Viaje de Invierno 07/12/18

Diana Elisa Flores | Tlaqná
Concierto para corno, Winterreise - Krzysztof Penderecki / Sinfonía n.° 9, La Gran Do Mayor - Franz Schubert

El Viaje de Invierno, de Krzysztof Penderecki
“¿Lo sientes? ¿Ese punzante perfume de frío en el aire, el gris en los ojos y esos largos ocasos? Es el invierno que llega…” Stephen Littleword
Considerado entre los autores polacos contemporáneos más importantes, Krzysztof Penderecki (1933) perteneció a la primera línea de compositores asociada al surgimiento de la revolución musical de la década de los 1950 en Polonia. Para ese entonces Penderecki era un joven erudito que destacaba por componer obras que aludían a los problemas político-sociales por los que atravesaba el mundo en aquella época— entre ellas la obra Treno, pieza dedicada a las víctimas de Hiroshima—. Entre el 2007 y 2008 compuso su Concierto para Corno Winterreise (Viaje de invierno), durante un invierno que dedicó a viajar por Asia y Sudamérica. La obra fue una comisión hecha por el cornista Radovan Vlatkovic, quien se atrevió a pedir a Penderecki una pieza solista para corno, definiendo el concierto como “una obra que tiene bastantes contrastes […] una obra difícil por su complejidad al recrear diversos caracteres y atmosferas”. El corno solista emula en el concierto a un cuerno de caza, pues Penderecki evoca en el rondó del segundo movimiento las cacerías de invierno que vivió durante su infancia. El concierto se estrenó en 2010 en Katowice, Polonia, con Vlatkovic como solista y bajo la dirección del propio Penderecki.
"Cada uno tiene su propio Viaje de invierno”, dice Krzysztof Penderecki. Aunque el título de su concierto así lo sugiera, no existe ninguna asociación con el célebre ciclo de canciones homónimo de Franz Schubert.
Viaje de Invierno puede denotar también el trayecto artístico y musical de Penderecki. La selección del instrumento solista es una novedad en su obra: este concierto para corno es el primero escrito por Penderecki para un instrumento de metal.

La Gran Do Mayor de Schubert
Dentro de los mitos que encierra el género musical de la sinfonía, destaca el de que llegar a una Novena era un presagio de infortunio para un compositor. Esta creencia, originada a fines del S. XIX, obedece a que varios compositores notables, particularmente de la tradición vienesa, no alcanzaban a componer una décima sinfonía ya que morían después de concluir la Novena. Situación similar aconteció con Franz Schubert (1797-1828), quien no vivió para ver interpretada su Sinfonía No. 9, concluida en 1828 y estrenada años después de su muerte. La Sinfonía No. 9—también conocida como la “Sinfonía de Gastein”, pues su composición inició durante una estancia de Schubert en la localidad de Gmunden-Gastein en 1825, goza ahora de gran popularidad junto a la Novena de Beethoven y la Sinfonía Fantástica de Berlioz como obras cumbres de principios del siglo XIX apegadas ya plenamente a la tradición romántica. Schubert intentó que su sinfonía se tocara en Viena y facilitó el manuscrito a la Sociedad de Amigos de la Música, sin embargo fue rechazada por la orquesta, que la consideró “intocable” tanto por su extensión como por las dificultades técnicas que presentaba, y de ahí pasó al olvido. Después de la muerte de Schubert, el manuscrito quedó en poder de su hermano Ferdinand, quien diez años después lo mostró a Robert Schumann durante una visita de éste a Viena. El impacto que causó a Schumann la obra lo motivó a enviar una copia a su amigo Felix Mendelssohn, quien de inmediato reconoció en ella una obra maestra, y programó el estreno -bajo su batuta- con la orquesta de la Gewandhaus de Lepizig, en marzo de 1839. La Sinfonía No. 9 es también conocida como “La Gran Do Mayor”, en contraste con la más breve Sinfonía No. 6, denominada “La Pequeña Do Mayor”. En ella destaca el desarrollo estructural que Schubert elabora para dar forma a una sinfonía de esta extensión, algo inusual en la época. Esta adaptación lírica y espontanea del romanticismo temprano dio pie para que autores como Brahms y Mahler prosiguieran explorando por este camino. A propósito de la pieza, Schumann declaró: “Quien no conozca esta sinfonía sabe muy poco de Schubert, y esta alabanza puede parecer excesiva si se piensa todo lo que este músico ha dado al arte”.

NOTAS POR DIANA ELISA FLORES