Mozart / Brahms 11/06/21

Axel Juárez | Tlaqná
Concierto para piano n.°15 - Wolfgang Amadeus Mozart / Serenata n.° 2 - Johannes Brahms

La corta y agitada vida de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) bien podría servir de modelo para entender profundos cambios musicales y sociales en la Europa del siglo XVIII. Es a mediados de ese siglo cuando la música, más que otras artes, «vivió una brusca escisión entre la teoría y la práctica. Para Johann Sebastian Bach, por referir a un maestro que murió en el meridiano de aquel siglo, la teoría y el hecho artístico eran algo indisociable, se alimentaban mutuamente; pero el eclipse barroco trajo consigo un nuevo modo de entender la música que vino a plantear la relación entre el arte y el artista» 1. Esta conflictiva situación sociomusical exigía de los compositores hacer más creíble su música, adecuándola a las ideas racionalistas en boga, asentadas en la Ilustración. A partir de Mozart se puede ir rastreando una ruptura sociomusical respecto a los compositores de siglos anteriores. Esta escisión tiene que ver con el mundo de las emociones y los afectos. Independientemente de su importancia sonora, musical, la vida de Mozart nos da pistas para entender transformaciones sociales y estéticas. El holandés John Neubauer (1933-2015), quien fuera un estudioso de la literatura comparada con intereses en la música, indagó acuciosamente en ese cambio de lo que la música representaba antes y después de la época de Mozart: «el paso de este tipo de representación musical del XVII y principios del XVIII a lo que se dio en llamar la expresión musical de finales del XVIII [...] se trató de un movimiento hacia una mayor verosimilitud en la representación, pues ahora se les exigía a los compositores que realizaran un retrato cuidadoso de emociones finamente matizadas, individualizadas y personales, y no de las pasiones normales» 2. El glorioso y genial arte de Mozart se enmarca en esa coyuntura. Es importante aclararlo puesto que su estilo musical es una síntesis de muchos elementos diferentes, fusionados sobre todo en los años que pasó en Viena. Su música madura, caracterizada por una exquisitez melódica, elegancia en sus formas, riqueza de armonía y texturas, estuvo marcada por la ópera italiana y arraigada en algunas tradiciones instrumentales de Austria y el sur de Alemania. A diferencia de otros grandes maestros, como Haydn (mayor por 24 años) y Beethoven (menor por 14 años), Mozart destacó en todas las corrientes musicales y estilos populares de su tiempo, por lo que se le considera el compositor más universal de la historia de la música occidental. La última década de Mozart fue un periodo de madurez musical que, en palabras de Ramón Andrés, «fijó y consolidó un modo de concebir la música»

 

Mozart se casó el 4 de agosto de 1782, iniciando una dispendiosa y hedonista fase de su vida, llena de lujos, fiestas, cambios de domicilio y sus primeras deudas. En 1783 había firmado un contrato que no le reportaba ganancias directas pero sí difusión de su obra y prestigio. Comenzó a cobrar sus clases por mensualidades y no por sesión. Mozart ya era famoso y en una ciudad tan importante para su oficio como lo era Viena. Fue en esta época que comenzó su primera serie de presentaciones pianísticas. Para febrero de 1784 había terminado su Concierto para piano y orquesta No. 15 en Si bemol mayor, K. 450 (1784). Durante el mes siguiente ofreció diecinueve recitales –la mayoría en salones de la nobleza– con él mismo al piano como solista, tocando –entre otros– su Concierto No. 15. En 1799, un crítico de los primeros periódicos dedicados a la música –Allgemeine Musikalische Zeitung–, comentó la destacada participación orquestal y las dificultades tanto para el solista como para la orquesta en este concierto: 

 

No está tan bien elaborado como otros de los conciertos más recientes del compositor, por otro lado, su delicadeza explica un acompañamiento instrumental más ligero y adecuado, más práctico en su conjunto que en algunos de los conciertos anteriores. Ciertamente es más fácil encontrar diez pianistas que ejecuten incluso el más difícil de estos conciertos, que una sola buena orquesta que los acompañe

 

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Dentro de los variados géneros de la música de concierto encontramos algunos pensados para ser interpretados al aire libre, como son el divertimento, el notturno y la serenata; géneros surgidos a mediados del siglo XVIII, contemporáneos de la sinfonía y de la partita orquestal. En el caso de la serenata, el término evoca un “saludo musical”, generalmente realizado al aire libre, por la noche, dedicado a una persona amada o a personajes de cierto rango social. Derivada del latín serenus, el concepto se comenzó a utilizar en Italia con el nombre de serenata desde el siglo XVI para referirse a algunas obras vocales; en el siglo XVII a ciertas obras que integraban instrumentos y canto, para pasar al XVIII en referencia a obras puramente instrumentales. El género serenata fue adquiriendo características específicas de estructura e instrumentación, las escritas por Mozart se volvieron canónicas en este sentido. Compuestas principalmente en Italia, Austria, Alemania y Bohemia, las serenatas solían interpretarse alrededor de las nueve de la noche, mientras que su símil el notturno solía tocarse hacia las once de la noche

 

El compositor alemán Johannes Brahms nació en Hamburgo el 7 de mayo de 1833 y murió en Viena el 3 de abril de 1897. Admirador y heredero de la tradición beethoveniana, en su música integró al romanticismo el rigor de las formas clásicas y barrocas. El precoz talento de Brahms fue impulsado por su padre Johann Jakob, músico independiente y multinstrumentista, quien le dio sus primeras lecciones musicales. Para el especialista George S. Bozarth, Brahms es el sucesor de Beethoven y Schubert en cuanto a las formas mayores de la música orquestal y la música de cámara; heredero de Schubert y Schumann en lo que respecta a las formas menores, el preludio, estudio, impromptu y la canción (lied); legatario de los polifonistas renacentistas y barrocos en tanto música coral. Johannes Brahms, de manera muy creativa, hibridó las prácticas musicales de tres siglos con el folclor europeo y con el lenguaje musical de mediados y finales del siglo XIX.

