Mozart /Tchaikovsky 28/10/22

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Oda fúnebre Masónica, Concierto para piano No. 22 - Wolfgang Amadeus Mozart / Sinfonía n.° 6 Patética
MOZART ODA FÚNEBRE MASÓNICA El Barón Otto Heinrich von Gemminge-Hornberg, amigo personal de Mozart, influyó en el acercamiento de Mozart a la Masonería. Ingresó a la Logia Masónica de Viena Wohltätigkeit (Beneficencia), el 14 de diciembre de 1784 teniendo como padrino a Ignaz von Born, escritor, naturalista y organizador del Museo Imperial de Viena. Primero fue aprendiz, luego promovido a “compañero” llegando a ser Maestro Masón. La masonería, a la cual perteneció en los últimos 7 años de su vida, fue muy importante para Mozart atraído por sus principios humanitarios de la Ilustración, la hermandad universal, su filosofía sobre el conocimiento contra la ignorancia y el fanatismo. Era el centro de pensamiento de importantes intelectuales como Voltaire, G. Washington, Simón Bolívar, León Tolstoi y Oscar Wilde, por citar sólo algunos. Mozart escribió varias obras relacionadas a la masonería además del simbolismo masónico en su Réquiem, y las óperas La Clemenza de Tito y La Flauta Mágica cuyo libreto fue escrito por un hermano masón. En el caso de la Oda Fúnebre Masónica o Música para un Funeral Masónico, la compuso en 1785 para una ceremonia en memoria de dos de sus hermanos de la Logia fallecidos: el Duque Georg August zu Macklenburg y el Conde Franz Esterkázy von Galantha. Posteriormente se estrenó en un concierto el 9 de diciembre del mismo año. Esta obra profunda y solemne está escrita para alientos y cuerdas con una duración de alrededor de 6 minutos. MOZART CONCIERTO PARA PIANO NO. 22 EN MIB MAYOR, K482 Mozart escribió el concierto no. 22 en el año 1785 en Viena a los 29 años de edad. Viena, la capital del Imperio Austro-húngaro donde Mozart residía desde 1781 era en ese tiempo una ciudad muy activa en cuanto a la música: abundaban los conciertos, los editores de música, vendedores de partituras e instrumentos musicales, mecenas, copistas. Este concierto para piano y orquesta fue el primer concierto en el cual Mozart introdujo clarinetes en su orquestación. Lo comenzó a escribir en noviembre de ese año al mismo tiempo que el inicio de su ópera Las bodas de Fígaro y lo terminó el 16 de diciembre, tan solo un mes después. Según parece, el estreno se realizó el mismo día en que lo terminó por lo que cabe la pregunta de si se alcanzó a tener tiempo de ensayar antes de la presentación. Un dato curioso en torno a este concierto es que se estrenó durante el entreacto del Oratorio Esther del compositor austríaco Carl von Dittersdorf, una práctica usual en esa época, pero incomprensible para la actual. El segundo movimiento tuvo tanto éxito que tuvieron que repetirlo. El concierto tiene tres movimientos: Allegro, Andante y Allegro, y hay algunos datos interesantes que vale la pena mencionar de esta bellísima obra. En el segundo y tercer movimiento crea un hermoso diálogo del piano con la flauta, el clarinete y el fagot, una exposición al estilo de la música de cámara. Por otra parte, en el tercer movimiento que inicia con un compás de 6/8, después de una primera cadencia escribe un Andantino Cantabile en un compás de 3/4 para retomar el Allegro nuevamente al terminar otra cadencia. Las cadencias (o cadenza) de un concierto es un pasaje indicado por el autor en el cual la orquesta deja de tocar permitiendo que el solista improvise durante unos compases con un estilo libre que generalmente es bastante virtuoso. Mozart nunca escribió sus cadencias porque las improvisaba en el momento del concierto, una práctica que se dejó de aplicar años después. Algunos compositores de la época y posteriores escribieron las cadencias que fueron editadas ya listas para ser interpretadas por el solista. Uno de