SEP. 20 TEMPO. 2 2024
Mariana Villanueva: Ritual
“Veo la mu?sica contempora?nea como un enorme caos; un hervidero de ge?rmenes, en el mejor sentido de la palabra, del cual saldra? el siguiente movimiento cultural de la humanidad” (Villanueva, 2001, p. 89). Las composiciones de Mariana Villanueva exploran lo misterioso y buscan un atisbo de lo eterno. Ritual, obra para orquesta compuesta en 1993, está inspirada en un rito chamánico yaqui descrito en Viaje a Ixtán. Las lecciones de don Juan (1975) de Carlos Castaneda: “una danza solitaria y sagrada que los chamanes realizan cuando perciben que su tiempo en este mundo ha terminado. Aque?l donde el chama?n sabe que le pertenece, y es a su vez, pertenencia de ese particular cachito de Universo. Ahi?, él y la madre tierra son uno y lo mismo... En ese punto del mundo, hay un solo espectador: su propia Muerte, la que al final de la danza, sen?ala hacia la eternidad” (Villanueva, 2024). Este rito de consumación se refleja en una estructura cíclica y repetitiva que crea un espacio sonoro que remite a un plano mágico de la existencia. Por ello, para Villanueva, esta obra también representa un agradecimiento y un homenaje a la vida. Obras maestras como La Consagración de la Primavera de Stravinsky, Sensemayá de Revueltas y Bolero de Ravel invocaron en Villanueva esa “constante repetición de un mismo material y su continua transformación, [Ritual] nace de un ritmo del tambor a partir del cual va surgiendo todo” (Villanueva, 2024). Fue estrenada en 1994 con la Orquesta de Carnegie Mellon de Pittsburgh bajo la dirección de Juan Pablo Izquierdo. “La versio?n revisada se realizo? en 2023 gracias a la inicitiva del Maestro Ludwig Carrasco, quien la presento? por primera vez con la Orquesta Sinfo?nica Nacional en febrero de 2024 y gracias a quién esta composición ha logrado renacer” (Villanueva, 2024).
Sobre su biografía. Mariana Villanueva nació en la Ciudad de México en 1964. Estudió composición con Mario Lavista en el Conservatorio Nacional y en el CENIDIM tomó clases con Daniel Catán, Federico Ibarra y Julio Estrada. Con este último, realizó su investigación doctoral en historia en la Universidad Autónoma Metropolitana. Completó su licenciatura y maestría en la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh, bajo la dirección de Leonardo Balada. Su música ha sido interpretada en México, Estados Unidos (Nueva York, Indiana, Nuevo México, San Diego y Pittsburgh), Europa (Suecia, Alemania, España y Suiza) y Sudamérica (Chile y Colombia). Su obra abarca desde partituras para instrumento solista y grupos de cámara hasta orquesta sinfónica. También ha compuesto música para teatro con el Ballet del Teatro del Espacio y el prestigioso Departamento de Drama de la Universidad de Carnegie Mellon. Ha recibido comisiones del Carnegie Mellon Trio, el Pittsburgh New Music Ensemble, la Coordinación Nacional de Música y Ópera del INBA, la UAM-Iztapalapa, el Ensamble Cosmopolitano de Berlín (2002), el Museo Nacional de Antropología y la National Flute Association de Estados Unidos. Ha publicado varios escritos, entre ellos el libro El latido de la ausencia (2014). Durante dos décadas, fue profesora en el Centro Morelense de las Artes, donde fundó y dirigió el primer ensamble de música contemporánea en Morelos.
Candelario Huízar: Pueblerinas
Candelario Huízar (1883-1970), destacado orquestador del nacionalismo mexicano, consolidó su reputación a través de sus cinco sinfonías y tres poemas sinfónicos: Imágenes, Pueblerinas y Surco. Compuesta en 1931, Pueblerinas se estructura en tres movimientos: Moderato flessibile-allegro, lento y allegro vivo. En esta obra, Huízar evoca algunas músicas de los pueblos de México e incorpora melodías como “El jarabe de los panaderos” y “El sauce y la palma”. Su lenguaje musical, profundamente nacionalista y característico de la época, se refleja en las armonías, timbres y texturas del poema sinfónico. La orquestación, que recuerda a la alineación típica de una banda de pueblo, contrasta con los pasajes líricos y suaves del movimiento central. De acuerdo con algunos musicólogos como José Antonio Alcaraz y Otto Mayer-Serra, la obra no solo presenta la creación de melodías propias y las reminiscencias de música bailable del país, sino que, podría tener referencias al compositor finlandés Jean Sibelius (1865-1957). Pueblerinas fue estrenada el 6 de noviembre de 1931, bajo la batuta de Silvestre Revueltas con la Orquesta Sinfónica de México.