 

El martes 19 de abril de 1853, Brahms abandonó la casa de sus padres, en Hamburgo, para embarcarse en un viaje que cambiaría su carrera musical. Aún no había cumplido veinte años cuando salió de su ciudad natal y comenzó una gira como pianista acompañante del violinista y compositor húngaro Ede Reményi, quien lo presentó con importantes figuras de la música europea, «Brahms vio en Reményi la oportunidad de llegar al gran mundo de la música alemana y de conocer a algunos de los músicos a los que más admiraba […] A través de Reményi podría conocer a Joachim, posiblemente a Schumann, tal vez a Liszt». Y así fue. Por mediación de Reményi, Brahms pudo conocer al mítico director de orquesta, violinista y compositor húngaro Joseph Joachim, y gracias a el conoció a una de las parejas musicales más famosas de la historia: Robert Schumann y su esposa Clara —quien era una de las pianistas más distinguidas del momento–. El 1 de octubre de 1853, con sus partituras bajo el brazo, Brahms conoció a la pareja de músicos en Düsseldorf. Ambos registraron en sus diarios la impresión. Schumann anotó: «Visita de Brahms, un genio». Clara, emocionada y elocuente, escribió: 

 

Ha venido a vernos alguien como enviado del cielo. Nos ha tocado sus sonatas y scherzos que están llenos de rica fantasía, de increíble profundidad en sus sentimientos y de maestría total en su forma. Robert no ha visto motivos para sugerir ningún cambio. Era conmovedor verle delante del piano, con su hermoso rostro transfigurado por la música. Sus delicadas manos eran capaces de superar las mayores dificultades técnicas (su música es muy difícil). Le espera un gran futuro. Tiene que escribir pronto para orquesta. Ahí encontrará el verdadero medio para desarrollar su imaginación. 

 

A partir de este encuentro, el talento del joven Brahms encontró reconocimiento y cobijo en Clara y Robert. Como predijo Clara Schumann en su diario, Brahms halló en el lenguaje orquestal el medio adecuado para desatar su creatividad musical. Seis años después del afortunado encuentro, terminaba su Serenata para pequeña orquesta No. 2 en La mayor, Op. 16 (1859), dedicada a Clara Schumann, con una orquestación peculiar, sin violines, ni trompetas ni percusión; esta decisión –modificada en una segunda versión en 1875– otorgaba los roles de la melodía a los instrumentos de aliento y a las violas. La profunda amistad, admiración y pasión que se profesaron Clara Schumann y Johannes Brahms se acentuaba en el oficio compartido, a menudo ella era la primera persona que escuchaba sus composiciones y la Serenata No. 2 no fue la excepción. Cuando Brahms le envió el Adagio de su segunda serenata, para que le hiciera algún comentario, Clara le respondió que le atraía tanto «como si mirara cada filamento de una flor maravillosa, ¡es muy hermoso! El movimiento entero tiene una atmósfera espiritual, casi podría ser un Kyrie Eleison». Las serenatas de Brahms representan un trabajo de juventud con las que el compositor estaba adquiriendo experiencia en la escritura orquestal, aprendiendo sobre las formas compositivas a gran escala, como posteriormente lo demostraría en sus magníficas sinfonías. Sus serenatas también son homenaje a la gran tradición mozartiana de las serenatas y los divertimentos, así como al septeto de Beethoven (1799) y al octeto de Schubert (1824). La Serenata No. 2 –junto con el Concierto para piano No. 1– se pueden considerar las primeras obras orquestales importantes de Brahms.

 

1 ANDRÉS, Ramón (2003): Mozart, Barcelona, Ediciones Robinbook, p. 11.

2 NEUBAUER, John (1992): La emancipación de la música. El alejamiento de la mímesis en la estética del siglo XVIII, Madrid, Visor, p. 23.

3 ANDRÉS, op. cit., p. 173.

4 KEEFE, Simon P. (2005): «The concerto from Mozart to Beethoven: aesthetic and stylistic perspectives», The Cambridge Companion to the Concerto, Simon P. Keefe (ed.), Reino Unido, Cambridge University Press, p. 80.

5 UNVERRICHT, Hubert y EISEN, Cliff (2001): «Serenade», The New Grove Dictionary of Music & Musicians, Stanley Sadie (ed.), Nueva York, Grove’s Dictionaries.

6 A partir del siglo XIX el concepto Romanticismo había comenzado a definir un nuevo espíritu de la época más cercano a las artes, a las ciencias, a la filosofía y a la política. Movimiento complejo y convulso, se extendió desde finales del XIX hasta principios del XX. En cualquiera de sus manifestaciones, el Romanticismo resaltaba el mundo de las emociones y de las sensaciones por encima de las formas y el orden. Los países europeos lo vivieron desde sus particularidades, en Italia cobró tintes políticos, donde poetas y compositores buscaban independencia política; la figura de Giuseppe Verdi cobró especial importancia. En Alemania, el movimiento encarnó principalmente en la música, a la que incluso los poetas le reconocían supremacía artística; en esta Alemania donde además se buscaba una síntesis de las artes, el personaje de Richard Wagner fue decisivo. Fue en este periodo donde crece el número de músicos de la orquesta y aparece el elemento del virtuosismo que dio lugar a músicos como Berlioz, Liszt y Paganini.

7 MCDONALD, Hugh (2019): Música en 1853. La biografía de un año, Francisco López Martín y Vincent Minguet (trad.), Barcelona, Acantilado, p. 25.

 

Axel Juárez