Las mil y una noches 12/05/17

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Scheherazade - Nikolai Rimsky-Korsakoff / Danzas de Galánta - Zoltán Kodály / The Chairman Dances, Foxtrot para Orquesta - John Adams

Las mil y una noches y otras danzas…
“En el lejano Oriente, hubo una vez un Rey llamado Schahriyâr. Un buen día, tras enterarse de que la esposa de su hermano ha sido infiel, descubre también la infidelidad de su propia esposa y decide cobrar venganza, degollándola junto con sus amantes y cómplices. Convencido de que todas las mujeres son falsas y sin fe, Shahryâr comienza a casarse con una sucesión de vírgenes, sólo para ejecutar a cada una a la mañana siguiente de las nupcias, antes de que tengan la oportunidad de deshonrarlo. Luego de varios años de masacre, cuando el rey pidió a su ministro que le llevara una nueva doncella, ya no quedaba ninguna en la ciudad, pues todas las familias habían huido con sus hijas. El ministro volvió preocupado a su casa y comentó la situación a su hija mayor, Scheherazade. Ella urde un plan en el que se ofrece a sí misma como la próxima novia, que su padre acepta de mala gana. En la noche de su matrimonio, Scheherazade comienza a contarle al rey una historia, pero no la termina. El Rey, curioso por conocer el final, se ve obligado a posponer su ejecución para escuchar la conclusión. La noche siguiente, tan pronto como termina el cuento, Scheherazade comienza (y sólo comienza) uno nuevo, y el rey, deseoso de oír el final, pospone su ejecución una vez más… y así continúa durante mil y una noches. Finalmente todo sucedió como se había esperado: el Rey cambió de parecer, perdonó la vida a Scheherazade y abandonó su mal proceder, trayendo paz y alegría para su pueblo.
La suite orquestal Scheherazade, inspirada en el personaje del mismo nombre, se convertió a lo largo de los años en una de las obras más emblemáticas del repertorio ruso. Y no es para menos, puesto que es una de las muestras más representativas del extraordinario oficio como orquestador que desarrolló su autor, Nikolai Rimsky-Korsakoff (1844-1908). La concepción de la obra y la elección del tema en torno al cual se desarrollaría se dieron en una época en que los artistas rusos buscaban material “exótico” fuera de su país y se adentraron en las tradiciones orientales, en especial del gran universo narrativo que ofrecía el Islam. A pesar de esto, Rimsky-Kosakoff no buscó crear una obra programática que contara de manera ordenada o determinada las historias, sino que se trata de un caleidoscopio que refleja trazos de una u otra historia, que convergen de maneras diferentes y que, de igual manera, transportan al escucha por diversos escenarios y personajes. Todo esto amalgamado por temas que aparecen recurrentemente a lo largo de la obra, como el tema del violín solo, que representa a la misma Scheherazade.
Al respecto se puede decir también que los subtítulos con los que se identifica a las diversas partes de la obra (El mar y la nave de Simbad, La historia del príncipe Kalender, El joven Príncipe y la joven Princesa, y El Festival de Bagdad-El mar), fueron sugerencias del compositor Anatoly Lyadov, amigo cercano de Rimsky-Korsakoff, y aunque fueron aprobados inicialmente por el compositor, decidió a la postre hacerlos a un lado, infructuosamente pues en la práctica se han mantenido vigentes hasta la fecha.
En las décadas siguientes, otros compositores comenzaron a buscar inspiración en material ajeno a la tradición musical académica. Algunos, como Rimsky-Korsakoff, la encontraron fuera de su lugar de origen. Otros volvieron la mirada a las tradiciones folclóricas de sus propios países. Tal es el caso de Zoltán Kodály (1882-1967), uno de los compositores húngaros más importantes del siglo pasado, quien al lado de Béla Bartók (1881-1945) llevó a cabo la ardua tarea de reivindicar la tradición folclórica húngara, por medio de su labor como etnomusicólogo y educador. La obra de Kodaly está repleta de referencias y arreglos de canciones y piezas recopiladas a lo largo de su país. Galánta es un pequeño pueblo mercantil conocido para los viajeros que transitan entre Viena y Budapest, y en el que Kodaly pasó siete años de su niñez. En aquel entonces existía ahí una famosa banda de músicos gitanos, la primera “orquesta” con la que Kodaly tuvo contacto. La música de aquellos gitanos tenía raíces ancestrales: hacia el año 1800 se habían ya publicado en Viena algunos libros de danzas húngaras, uno de los cuales contenía música “al estilo de las danzas gitanas de Galánta”, del cual el compositor tomó algunos de los temas principales usados en su suite. Kodaly compuso sus Danzas de Galánta en 1933, para conmemorar el Octagésimo Aniversario de la Sociedad Filarmónica de Budapest.
Por último, hacia el final del siglo XX, el compositor estadounidense John Adams (1947- ) aleja su mirada de la órbita europea y compone The Chairman Dances, Foxtrot para Orquesta (traducida al español como “El Presidente danza”), obra en la que confluyen el estilo minimalista y la influencia de las orquestas de jazz de principios del siglo pasado, en especial del ritmo conocido como foxtrot. La obra fue compuesta en 1985, al mismo tiempo que su famosa ópera Nixon en China, y fue concebida como una “extensión” del tercer acto de la misma. En ella, Adams pretende evocar imágenes de Jiang Qing, última esposa del líder chino Mao Tse Tung, irrumpiendo en un banquete oficial con unas danzas seductoras. El Presidente Mao desciende entonces de su retrato, y ambos bailan juntos un foxtrot.