Sobre su biografía. Nacido en Jerez, Zacatecas, Candelario Huízar heredó de su padre el oficio de herrero y, más tarde, el de orfebre. Su incursión en la música comenzó con la guitarra popular y el saxor. Posteriormente aprendió a tocar la viola y el violín. Sin embargo, su instrumento definitivo fue el corno. En 1907 se trasladó a la capital de Zacatecas, donde formó parte del cuarteto de cuerdas dirigido por el Dr. Enrique Herrera. Dos años después se unió a la Banda de Música del Primer Cuadro del Batallón de Zacatecas. En 1914, con la llegada de las fuerzas revolucionarias de Pancho Villa a la ciudad, Huízar se incorporó a la lucha armada. En 1917, Huízar se mudó a la Ciudad de México y al año siguiente ingresó al Conservatorio Nacional de Música, donde estudió corno con Arturo Rocha, armonía con Estanislao Mejía y Aurelio Barrios, y composición bajo la guía de Gustavo E. Campa y Rafael J. Tello. Simultáneamente, se unió a la Banda del Estado Mayor Presidencial, dirigida por Melquiades Campos. Además, trabajó como copista y bibliotecario en la Orquesta Sinfónica de México. Se graduó como cornista y compositor en 1924, y durante muchos años se desempeñó como profesor de armonía, composición e instrumentación en el Conservatorio. Como cornista, Huízar se incorporó a la Orquesta Sinfónica de México, fundada por Carlos Chávez (1899-1978). Su profundo conocimiento de la orquestación se debe a su experiencia como instrumentista de cuerdas y alientos, así como a su labor como bibliotecario y encargado de partituras de diversas épocas y estilos. Además, orquestó obras de compositores como Liszt, Vivaldi, Bach, Händel, Aldana, Galindo y Franco. Se han catalogado 372 composiciones de su autoría, de las cuales 116 han sido estrenadas y 41 grabadas. En 1951, Huízar recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes. No obstante, en sus últimos años, su vida y carrera se vieron gravemente afectadas por una severa parálisis, consecuencia de un accidente cerebrovascular.
Samuel Barber: Concierto para violín
Compuesto en 1939, el único concierto para violín de Samuel Barber se estructura en tres movimientos constrastantes: Allegro moderate, andante y presto en moto perpetuo. Al igual que la mayoría de sus composiciones, este concierto es eminentemente melódico. Con un estilo neorromántico, Barber se enfoca en la creación de atmósferas emocionales a través de melodías amplias y fluidas. El primer movimiento, presentado por el violín con el tema principal, destaca por su melodía expansiva y figuras rítmicas características. Un tema secundario, más vivaz, enriquece la sonoridad y contrasta con el lirismo predominante. El segundo movimiento cede el protagonismo al oboe al introducir una mayor tensión que, en ciertos momentos, evoca a Rachmaninoff. El último movimiento, aún más dinámico, refleja influencias de Shostakovich y Prokofiev, evidentes en las síncopas y las figuraciones rítmicas del solista. Un ambiente vertiginoso se va creando hasta el final del concierto a través de tal precipitación rítmica. El Concierto para violín fue compuesto por encargo para un joven violinista y tuvo su estreno en 1941 por Albert Spalding.
Sobre su biografía. Samuel Barber (1910-1981) nació en West Chester, Pensilvania, en un hogar próspero y culto. Compuso su primera pieza a los siete años. Considerado un "niño prodigio", comenzó sus estudios de piano, canto y composición a una edad temprana. Entre 1924 y 1932, estudió en el Curtis Institute of Music de Filadelfia. Barber, como pocos compositores, tuvo la fortuna de dedicar su vida casi exclusivamente a la creación musical. En 1935, recibió el premio Pulitzer en reconocimiento a su mérito estudiantil y el premio de la Academia Americana de Roma, además de ingresar a la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras. Aunque sus obras vocales le han brindado mayor fama, su extenso catálogo incluye óperas, como Vanessa —posiblemente la más célebre, estrenada en 1958—, así como danzas, obras corales, canciones para solista y piano, y composiciones para orquesta, incluyendo dos sinfonías, tres ensayos para orquesta y varias piezas para la escena. También compuso conciertos para violonchelo, piano, y otro para flauta, oboe, trompeta y cuerdas. Su Adagio para cuerdas es considerada su obra más renombrada. Samuel Barber falleció de cáncer en 1981 en Nueva York.