los compositores que escribieron excelentes cadencias fue Johann Nepomuk Hummel quien fuera discípulo de Mozart. El pianista Alex Cámara, solista en el concierto de hoy, ejecutará sus propias cadencias retomando la práctica inicial de esta modalidad lo cual es de aplaudir. P. I. TCHAIKOVSKY SINFONÍA No. 6 OP. 74 PATÉTICA En febrero de 1893, Tchaikovsky escribe una carta a su sobrino Vladimir Davydov en la cual relata los avances de una nueva sinfonía, así como las novedosas características que ésta contiene, en dicho documento expresa lo siguiente: …mientras la componía en mi cabeza, lloré mucho. A mi regreso me senté a escribir los bocetos, y el trabajo fue tan enérgico y rápido que en menos de cuatro días el primer movimiento estaba completamente listo, y los movimientos restantes ya estaban claramente acabados en mi cabeza. El tercer movimiento ya está a medio hacer. La forma de esta sinfonía tendrá mucho de novedoso y, entre otras cosas, el final no será un ruidoso Allegro, sino por el contrario, un largo y prolongado Adagio. Considerada por Tchaikovsky como “la mejor y la más sincera de todas sus sinfonías”, la Sinfonía No. 6 Op. 74 se estrenó en octubre de 1893 bajo la batuta del mismo autor. El adjetivo de Patética, no fue otorgado por Tchaikovsky, de hecho no le gustaba dicho título. A pesar de esto, su hermano Modest le apodó de este modo, y se publicó con el nombre de Symphonie pathétique. La enorme apreciación que tenía Tchaikovsky por esta sinfonía la expresaba incluso a los mandatarios de su país, ejemplo de ello es la carta que dirigió el mismo año del estreno de la obra al Gran Duque de Rusia, Konstantin Romanov: Sin exagerar, he puesto toda mi alma en esta sinfonía, y espero que Vuestra Alteza la apruebe. No sé si la sinfonía es original en cuanto a su material musical, pero en cuanto a su forma, muestra una característica original, en el que su Finale está escrito en tempo de Adagio, en lugar de Allegro, como suele ser usualmente. El primer movimiento de esta sinfonía comienza con una introducción lúgubre. Los contrabajos realizan un movimiento cromático descendente (mi-re#-re-do#-si), el cual, en la época del barroco era conocido como pathopoeia. El nombre de esta figura retórica se compone de las palabras en griego pathos (pasión) y poeia (hacer). Es quizás de ahí el origen del nombre con el que esta sinfonía es conocida. En la sección intermedia de este apasionado movimiento la orquesta irrumpe abruptamente y el tema del inicio aparece de nuevo con un carácter feroz, repleto de vehemencia, no obstante, el retorno a este tema no suena como un punto de llegada, así, esta enérgica sección continúa hasta que el movimiento se va desvaneciendo en una tranquila coda. El segundo movimiento, recuerda a la música para ballet compuesta por Tchaikovsky. Escrito en tres secciones (A-B-A’), la primera parte comienza con el tema principal en la sección de cellos, una especie de vals escrito en un compás de 5/4. La parte intermedia dolcezza e flebile (débilmente y con dulzura) contiene un carácter mucho más íntimo y melancólico. Concluye con el regreso al tema presentado al inicio. El tercer movimiento está compuesto en forma de marcha, con carácter triunfante, ligero y lleno de vivacidad, estos elementos que aluden al scherzo (juego). El vigor que este movimiento transmite conduce al oyente a un estado de alegría y victoria. Sin embargo, el triunfo es pasajero…un Adagio lamentoso es el final para esta sinfonía. El cuarto movimiento de esta obra nos recuerda a aquel sentimiento trágico y dramático con que inició, llenos de congoja y resignación están compuestos los temas que posee este desolado movimiento. Las últimas notas evocan el moribundo palpitar de un corazón que poco a poco deja de latir. Jorge Oscar González, Facultad de Música, Universidad Veracruzana