Música de películas 26/04/24
César Segura | Tlaqná
El señor de los anillos / Star Wars / El Aprendiz de Brujo / La Misión / Indiana Jones / Piratas del Caribe / My Fair Lady
Howard Shore escribió el score para El señor de la anillos mientras restauraba una casa, en medio de un jardín en un bosque de robles:
Noté que a medida que los jardines mejoraban, volvía la sensación de equilibrio y mi composición mejoraba. Me identificaba con Tolkien en el sentido de que valía la pena luchar por todo lo verde y lo bueno. Es la lucha por la preservación de la naturaleza por encima de la industrialización, e iba a ser una batalla para salvar la bondad de la tierra. (Beauget 2022).
El score sirve para comprender la complejidad de la historia, los personajes, las culturas: los elfos de Rivendell, los elfos de Lothlórien, los simples y los hombres y sus intereses, muchas veces contrapuestos.
El conflicto central inspiró al compositor a crear leitmotivs evocadores que representan escenas y personajes, entrelazándolos hábilmente: al inicio percibimos los sonidos etéreos del tema de los elfos y un coro femenino acompaña las cuerdas cuando inicia la narración del anillo único de Galadriel, reina de Lothlórien. Cuando ha concluido el prólogo, el tema musical cambia a un tono dramático que incluye un coro masculino y percusiones que avizoran el tema bélico, conflicto primordial del control de la Tierra Media; posteriormente va diluyéndose y reapareciendo el leitmotiv inicial. La música refleja temas relacionados con los personajes en contraposición a la atmósfera y el estado de ánimo, añadiendo profundidad a los personajes en un conflicto que definirá su destino y el del universo que habitan.
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George Lucas construyó un mito con Star Wars. Tomando como influencia la lectura de El héroe de las mil caras, de Joseph Campbell, seleccionó hitos narrativos de la cultura para conformar el universo de su saga: Flash Gordon, películas de Akira Kurosawa, western americano, Dune de Frank Herbert y más, que hicieron que Star Wars se estableciera en la cultura popular como mito.
Parte importante de esta creación se debe a John Williams, a quien Lucas envió la película acompañada de fragmentos de música clásica como ejemplos sonoros. Williams utilizó esta lista de obras, incorporándolas como leitmotivs: retomó el score de Kings Row (1942), compuesta por Erich Korngold; utilizó un solo de tuba para personificar a Jabba a partir de Pedro y el lobo, de Prokófiev; “El mar de dunas de Tatooine” utiliza referencias de La consagración de la primavera, de Stravinsky; constantes referencias a Los planetas, de Holst; en la “Marcha imperial” hay ecos de la Sinfonía n. º 2 de Mahler y la Marcha fúnebre, de Chopin.
Estas paráfrasis musicales son planeadas por Williams y Lucas para insertar Star Wars en el público como una obra construida a partir de hitos en la historia musical, melodías plenamente reconocibles, y hacerlas sonar familiares, como algo que ha estado en el inconsciente colectivo desde hace tiempo.
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El aprendiz de brujo es una historia presente desde hace muchos siglos en la cultura popular europea: desde la más antigua, que data del 150 a.C., escrita por Luciano de Samósata, hasta el poema de Johann Wolfgang von Goethe, de 1797, que a su vez fue la base para que Paul Dukas compusiera el poema sinfónico homónimo en 1897.
Esta historia presenta el tópico de la creación que sale del control del creador, y encontraría eco, de manera irónica, en la historia de cómo se creó el largometraje Fantasía, un fracaso que puso en riesgo los estudios Disney: Walt utilizó todos los recursos de su empresa en la producción de El aprendiz de brujo –incluido más tarde en Fantasía–, lo que significó un aumento de tres veces el presupuesto normal para Sinfonía tonta, cortos de animación musicalizados que produjeron durante varios años. El nombre Fantasía lo sugirió Leopold Stokowsky, director elegido por Walt después de un concierto de la Filarmónica de Los Ángeles, en referencia a la composición musical.
Fantasía fue un fracaso comercial: sólo se proyectó en doce salas que contaban con la tecnología de audio fantasound, que grababa la música con varios micrófonos y la reproducía en el mismo número de altavoces para crear un efecto estereofónico.
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Leonard Bernstein fue la primera opción para componer la banda sonora de La Misión, la historia de jesuitas del siglo XVI que luchan por impedir que los indígenas se conviertan en esclavos. Ennio Morricone fue la segunda opción, a quien le hicieron solicitudes musicales como apegarse al estilo de la época, incluir música tradicional guaraní y una pieza para oboe. Esta última consigna dio como fruto "Gabriel’s Oboe”.
Cuenta Morricone que cuando lo invitaron la película estaba finalizada, de modo que que Jeremy Irons, quien interpreta al misionero Gabriel, filmó la secuencia moviendo los dedos al azar sobre la flauta:
Primero escribí el tema para oboe del padre Gabriel en un estilo posrenacentista, anotando todos los adornos típicos de aquella época: acciaccaturas, mordentes, grupetos, apoyaturas, buscando al mismo tiempo imitar el estilo en que el actor movía los dedos por el instrumento en la escena donde tenía lugar su primer contacto con los guaraníes en las cascadas, cuando lo rodean para matarlo. (Morricone y De Rosa 2017).
