Festival Brahms 3 14/05/19

Axel Juárez | Tlaqná
Johannes Brahms: Obertura Académica / Festiva Sinfonía no. 4 / Concierto para Violín y Cello
BRAHMS SEXTO FESTIVAL OSX JUNI 14, 2019 «¡Nunca escribiré una sinfonía!», declaró Brahms en 1872, «no tienes idea de lo que es escuchar los pasos de un gigante detrás de ti». El gigante era Beethoven, por supuesto, y aunque su música fue una inspiración esencial para Brahms, también estableció un estándar tan alto que a Brahms le pareció fácil descartar sus propias creaciones por considerarlas insignificantes en comparación. Pasaron cuatro años más para que Brahms firmara su Primera Sinfonía —también para que tuviera acceso a una orquesta sinfónica para ensayar—. Después de este primer esfuerzo sinfónico, las siguientes nacieron en lapsos relativamente cortos: la Segunda en 1877, la Tercera en 1882-3 y la Cuarta en 1884-5. Cada una es una obra maestra, además de contar con una personalidad marcadamente diferente. La primera es fuerte y poderosa, la segunda soleada y bucólica, la tercera –a pesar de presentarse como introspectiva e idílica– muestra toques heroicos. En su Sinfonía No. 4, en Mi menor, Op. 98 (1885) Brahms logra una obra de gran trascendencia, nacida de emociones opuestas: melancolía y alegría, severidad y éxtasis, solemnidad y euforia. Clara Schumann reconoció este juego de dualidades desde el primer movimiento y observó que «es como si uno estuviera en primavera entre floraciones, y a su vez la alegría y la tristeza llenaran el alma de uno». Brahms estaba consciente de su logro en esta obra. La compuso durante dos vacaciones de verano en Mürzzuschlag, en los Alpes de Estiria (Austria): los dos primeros movimientos en el verano de 1884, los otros dos en el verano de 1885. En muchas ocasiones Brahms sugería que sus composiciones reflejaban los lugares en donde fueron escritas, y en este caso escribió desde Mürzzuschlag al director Hans von Bülow que su sinfonía «sabe al clima de aquí; las cerezas no son dulces, no te las comerías». Brahms, dado a despreciar sus trabajos, describió alguna vez esta sinfonía como «otro conjunto más de polkas y valses», pero en este caso describió perfectamente lo agridulce que impregna gran parte de la Cuarta Sinfonía. El Doble Concierto para violín y violoncello, Op. 102 (1887) fue el último trabajo para orquesta que escribió Brahms, y probablemente el más personal, escrito con el afán de reparar su deteriorada amistad con Joseph Joachim (1831-1907), quien había sido uno de sus más íntimos amigos durante casi tres décadas. A Joachim se le recuerda como uno de los músicos más ilustres de su tiempo; además de virtuoso violonista se dedicó a la composición, dirección orquestal y docencia. Tenía sólo once años en 1843, cuando partió de su natal Hungría rumbo a Leipzig, para estudiar con Mendelssohn en el recién fundado Conservatorio de la ciudad. El talento de Joachim era tan evidente que el mismo Mendelssohn dijo no tener nada que enseñarle y las “clases” se convirtieron en sesiones de música de cámara, juntos. Felix llevó a Joachim a Londres, donde llegaron a tocar con el compositor y violoncellista Jacques Offenbach; posteriormente en Weimar, Joachim trabajó como concertino de Franz Liszt, al poco tiempo se separó de él y de su estética musical, mientras tanto hacía buena amistad con Robert Schumann. Fue en Hannover, en 1853, donde Joachim conoció a Brahms, le presentó a Liszt y a Schumann, y dirigió los estrenos del Primer Concierto para piano y de la Serenata No. 1. En correspondencia, Brahms escribió para Joachim su Concierto para violín, entre otras obras. En 1869 Joachim fundó con su nombre el cuarteto de cuerda más respetado de su tiempo. Compartían puntos de vista estéticos, lo que derivó en una amistad cercana y productiva para ambos. Sin embargo en 1880 –un año después que Brahms le compuso y dedicó el Concierto para violín– Joachim inició un proceso de divorcio contra su esposa, la mezzosoprano Amalie Weiss, con quien se había casado en 1863. Clara Schumann, amiga en común de ambos, apoyó a Joachim, en tanto Brahms tomó partido por Amalie, escribiéndole una carta que más tarde ella utilizaría en la corte, determinando el juicio a su favor. Joachim, molesto, se alejó de Brahms, quien afligido padeció la pérdida de su amigo. Seis años después, Brahms decidió reparar el daño dedicándole a Joachim una nueva obra, el Doble Concierto, que incluía una parte solista para Robert Hausmann, violoncellista del Cuarteto Joachim. Cuando se publicó la partitura, a principios de 1888, Brahms envió la primera copia a Joachim con la inscripción «Para aquel para quien fue compuesto». Poco después, retomaron su amistad. Axel Juárez