y evocar los acontecimientos señalados por la tradición navideña.
A principios del siglo XVIII la estética barroca se encontraba en pleno apogeo, con Johann Sebastian Bach (1685-1750) como su máximo exponente. En 1734 Bach compuso su célebre Oratorio de Navidad, en el que un cantante -a manera de evangelista- relata los hechos en torno al nacimiento de Jesucristo. Como era común en la época, Bach reutilizó temas extraídos de sus propias cantatas para componer el encargo navideño. Aunque el Oratorio de Navidad es una de las piezas paradigmáticas del repertorio musical propio de esta época, sería otro oratorio el que se convertiría en el más emblemático de la Navidad: El Mesías, compuesto en 1742 por Georg Friedrich Händel (1685-1759). La obra fue comisionada originalmente para la celebración de la Pascua; sin embargo, paulatinamente fue desplazada hacia la celebración de la Navidad. El carácter triunfal de El Mesías relata distintos sucesos bíblicos del Nuevo Testamento, a manera de una musicalización de la profecía sobre el advenimiento del Mesías, así como de los sucesos en torno al nacimiento de Jesús.
El himno Adeste Fideles invita a los fieles creyentes a la adoración. Para el siglo XIX la pieza se había popularizado como música navideña entre las familias de clase media en Francia, extendiéndose paulatinamente como tradicional en toda Europa. Sin embargo, una buena parte del repertorio que actualmente es representativo de la tradición navideña tiene su origen en el siglo XX. En 1948 Leroy Anderson compuso Sleigh Ride, cuya peculiaridad es la incorporación de sonidos que simulan el trote de caballos. En los países latinoamericanos se arraigó la tradición española de los villancicos, a la que se sumaron autores contemporáneos como Miguel Bernal Jiménez, quien en 1944 compuso Los alegres pastorcillos. Este tema es uno de los varios que se ha agregado a los popurríes navideños como el que hoy se estrena en Xalapa, realizado en el 2011 por el autor mexicano Gerardo Meza, por encargo de la Orquesta Sinfónica de Minería.