Silvestre Revueltas: Redes (Versión Kolb)
Redes, compuesta entre 1934 y 1935, fue la obra que situó a Silvestre Revueltas a la escena internacional. Desde su estreno en Nueva York en 1937, esta pieza recibió elogios de la crítica y se estableció como un referente en la composición para cine en Estados Unidos de América. Junto con Serguéi Prokófiev, Revueltas se consolidó como uno de los pioneros en la música para cine sonoro. Esta suite orquestal fue creada para un breve documental sobre los pescadores de Alvarado, Veracruz. En 1933, el gobierno mexicano promovía un proyecto artístico con "contenido social", a través de un cine educativo y comprometido con el nacionalismo e indigenismo. Carlos Chávez, quien dirigía el Departamento de Bellas Artes, inicialmente encargó la producción del filme al estadounidense Paul Strand, quien era el jefe de la Comisión de cine. Aunque el título original del proyecto era Pescados y Carlos Chávez iba a componer la música, tras su salida del cargo, el nuevo director de Bellas Artes asignó la banda sonora a Silvestre Revueltas. Según el musicólogo Roberto Kolb, quien ha estudiado la estructura del poema sinfónico como una obra autosuficiente, Redes no únicamente fue concebida para el cine, sino también para su interpretación en conciertos (al igual que Música para charlar, de 1938). La versión más interpretada de la pieza es una adaptación realizada por el director austriaco Erich Kleiber. En respuesta a esto, la Universidad Nacional Autónoma de México emprendió la tarea de reconstruir la versión original tal como la ideó el autor. Esta edición crítica, publicada en 2009 bajo la curaduría e investigación de José Luis Castillo y Roberto Kolb, se basó en manuscritos de 1934 y 1935, así como en la banda sonora del filme, debido a la falta de la partitura original de la grabación y la interpretación en concierto. Castillo y Kolb destacan la orquestación ambiciosa de este poema sinfónico, que claramente fue diseñado para concierto, con la música creada antes de filmación fuera concluida, influyendo en el ritmo y la estructura visual. La obra se divide en tres secciones principales vinculadas a la narrativa dramática: I. Introducción, II. Funeral y III. Fiesta de trabajo.
La introduccio?n sirve como base a los cre?ditos. A e?sta sigue la mu?sica que acompan?a la escena que muestra la pesca infructuosa de Miro (“Miro tira la tarraya; desilusio?n”). Un tercer episodio, andante mosso, corresponde a las escenas de pobreza (“chozas; miseria”). Sigue una escena hablada en la que, en balde, Miro pide prestado al patro?n para poder hospitalizar a su hijo moribundo. Prosigue ahora la mu?sica de “Funeral”, en la que se observa la procesio?n al panteo?n y el entierro del hijo del protagonista de la peli?cula. Finalmente, sin embargo, el ambiente fu?nebre da pie a un festivo Allegro moderato, pues se celebra una nueva pesca, esta vez rica y motivo de regocijo colectivo (Castillo y Kolb, 2009, p. 10).
Sobre su biografía. Silvestre Revueltas (1899-1940), aclamado por algunos musicólogos como el más destacado compositor latinoamericano del siglo XX, nació en Santiago Papasquiaro, Durango, en una familia de artistas reconocidos. A los ocho años comenzó a estudiar violín y, mientras se formaba en el Conservatorio Nacional de Música de la Ciudad de México, demostró un talento prodigioso para el instrumento. En 1917 se trasladó al Saint Edward’s College en Texas, y entre 1918 y 1922 estudió violín y composición en el Chicago Musical College. Como director de orquesta, Revueltas dirigió diversas agrupaciones en los Estados Unidos de América. En México, fue invitado por Carlos Chávez a asumir la subdirección de la Orquesta Sinfónica de México, cargo que ocupó entre 1929 y 1935. También dirigió la Orquesta del Conservatorio Nacional y enseñó violín y composición en la misma institución. Comprometido con los ideales socialistas y de izquierda del pensamiento posrevolucionario, presidió la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR). Su carrera, marcada por una maravillosa rapidez compositiva, avanzó vertiginosamente. En 1937, viajó a España con otros intelectuales mexicanos para apoyar la causa republicana durante la Guerra Civil. Allí dirigió algunas de sus obras, como Caminos, Janitzio y Redes. A su regreso a México en 1938, enfrentó dificultades económicas y se dedicó casi exclusivamente a la composición. Durante este período, creó su notable poema sinfónico Sensemayá, basado en el poema homónimo de Nicolás Guillén, que se ha convertido en una de las obras orquestales mexicanas de mayor prestigio internacional, ampliamente dirigida, interpretada, estudiada y grabada. En esa misma época, trabajó en Cinco horas y en música para cine como El indio y Música para charlar. Sin embargo, su obra más célebre es Noche de los mayas (1939), otra de las composiciones más memorables de su carrera. A pesar de su breve vida, su catálogo de obras es extenso e incluye una amplia variedad de partituras: orquestales, canciones, música de cámara, para pequeña orquesta, cine, ballet, teatro y vocal. Su originalidad e innovación en las técnicas compositivas le otorgaron una identidad consolidada y vanguardista. Revueltas sufrió problemas de salud mental debido a su lucha con el alcoholismo y, en 1940, falleció a causa de una bronconeumonía.