Desde su estreno, “Gabriel’s Oboe” se convirtió en una de las piezas icónicas de la obra de Morricone. Para buscar inspiración, Morricone recurrió a la música de Monteverdi y Palestrina, pero también a los sonidos originales indígenas y a una amplia diversidad instrumental, combinación que en su conjunto hizo que el American Film Institue la ubicara en el lugar 23 entre las más importantes de la historia del cine.
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Durante un tiempo, Steven Spielberg buscó dirigir una película de 007; al no lograrlo, creó un James Bond arqueólogo, y fue así como surgiría Indiana Jones y los cazadores del arca perdida, en la que el coleccionista de objetos históricos emprende la búsqueda del arca de la alianza en una carrera contra los nazis. Para sonorizar esta historia de aventuras, Spielberg invitó a John Williams:
Mi primera tarea en En busca del arca perdida [título en España] fue crear un tema reconocible para el personaje de Indiana Jones. Cada vez que Harrison salta al caballo o hace algo heroico, quería hacer referencia a este tema. Recuerdo tocarle a Steven un par de opciones en el piano. A él le encantaron y simplemente dijo: "¿Por qué no usas ambos?" Así que esos dos temas se convirtieron en el tema principal y puente de lo que conocemos como “The Raiders March”. Lo interesante de “The Raiders March” es que es una pequeña melodía muy simple, pero dedico más tiempo a esos fragmentos de gramática musical que a cualquier otra cosa. La secuencia de notas tiene que sonar bien para que parezca inevitable, como siempre lo ha sido con nosotros. Fue algo que estuve esculpiendo durante algunas semanas, cambiando una nota aquí y allá, para encontrar la forma musical correcta. (Williams 2021).
La banda sonora fue reconocida con una nominación al Óscar, aunque perdió contra “Carros de fuego”, de Vangelis, el score responsable del éxito de la película.
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Originalmente, Piratas del Caribe es un parque de atracciones ubicado en Disneyland; pasaron 35 años para producir un filme que semejara la emoción de estar en este parque temático. Para la primera película, La maldición del Perla Negra, invitaron al productor Jerry Bruckheimer, al director Gore Verbinski y, para la banda sonora, a Alan Silvestri; sin embargo, el compositor no llegó a un acuerdo con el productor y abandonó el proyecto. A raíz de este desencuentro acudieron a Hans Zimmer, pero al estar involucrado en El último samurái, propuso a Klaus Badelt. Debido a estos intringulis, en Piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra, Klaus Badelt es acreditado como compositor de la banda sonora de la película, mientras que Hans Zimmer es productor musical y aparte se otorgaron créditos de "música adicional" a otros siete compositores, entre ellos Ramin Djawadi, Geoff Zanelli y Steve Jablonsky.
De toda la música de la franquicia, La maldición del Perla Negra cuenta con el tema que ha alcanzado mayor popularidad: “Él es un pirata”. Hans Zimmer creó una versión temprana del tema; sin embargo, suena completamente distinta de la versión que escuchamos al final de la película, por lo que a lo último se le atribuyó a Badelt.
Desde su debut cinematográfico en 2003, el tema ha sido remezclado por DJ Tiësto y es usado por el equipo de fútbol americano Tampa Bay Buccaneers.
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Pigmalión, obra de teatro escrita por George Bernard Shaw, se representó con éxito en el teatro inglés, y en 1938 se estrenó en los escenarios de Broadway una pieza basada ella. Posteriormente, el director George Cukor y Cecil Beaton convirtieron este argumento en paradigma cinematográfico del musical My Fair Lady. Estrenada en 1964 y estelarizada por Audrey Hepburn, contó con el mejor talento disponible en vestuario, composición, actuación, fotografía y documentación. Warner adquirió los derechos por 5 millones de dólares y el rodaje duró un año entero. También participaron los mejores en la parte musical, como Frederick Loewe, André Previn y Alan Jay Lerner.
Guillermo Cabrera Infante, admirador de las comedias musicales del Hollywood clásico, hace una pequeña crítica en “La commedia (musicale) e finita!”:
En My Fair Lady, con la pieza de Bernard Shaw como sólida estructura de comedia, la letra de Alan Jay Lerner y la música de Loewe (no confundirlo con el peletero español del mismo nombre), la coreografía de Hermes Pan (recuerden que ste fue el brillante coreógrafo que ayudó a Fred Astaire en sus trajines de tap y de danza, aunque hoy Hermes Pan diga menos que Herpes Dos) y el vestuario de Cecil Beaton: con todos esos ases en la manga, Cukor hizo una película como la obra y la comedia musical teatrales, totalmente verbal. (2012).