Sierra / García / Guzmán / Schönberg 12/05/23

Gretchen Jiménez | Tlaqná
Fandangos / Tres danzas cubanas / Inspiraciones Costarricenses / Peleas y Melisande
Roberto Sierra: Fandangos (2000) Nacido en Puerto Rico, Roberto Sierra (1953) se inscribe en el ámbito musical latinoamericano como un compositor de gran relevancia. Sus estudios superiores en música transitaron, en un principio, en el Royal College of Music en Kensington, Londres y, posteriormente, en el Instituto de Sonología en la Universidad de Utrecht, en los Países Bajos, agregando a su trayectoria una formación avanzada en composición en el Hochschule für Musik en Hamburgo, Alemania bajo la tutoría del prestigioso compositor Gyorgy Ligeti. Posee, además, un extenso catálogo de obras, célebres reconocimientos (Premios Grammy Latinos 2015, 2016, 2018, 2021 & Premio Tomás Luis de Victoria 2017) y residencias como compositor con las Orquestas Sinfónicas de Milwaukee, Filadelfia, Puerto Rico y Nuevo México. Su estilo de creación se desenvuelve a través de grandes y pequeñas formas musicales, ensambles y géneros académicos, con un lenguaje que relaciona de manera espontánea las entonaciones tradicionales populares y los dominios sonoros más allá de la tonalidad, o lo que puede ser entendido como la transgresión de las organizaciones y jerarquías entre las diferentes alturas de los sonidos. Con su obra Fandangos, compuesta en 2000 y estrenada al año siguiente, Sierra invoca tanto el origen español de este género popular como los entrecruzamientos culturales dados a partir de las afluencias migratorias en América. Desde sus diversos timbres instrumentales y ritmos, en una sucesión de melódicas y contrastes, Fandangos configura una dramaturgia donde integra lo musical y danzable… el impulso y espíritu nacionalista desde una poética auténtica. Alejandro García Caturla: Tres danzas cubanas (1927) Los estudios musicológicos e historiográficos sobre García Caturla (Cuba, 1906 - 1940) destacan sus trabajos como violinista, director de orquesta y compositor, siendo esta última práctica la que consignó su nombre entre los grandes del siglo XX cubano y latinoamericano. Recibió clases de música de importantes pedagogos como Fernando Estrems (pianista), María Montalván (pianista) y Pedro Sanjuán (compositor), completando su formación con Nadia Boulanger (compositora y directora de orquesta) la pedagoga francesa más trascendente de aquella centuria. Mas, su estilo de composición estará marcado no solo por los valiosos saberes aprehendidos en el ámbito de lo musical sino igualmente por su postura ideológica en concordancia con el Grupo Minorista al que estaba vinculado. Su lenguaje poético, por tanto, logrará compendiar la proyección intelectual izquierdista, la defensa de los valores nacionales de la cultura y el desafío de las convenciones musicales existentes como esencias irremplazables en su búsqueda de la identidad. De estas intencionalidades creativas surgen las Tres danzas cubanas para orquesta sinfónica: I. Danza del tambor II. Motivos de danza III. Danza lucumí La fecha de composición se registra en 1927 y su estreno en España en el año 1929. Posteriormente fueron adaptadas, por el propio García Caturla, para formato de banda de conciertos y la “Danza del tambor” versionada para ensambles pequeños de cámara y también para piano. Las Tres danzas cubanas constituyen, pues, una de las obras más difundidas de este compositor, un registro inestimable de entonaciones y ritmos de procedencia africana que manifiestan el imaginario de una tradición en resistencia, los influjos en la conformación de la cubanidad y la intensiva conflictividad de sus mixturas culturales. Carlos Guzmán: Inspiraciones Costarricenses (2011) Carlos Guzmán (Costa Rica, 1957) es un músico de amplia trayectoria y prestigio en Costa Rica, lo mismo que en los países de América del norte, central y del sur, incluyendo Alemania y Francia. Su formación musical y desempeño artístico como compositor, arreglista y director musical le permiten recorrer lo académico y popular con una originalidad indiscutible. Así pues, su catálogo de obras resulta una compilación de los más diversos géneros y formatos donde lo popular tradicional tiene un lugar prominente. Cuenta, además, con notables premios (Premio Fama Ministerio de Cultura 1991, Premio Compositor del Año 2000, Premio Nacional de Cultura 2008) y un vínculo alternado con la docencia como espacio de motivación y creatividad. Inspiraciones Costarricenses significa una de sus obras más destacada donde hace coincidir, a modo de sucesión, las principales canciones típicas de Costa Rica. En palabras del propio Guzmán al periódico La Nación especifica: “A mí se me ocurrió la idea de enlazar de una manera fluida un gran número de canciones costarricenses populares. Este arreglo debía pasar de una canción y de un ritmo a otro de una manera fácil de escuchar, y así surgieron las Inspiraciones Costarricenses”. De este modo, se dejan escuchar mezclas y contrastes de sonoridades sublimadas en el formato sinfónico, melodías de bellísimas facturas… superposiciones de patrones rítmicos que convocan lo danzable. Mas, aun cuando las Inspiraciones… reflejan los cantos y ritmo populares de Costa Rica, asimismo semejan una suerte de canto donde Centroamérica y el Caribe se reconocen. Arnold Schönberg: Peleas y Melisande (1903) El nombre de Arnold Schönberg (Austria, 1874 - 1951) representa para la historia de la música aquella apertura hacia la superación del sistema tonal, una concepción de lo sonoro como materialidad autónoma que renunciaba a cualquier esquema estricto acerca de los enlaces o nexos entre los sonidos. La exploración de Schönberg en torno a lo musical derivó, luego, en la creación de una metódica que estructuraba libremente los doce sonidos semitonales en forma de serie, conocida como dodecafonismo. Mas, esta renovación del lenguaje musical que impregnó la oleada de vanguardia fue el resultado de una transición que se hizo evidente en el primer estadio creativo del compositor. Peleas y Melisande se descubre entre las obras tempranas de Schönberg y ha sido considerada por el crítico musical Herbert Glass como “el último suspiro del romanticismo”. Registrada, entonces, bajo el opus 5, Peleas… es un poema sinfónico para orquesta en un solo movimiento, basada en la obra homónima de Maurice Maeterlinck. Desde lo dramatúrgico esta pieza propone una alusión a lo literario y poético, una convocatoria de expresiones sensibles cargadas de alegorías que se enfatizan en cada una de las secciones por las que discurre. Tomando, así, el amor imposible como esencia extramusical, Schönberg ofrece un itinerario de resonancias entre lo movido (Die ein wenig bewegt – zögernd), violento (Heftig), dinámico (Lebhaft) o lento (Langsam) para evocar las misteriosas y ocultas correlaciones entre los protagonistas & antagonistas principales… y, desde una perspectiva romántica tardía con texto simbolista, presagia el advenimiento de la era postonal.